Capítulo 21: Un Motor

45 5 0
                                    

Espero ansiosamente que mi tía Alyssa pase a recogerme para ir a desayunar. Estoy bastante nerviosa, puesto que desde que tuvimos aquella pequeña discusión en la cena de hace unas semanas atrás en mi casa, nuestra relación ha estado un poco distante.

Me siento mal por haberle gritado de esa forma, pero como mi orgullo es más grande que yo, no me he disculpado con ella como se debe.

Esta mañana decidí cambiar las cosas cuando Alyssa me invitó a desayunar. En un principio iba a ser una cena, pero ya tengo la noche ocupada con Ava. Sugirió después un almuerzo, el cual negué, porque estaré con mis amigos.

Mi agenda está apretada hoy, me siento como una celebridad.

Me encuentro sentada en el mueble de la sala observando por la ventana; el lugar perfecto para fijarme cuando mi tía llegue.

Ella salió muy temprano de casa para arreglar unos asuntos, o eso fue lo que me dijo antes de irse.

Kevin no está en la casa, salió más temprano con Mason de compras, por lo que hay mucho silencio, uno que me incomoda. Me dispongo a colocar un poco de música, pero justo en ese momento llega mi tía, haciéndome saber que dejaré a un lado este terrible aburrimiento al que casi llego.

Al tiempo que me coloco de pie con ayuda de mis queridas muletas, ella se baja de su auto y, prácticamente, corre a la puerta, la que escucho abrirse.

– ¡Rizvana, llegué! –grita ella observando las escaleras.

–¡Estoy aquí! –Capto su atención y voltea a mirarme. Me sonríe.

–¿Necesitas ayuda con eso? –cuestiona observándome caminar hacia ella.

–No, tranquila. Sabes que lo he dominado.

–Entonces, es hora de irnos. –Salgo primero de la casa, y después sale ella cerrando la puerta con llave.

¿En qué momento consiguió llaves de mi casa?

Mason.

Desde que mi tío empezó a vivir temporalmente con nosotros, le ha dado una copia de la llave de mi casa a todos... bueno, no a todos, pero si a Alyssa, mis abuelos, y a Nathan.

La razón por la cual no le dio llave a Madison fue porque no la consideraba apta para cuidarla, y que Nathan podría hacerlo mejor. Andrea, por otro lado, admitió que siempre pierde las suyas y que no se quería hacer responsable de la mía.

Por lo menos fue honesta, y estoy segura de que la llave de mi casa no estará en manos de cualquier raro.

–¿A dónde te gustaría ir? –Pienso muy bien lo que voy a responder. No sé con seguridad a donde quiero ir, pero si sé que tengo ganas de comer algo sabroso.

–A donde sirvan comida muy sabrosa –digo finalmente con una amplia sonrisa.

–Bien, creo que conozco un lugar que te gustará. –Me sonríe, y unos minutos después nos encontramos recorriendo la ciudad hacia ese lugar que espera me guste.

–Tenía mucho tiempo sin venir aquí –digo al ver el pequeño local de comida al estilo rock and roll. Mi tía me ha leído la mente con respecto a comida sabrosa, pues, la de aquí es única.

–Me encanta este lugar, cada vez que puedo, vengo –dice con
ojos brillosos mientras apaga el motor y se dispone a salir del auto. Yo hago lo mismo.

Una vez adentro, admiro la belleza del lugar. Es hermoso y te hace sentir en una época vieja y divertida.

El olor que sale de la cocina es exquisito, por lo que mi hambre se ha disparado más.

En Mi CaminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora