Parte 23

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―Grey, la cena está lista.

Era la voz de mamá.

―¿No ha bajado la fiebre?

―No, debe ser la cápsula.

―Es lo más probable. No dejes que baje desabrigada.

Danny volvió a despertarme.

Abrí los ojos. Me dio un sweater. Fui a lavar mi cara. Estaba destruida.
Mamá había preparado comida italiana.
Fue toda una entrevista para Danny, quien tomaba mi mano en la mesa a veces, me quitaba manchas de la cara y me miraba.
Era convincente.

Mañana no vayas a clases ―dijo―, puedes enfermar, y tienes la cita de la subasta.

―No me perderé contabilidad ―dije.

Ayudó a mi madre a lavar los platos mientras yo me ponía mi pijama. Intentaba quitarme el collar que llevaba.

―Deja que te ayude.

De verdad estaba pareciendo un novio con lo gentil que estaba.

Me masajeó la espalda.

―Leí en internet que es bastante molesto.

Fue al baño y llegó a mí con el botiquín. Me quitó la bandita y desinfectó la zona de la cápsula.

―Querrás vomitar, estarás sensible, puedes sangrar un poco, te dolerán las chicas, puedes tener alergias, tendrás apetito y tu fiebre irá y vendrá a ratos.

Me metí en la cama.

―Duerme, no veas Bones hasta tarde.

Me cubrió, y besó mi mejilla.

La alarma sonó a las seis. No sentía malestares, así que fui a la ducha. Desinfecté todo el asunto, y me vestí con cuidado. Bajé a desayunar. Lavé mis dientes, preparé mis cosas, y salí de la casa. Hermes no estaba ahí.
Me fui en metro. Llegué a tiempo para el café.

―Hola Grey ―dijo Sonny―, pensé que no vendrías hoy.

―También yo, pero me gusta este lugar. ¿Qué tal la mañana?

―Aburrida. Ten un buen día.

―También tú.

Entré al salón. Danny y Matt se veían terriblemente aburridos.

―Pensé que no vendría hoy, señorita Bancroft.

―Me iré si lo desea.

―Adelante, ya vamos a comenzar.

Fui con Danny y Matt.

―¿Qué haces aquí? ―me preguntó Dan

―Me debes un trago ―dijo Matt a Dan.

―Grey, te dije que te enfermarías si vienes.

―Todo ha andado bien ―dije.

Rodé los ojos.

Llegó la hora del descanso.
Fui por un café.

―¿Qué harás esta noche? ―le pregunté.

―Probablemente salga con los chicos. ¿Quieres que vaya a la cita también?

―¿Sigues molesto?

―Sabes que sí.

―Sólo será un resfriado, Roman.

Danny siguió molesto conmigo toda la clase. Luego de ello, me fui a casa.
No había gente allí. Fui a cocinar algo.
Comencé a ver las novelas mientras almorzaba. El timbre sonó.
Fui a ver. Era un repartidor de DHL.
Abrí.

Novios Falsos 1: Nunca dices lo que sientesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora