Parte 30

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Comenzamos a hacer la pizza, luego la llevamos a su cuarto, donde me cubrió y me hizo ver todas las películas de Star Wars.
Recibió un llamado del trabajo, salió a contestar.
Me acordé de Hermes. Él entró luego. Le puse pausa a Star Wars.

―Oye, Hermes no se metió en problemas por mi culpa, ¿Verdad?

Negó.
Me alivió un poco.

―¿Quieres hablar de lo que te dijo Francis?

Negué.

―Nunca dices lo que sientes, la última vez me echaste volando del hotel. ¿Por qué no quieres hablar?

―¿Por qué no quieres hablar tú tampoco?

―Porque soy un libro abierto, no como tú. Además, la víbora aquí eres tú, si me preguntas lo que sea voy a contestarte.

―¿Por qué las cosas se pusieron raras entre tú y ella?

―Porque... ―suspiró―, dame un poco más de tiempo para responder eso, ¿Está bien?

Asentí.

―¿Otra? ―me preguntó.

Asentí.

―¿Por qué nunca hablas de tu padre?

―¿Otra?

Negué.

Le puse play a la película.
Comí otro trozo de pizza. Él se acostó a mi lado.

―Siento no responder ―dijo.

―Cuando confíes en mí, te escucharé ―dije―, está bien.

―¿Te quedas a dormir esta noche? ―me preguntó―, podemos beber algo, mañana no hay clases.

Asentí.

Llamé a mamá.

―Hola, ¿Quieres hablar? ―me preguntó.

―No. Me quedaré con Danny esta noche.

―Eh, está bien. ¿Te veo mañana?

―Sí.

Danny me miró al colgar.

―Tu madre anoche ha dicho que nunca hablas con ella de lo que sientes, ¿Por qué?

―No sé describir muy bien lo que siento.

―Un día estallarás, podrías dañarla ―dijo.

―Siempre he sido autosuficiente.

―Eso también me lo dijo. Cuando lavábamos los platos el otro día, que nunca necesitaste ayuda, aprendiste sola a ir al baño, y aprendiste sola a leer. Que hacías las citas sola para ir al médico y que te ibas a la escuela antes de que alguien te llevara. ¿Por qué?

―Siempre he pensado que debes aprender a estar solo para sobrevivir y tener éxito. No me ha ido mal.

―Conmigo fue todo lo contrario ―dijo―. No dije una sola palabra hasta los cinco años. No era que no supiera, no me gustaba.

―¿Por qué?

―Porque protestaba contra la crianza que mis padres me daban. Supongo que me dio algo de independencia, nadie sabía lo que yo quería.

―¿Y por qué hablaste?

―Porque debía o iban a llevarme a una escuela especial. Y resultó que era más listo de lo que los demás pensaban. Tu madre me dijo que debía sacarte lo que sentías, ¿Quieres decirme qué sientes ahora?
Negué.

―Vamos, Grey, con lo de Francis, debiste haber sentido algo.

―Voy a decírtelo cuando me cuentes lo que no quieres decirme ―dije.

Y se dejó de preguntar.

Jugamos Jenga un rato después, luego jugamos Twister con Andy, y luego bebimos algunas cervezas.
Eran las doce de la noche.

―Quiero ver Bones ―dije―, ¿Me prestas tu laptop?

La sacó de bajo su cama, y me la dio. Comencé a buscar la página donde veía la serie, y puse a cargar un capítulo. Me saqué la ropa, la doblé y la dejé en el cajón, y me puse uno de los pijamas que había comprado Danny.
Me puse el azul oscuro.
Era bastante cómodo.
Él iba a poner sus manos sobre mí, pero lo esquivé.

―¿Qué?

―No estoy acostumbrada a que alguien me toque.

―Ese imbécil te ha hecho un daño terrible ―dijo molesto.

―Ha sido suficiente para mí por hoy.

―Claro, porque él te ha tocado anoche. Te dolió lo que hice, ¿Verdad?

Miré hacia abajo, él levantó mi cabeza con sus manos.
Me miró.

―No me gusta que alguien toque lo que es mío ―dijo―, yo sólo estaré contigo, quieres lo mismo, ¿Verdad?

Me incomodé enseguida.

―¿Quieres exclusividad? ―le pregunté, moviendo mi cabeza.

―Sí, no me gusta que alguien comparta tu baba o tu sudor.

―Esto... no, Danny.

―¿Por qué? ―preguntó.

―Porque luego estarás preguntando dónde estuve, con quién... Quizás ya no quiera hacerlo de nuevo contigo ―dije―, déjalo ya.

Fui a la cama. Comencé a ver Bones, él me dio la espalda.
Me dormí al rato, estaba cansada.
Desperté un poco más tarde. Mi brazo dolía cuando me apoyaba en él. Él estaba sentado en la cama. Me daba la espalda y se cubría los ojos.
La laptop estaba en su escritorio. Me moví, tenía algo de sangre en el brazo. Me levanté rápido y fui por papel higiénico al baño para detener la sangre. Cuando salí del baño, él estaba en la puerta.

―¿Qué ocurrió?

―Dormí sobre mi brazo y me hice daño ―dije―, ¿Qué hay de ti?

―Sólo estaba pensando un poco.

―Te veías atormentado ―dije.

―Vamos a la cama.

Me tomó en brazos y me llevó hasta allá. Me abrazó mientras veía fotos en su teléfono. Fotos de las últimas fiestas.

―Voy por una manzana, ¿Quieres una?

Asentí.
Salió de la habitación. Seguí viendo las fotos de su teléfono, hasta que encontré algo que no debí ver. Eran las fotos que Francis le había mandado a todo el mundo. Todas estaban ahí. Francis las envió por mensajes de Facebook, para tenerlas en su teléfono debía haberlas guardado.
Bloqueé la pantalla del teléfono. Él llegó con las manzanas peladas y cortadas. Comí en silencio y luego volví a dormir.

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hoy estuve muy ausente porque salió Pokemon go en mi país y me encanta jaja, ademas tuve visitas, perdóooon :3 <3

Novios Falsos 1: Nunca dices lo que sientesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora