¿Me quieres para algo más?

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Tras varios segundos de pensar y pensar, Rizvana no sabía que creer.

¿Por qué Zac había dicho eso?

No sabía a qué se refería exactamente con el "me quieres para algo más".

En su mente dos hipótesis se formaban poco a poco a medida que el tiempo pasaba y que el silencio, ahora incómodo, le permitía.

La primera, era que Zac había descubierto el por qué realmente ella fue a conocerlo. ¿Pero cómo?

¿Cómo él se había enterado de que ella lo había buscado en un principio como ruta de escape a su felicidad?

Claro está que ella había cambiado su visión de él cuando lo conoció, y por eso era mucho menos probable que Zac notara algo extraño en ella.

Eso era imposible, mejor se veía la segunda hipótesis.

En ella se planteaba que Zac la había visto observándolo detenidamente en el supermercado. Podría haber sido eso. Pero ella fue bastante cuidadosa y evitó verlo de una manera que llamara la atención del chico.

¿Será que una mirada soñadora se le había escapado?

Bueno, tampoco es que pudo ser "soñadora" en sí. Solo se había ilusionado un poco después de ver al castaño compartiendo palabras con su pequeño hermano. Eso le había tocado el corazón a Rizvana.

Tanto así, que más de una vez en el transcurso de la tarde, se imaginó con él en un futuro compartiendo con Kevin, y seguramente por eso lo había visto con ojos brillosos alguna que otra vez durante su estadía en el supermercado.

Esa era una mejor opción. Por esa se iba a afincar.

Zac, por su parte, se debatía entre hablar o no hacerlo. Estaba completamente seguro de que había dejado a su ahora amiga sin habla, y que ella no rompería el silencio entre ambos. No si antes pensar muy bien en las palabras que él había soltado momentos atrás en el estacionamiento.

¿Sus razones para haberlo hecho? Simple.

Después de la mirada atrevida de la rubia, la cual fue también un poco incómoda, una pequeña parte en su cerebro, una que usaba con mucha frecuencia hace tiempo atrás, se había encendido y lo hizo decir tal cosa.

Simplemente por qué quería jugar un poco con Rizvana. Ni el mismo sabía porque con ella y no con la misma rubia de la caja.

Por alguna razón creyó que la chica a su lado no se iba a quedar callada y le seguiría el juego. Pero en vez de eso, no emitió ni un solo sonido, dejándolo tan perplejo como ella seguramente se encontraba en ese momento.

Decidió entonces invitarla a comer, después de todo, tenía planeado hacerlo desde que se dio cuenta de que había colocado todos los productos que necesitaba en el carrito de compras.

Él no quería que su encuentro terminara.

Simplemente no quería dejarla ir, aunque sabía a la perfección que la vería en unos días para la fiesta de su amiga.

¿Qué le estaba ocurriendo?

¿Por qué se comportaba así con ella?

Quizás ni el mismo podría responderse esa pregunta.

- ¿Te apetece comida china, italiana o cualquier otra? -rompió el silencio Zac, tras largos minutos de conducir sin rumbo. Rizvana salió de su lucha mental y observó por primera vez al castaño a su lado.

-Cualquiera me parece bien -respondió ella sin pensarlo mucho realmente.

Ni siquiera quería pensar en eso. Muchas otras cosas rondaban en su mente en ese instante.

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