Capítulo 15: Vodka, Fiestas y Noches de Pasión

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Zac

Junio, 2012.

Observo mi reflejo en el espejo del baño de la chica desconocida que se encuentra ahora mismo durmiendo en su cama.

Mierda. ¡Que dolor de cabeza tan fuerte!

Es una señal de que estoy atravesando por una poderosa resaca. Qué noche la de anoche. Siempre suelo pasarla en grande, pero la fiesta de ayer fue a la mejor que he ido en años.

Mucho alcohol, muchas drogas, mucha gente encendida y muchas chicas atractivas. Eran tantas así, que logré escaparme con dos a la casa de una de ellas.

Al terminar nuestra muy activa noche de pasión, la que no vivía aquí se fue. Yo estaba demasiado cansado como para irme, por lo que me quedé a dormir.

Veo mi reloj de muñeca, once de la mañana. Creo que es el mayor tiempo que he estado en la casa de una de mis conquistas. Así me gusta decirles a las chicas con las que solo tengo aventuras de una sola noche, lo cual es casi siempre, así que tengo una larga lista de conquistas.

No es que sea un Casanova, para nada. Yo soy el maldito inventor de esa palabra, soy el padre de todos los casanovas de este mundo. Si alguien busca la palabra "Casanova" en el diccionario, encontrará una foto mía.

No es que sea arrogante o algo por el estilo, pero considero que he conquistado y seducido al mayor número de mujeres posible y soy conocido por mis numerosas aventuras amorosas.

Mi hermano me dice que mejore mi actitud y que no me sienta orgulloso de eso, pero mientras yo me mantenga feliz, lo demás no me importa.

Justo recibo un mensaje de mi compañero de vida.

Adam: "Hermano, ¿dónde estás? Mamá está loca buscándote. Debes venir ahora"

Zac: "Ya voy, dame quince minutos"

Decido salir de una vez por todas, solo espero no despertar a la chica cuando salga del baño.

Ha sido una misión exitosa huir del apartamento y como no soy tan mala persona, le he dejado a la chica una nota con mi número de teléfono. Ella fue realmente especial, merece una segunda vez.

***

–Zachary Lee Walker, ¿en dónde mierdas te habías metido? Estaba muy preocupada por ti. –Me grita mi madre con su mirada fija sobre mi desde el marco de la cocina cuando me ve pasar por la puerta principal de la casa.

–Lo siento, no volverá a pasar. –Trato de disculparme pasando una mano por mi cabeza, la cual aún duele mucho.

–Eso dijiste la última vez. –Me regaña.

–Pero la última vez volví temprano. Eran las siete de la mañana aquel día.

–No creas que puedes jugar conmigo, Zachary. Aún no tienes edad para andar bebiendo en fiestas hasta tarde. ¡Estás castigado! –Me regaña nuevamente mi madre alzando su voz.

–¡Mamá! No puedes castigarme.

–Pues, ya lo hice. Ahora sube a tu habitación, dúchate y baja para que me ayudes con el almuerzo. Y que sea rápido, Zachary. –Finaliza mi madre taconeando de vuelta a la cocina.

Mientras todos me llaman Zac, mi madre es la única que me dice Zachary. Ella piensa que tardó demasiado tiempo en escogerme un nombre como para recortarlo. Al contrario, yo pienso que Zac suena mejor, por lo que le digo a las personas que conozco que me llamen así.

Subo las escaleras para dirigirme a mi habitación, no sin antes entrar a la habitación de mi hermano para saludarlo.

–Dios mío, ¡el fiestero ha vuelto a casa! –exclama mi hermano estrechando su mano con la mía.

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