Parte 18

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―Pues, mis amigos de un lado insisten en que salga con una chica, pero ella es... muy superficial y no es muy lista. Por otro lado, le agradas a mis amigos, me agradas a mí, le agradas a mi madre, le agrado a tu padre, a tu madre, somos compañeros en la universidad, eres educada, no eres fea, te vistes bien, eres inteligente y tú lo dijiste, tenemos potencial juntos.

Dios.

Se lo debía.

―Está bien.

Sonrió.
Entré a una tienda. Vi un vestido rojo oscuro espectacular. Era hasta la rodilla y tenía cortes en los lados a la altura de la rodilla. Era completamente ajustado y tenía un escote redondo.

―Ese ―dijo.

Se lo pidió a la mujer.

―Bien, acompáñeme al probador.

No pude subir el cierre.
Salí.
Danny estaba sentado en un sofá, viendo un catálogo.

―¿Me ayudas?

Se levantó, me ayudó con el cierre.

―Entra el pecho, Bancroft, no puedo subirle.

―Entonces no es de su talla, sugiero la que viene.

Suspiré.

Volví al probador. Ella me dio otro vestido.
Me quedaba algo suelto.

―Ah, no puede ser ―dije, apenada.

―¿Le queda grande?

―Sí.

Me coloqué una bata que ella me dio, y fui a mirar los otros vestidos.

―¿Qué hay de blanco?

Me mostró algunos.
Me probé varios. Algunos me quedaban bien.

―¿Y el vestido rojo? ―me preguntó, cuando salía de probarme el número veinte.

―No había de mi talla, las chicas no cabían ahí.

―Vestidos chinos, Bancroft ―dijo él.

De los veinte que me probé, compré dos. Uno blanco con transparencias y uno azul con lentejuelas.

―¿Quieres un helado? ―le pregunté.

Negó.

―Quería preguntarte otra cosa. ¿Qué tal llevas lo de Francis?

―Bien, digo, no me hizo daño.

―Hablo de su estancia en la prisión un par de meses.

Arqueé las cejas.

―¿De qué hablas?

―Tu madre ha puesto una demanda en contra de él.

Me senté.

―No tenía idea. ¿Por qué hacen eso?

―Eres débil, Grey. No porque le hayas dado una paliza puedes decir que saliste victoriosa. Fue sólo suerte.

―¿Qué sentirías tú? ―le pregunté.

―Me sentiría enojado. Y también me daría algo de miedo si estuviera en tus huesos.

―Yo no tengo miedos, Dan.

Le sonreí.

Me levanté.

―Todos le tememos a algo. Anoche, en la fiesta.

Lo miré.

―Cuando las personas te miraban.

Novios Falsos 1: Nunca dices lo que sientesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora