Capítulo 26: Competencia

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Rizvana

Aterrada. Con esa palabra describo perfectamente a Andrea. Ella está aterrada.

No es la primera vez que compite, ella ya ha participado en competencias de la ciudad y el estado, pero esta es a nivel internacional, es un evento sumamente grande y va a competir con bailarinas de todo el mundo.

Entiendo su nerviosismo.

-Deberías tranquilizarte. -Sobo su espalda y ella asiente con su cabeza. Ni siquiera puede hablar.

-Andrea, estoy mentalizada a pasar una noche divertida. No quiero tener que recoger tu cuerpo inconsciente si llegas a desmayarte. ¡Cálmate! -exclama mi amiga pelirroja presionando los hombros de Andrea, mientras la observa con los ojos muy abiertos.

-Ya, ¡entendí! -grita ahora mi amiga latina-. ¿Qué hora es?

-Son las cinco y media -contesto observando mi reloj de muñeca.

-Nathan ha tardado mucho. Debería haber llegado hace media hora. -Andrea se levanta del mueble y camina como desquiciada viendo a través de las ventanas que dan hacia el frente de su casa.

Madison me hace una seña para que no diga nada. Ella, al igual que yo, está estresada con solo ver la actuación de pánico de Andrea.

Hace un par de horas atrás, Nathan pasó a recogernos a mí y a Madison, y nos trajo a Minneapolis a la casa de Andrea. Mientras nosotras nos arreglábamos aquí con ella para la competencia, él iba a la tienda que nos hizo las camisas de "Team Andrea" para retirarlas.

Se supone que estaría aquí a las cinco, pero, como de costumbre, ha estado lloviendo, y seguramente por eso se ha tardado unos minutos más.

Hemos pensado que la competencia terminará tarde, por lo que decidimos quedarnos a dormir en la ciudad.

Como mi tío y Kevin irán un rato a la competencia cuando Mason salga del trabajo, y su apartamento tiene una habitación adicional, nos quedaremos a dormir ahí Madison, Nathan, mi hermano y yo.

La casa de Andrea está abarrotada de familia que ha venido a verla, y por esa razón no nos quedaremos allí.

Un pequeño grito de Andrea me saca de mis pensamientos. Nathan ha llegado.

Rápidamente, entra a la casa y se dirige a la sala donde nos encontramos, siendo seguido por Andrea.

-¿En donde carajos te habías metido, Nathan Carter? -cuestiona Andrea, o más bien, lo regaña.

-Había tráfico, Andrea. -Hace una pausa para sacar las camisas de una bolsa-. Y no me regañes. -Se gira hacia ella y le tiende una de las camisas.

- ¡Están hermosas! Ya los quiero ver con ellas -dice Andrea con una sonrisa en su rostro. A este punto Madison y yo observamos las camisas y realmente están hermosas.

Son negras y las letras están hechas de un material especial que tiene luces de neón adentro, haciendo que brillen.

¡Están alucinantes! Nathan hizo un excelente trabajo encontrando ese lugar.

-¡Me encanta! Ya me la quiero poner. -Madison entra a un baño de visitas que se encuentra en el piso inferior y a los pocos segundos sale con la camisa puesta-. ¡La amo! ¡Voy a mandar a hacer una con mi nombre! -Comienza a bailar y el resto de nosotros reímos.

El sonido de la puerta del patio abriéndose, junto al de unas risas captura toda nuestra atención. Giramos nuestros rostros para encontrarnos con cuatro chicos entrando a la sala.

Dos de ellos son los hermanos mayores de Andrea, y los otros dos son primos de ella; un chico de quince o dieciséis años de edad, y el otro de unos diecinueve o veinte años. Tras ellos vienen una niña de unos diez u once años, y una chica que parece tener la misma edad del chico de quince o dieciséis años. Además, creo que es hermana gemela de ese mismo chico, ya que es idéntica a él. Ambas, también primas de Andrea.

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