Capítulo 22: Acosadora

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No sé en qué rayos estaba pensando cuando dije que buscaría al chico que gritaba maldad y le gritaría con todas mis fuerzas que él debe ser el motor de mi vida.

Por un lado, me sentía muy segura de hacerlo. Las palabras de Ava, que debía hacer algo que nunca había hecho antes, me dieron la fuerza para venir aquí, pero ahora estoy completamente muda frente al encargado del café, quien está expectante de mi respuesta.

–Señorita, le he hecho una pregunta.

–¿Ah, sí? ¿Cuál? –La más distraída del mundo y yo. Él ríe un poco y repite la pregunta que no recuerdo.

–¿En qué puedo ayudarla?

–Claro... –Hago una pausa en donde busco las palabras correctas. No sé cómo decirle lo que quiero realmente.

–¿Y bien? –Creo que el señor empieza a molestarse. Me armo de valor para comenzar a hablar.

–Hace unas tres semanas vine a este lugar y vi a un chico con el uniforme de aquí. –Pauso brevemente y el señor me observa curioso–. Verá, por asuntos médicos, yo necesito conocerlo. –¿Que mierdas dije? ¿Asuntos médicos?

Quiero que la tierra me trague en este preciso momento.

–Se de quien hablas, pero, ¿asuntos médicos? –Ríe un poco con confusión en su mirada–. Creo que él puede ser de todo menos un doctor –cuestiona divertido y me siento una completa tonta.

–Bien, no era eso lo que quería decir exactamente... es complicado. ¿No lo puede llamar? –Su mirada me evalúa durante unos segundos.

–Pareces buena chica, siéntate en una mesa vacía, lo enviaré a ti.

–Gracias, muchas gracias. –El señor me sonríe y se aleja hacia lo que creo es la cocina.

Yo por mi parte, me dirijo hacia una mesa cercana que, extrañamente, se encuentra vacía. Me siento en una de las sillas y espero a que el chico que gritaba maldad llegue.

Solo pasan un par de segundos cuando mis ojos, los cuales se encuentran fijos en la puerta por la que entró momentos atrás el encargado del café, observan a ese chico tan atractivo salir.

Él es demasiado sexy, fácilmente podría ser alguien que me llene de pasión. Pero aún no puedo hacerme ilusiones; si no es lo suficientemente interesante y divertido no puedo asegurar, ni siquiera, una amistad con él; y si cree que estoy loca por esto de venir a conocerlo, y me aleja de él, no obtendré ni una salida al parque.

Debo ser cautelosa con lo que diga y dejar que las cosas sucedan lentamente. Después de todo, soy una acosadora que ha venido en busca de una peculiar amistad.

Tras él se encuentra el encargado, quien me señala cuando me ve, haciendo que el chico se dirija hacia mí.

Hacemos contacto visual de inmediato, y ahora estoy nerviosa.

Jodidamente nerviosa.

¿Qué estoy haciendo? Debo irme.

No, no debo. Ya llegué hasta aquí, no puedo retirarme y parecer más tonta de lo que demostré.

El chico se acerca sin apartar su mirada de mí. Sé que me reconoció, una acosadora no se debe olvidar tan fácil y rápido.

Mi corazón late con fuerza cuando finalmente se sienta.

¿Qué debería decirle? Gritarle con todas mis fuerzas que debe ser el motor de mi vida ya quedó a un lado, así que mejor debería conversar normalmente.

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