Parte 3

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No respondió. Tomamos el elevador, y fuimos a clases.
Me senté en la cuarta línea de escritorios seguidos, de once. No éramos muchos, pero habían pocos de mis compañeros.
Danny se sentó a mi lado.

―Bancroft, ¿A qué se refiere el refrán "Si persigues dos conejos no cazarás a ninguno"?

―A la planificación ―respondí.

―Astuta, Bancroft. Tú, el de la izquierda, ¿Por qué?

―No lo sé, yo le creo ―dijo Danny.

―Haces bien, chico ―dijo el maestro.

En el descanso, fuimos a la cafetería. Ya me había comido todos mis dulces.
―¿Cómo lo supiste?

―¿Qué cosa?

―Lo de los conejos.

―Leo bastante en el metro. Tengo bastante tiempo para pensar.

Vi que en el mostrador tenían unos encendedores con diseños. Había unos de edición limitada con animales grabados en el metal, en uno de ellos salía un perrito Pug y no había logrado encontrarlo por ningún lugar.

―¿No tienes el del perrito Pug? ―preguntó él, a su cajera.

―No, lo siento, se agotó enseguida.

Miré a Sonny.

―Dime que tienes uno de un perrito Pug ―susurré.

―Había guardado uno para mí, pero eres la única que me saluda y me agradas, ya llegarán más.

Lo sacó de un espacio bajo el mostrador, y me lo vendió.

―Quiero un café, por favor.

―Entendido ―dijo, sonriendo.

Lo hizo tal y como me gustaba a mí.

―Gracias, te debo una.

―No te preocupes, Grey.

Danny me esperaba afuera de la cafetería. Fuimos afuera. Él sacó una cajetilla de cigarrillos.

―¿Fumas?

―No ―le dije.

―Me alegra, no te fumarás mis cigarrillos ―sonrió.

Buscó su encendedor.

―Ah, olvidé que lo perdí.

Saqué el mío de mi bolso.  Se lo extendí.

―Dijiste que no fumabas.

―Pues, todos mis amigos fuman ―dije.

―Pensé que dirías que eras pirómana o algo así.

―Me gusta quemar cosas, pero no a ese nivel.

Lo tomó. Encendió su cigarrillo.

―¿Dónde lo conseguiste? ―dijo al verlo.

―Acabo de comprarlo. Me gustan los Pugs.

Me miró como si hubiera dicho algo fantástico.

―Amo a los Pugs, es mi sueño tener un Pug y ponerle un nombre mexicano.

Que gran coincidencia.

―Siempre he querido tener uno que se llame Pancho ―le dije, totalmente entendiendo eso.

Luego de clases, fui a almorzar. Él me acompañó.

―¿Debes ir a trabajar?

Asentí.

―¿Quieres que te lleve al trabajo?

―No, está bien, gracias.

―Siento que te dormirás en cualquier momento, deja que te lleve.

―Tranquilo.

―Insisto.

―Bien.

―¿Dónde es? ―me preguntó.

―En Easton Street.

―Es algo lejos de aquí.

―Sólo son cincuenta minutos en metro.

Rodó los ojos.

―Es una eternidad ―se quejó.

Acabé de almorzar, luego me llevó a su auto.

Me abrió la puerta, entré. La cerró.
Se dio la vuelta y entró.

―Amas mucho a tu auto ―le dije mientras abrochábamos el cinturón.

―¿Cómo lo sabes?

―Claramente porque no sabes cómo iba a cerrar la puerta, así que lo has hecho tú mismo.

Rió.

―¿Saliste de alguna mitad de mi cerebro? ―dijo, frunciendo el seño.

―Que yo sepa, salí del útero de mi madre, y una mitad de mí, salió de mi padre ―dije.

Encendió el auto, me miraba.
Me llevó al lugar que le dije, ya lo había visto antes, por lo que no le di indicaciones, y me dormí en menos de cinco minutos.

―¿Grey?

Abrí los ojos.

―Hemos llegado.

Levanté la vista, era cierto.

―Si necesitas que alguien te lleve a casa, enviaré a alguien en la noche.

―No, está bien. Gracias. Te veo mañana ―sonreí.

Me despedí de él, y me bajé del auto. Entré a la oficina. Mi amiga Priscilla estaba allí. Me había visto.

―¿Quién era él? ―preguntó.

―Es un compañero de universidad, vio que estoy algo cansada y se ofreció a traerme.

―Era bastante guapo.

―Siento ilusionarte, pero tiene novia.

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En multimedia, Grey. Encontré a mi Grey ideal pero es rubia :( así que tendré que editar muchas fotos de ella, es una artista llamada Florrie. Las cosas van a ponerse interesantes jiji.

Gracias a quienes me han enviado mensajitos, es alentador :3

Besotes :D

Novios Falsos 1: Nunca dices lo que sientesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora