Dios no me cansaba de verla, de tocarla, de sentirla cerca de mí, mi cuerpo reaccionaba a su presencia de una manera tan natural que pude sentir su mirada sobre mí, ya que no estaba completamente dormido. Como podría estarlo, si lo único que quería era contemplarla a cada segundo. Sólo cerré por un momento los ojos, asimilando lo increíble que iba esta noche, esta noche que sería mi despedida definitiva de Deniss, todo cambio y estaba dispuesto a luchar por ella.
Al sentir su mirada, abrí los ojos y ahí estaba mi hermosa chica, mirándome con esos hermosos ojos cafés, con ese brillo tan especial y único. Cuando me miraba de esa manera tan especial, me daban ganas de gritar de felicidad y bajarle la puta luna si ella me lo pedía, me daban ganas de ser una mejor persona, de ser un hombre que mereciera sus sonrisas, su amor y cada parte de ella.
—Eres muy guapo —escuche su voz levemente ronca, estaba sentada en la cama con el cabello sexymente revuelto, la sabana apenas cubría sus pechos.
¡Dios se veía tan malditamente caliente!
«Hudson trata de calmarte»
—Se supone que yo debería decir eso ¿No crees?
—Tal vez
La tomé de las caderas tomándola por sorpresa y la puse debajo de mí, dije que me controlaría pero simplemente me era imposible hacerlo, no cuando tenía frente a mí a la mujer más hermosa de mí puto mundo.
— ¡Ah! ¡Hudson que haces!
Empecé hacerle cosquillas, eran su debilidad y eso me servía de mucho, usándolas la podía tener a mi merced. Escuchar su risa sin reparos siempre ha sido lo que más me gusta, me gusta verla sonreír, y besarla mientras lo hace. Estaba jodidamente enamorado y no me importaba, me gustaba estar jodido por ella.
Los dos estábamos desnudos, nuestros cuerpos tenían una familiaridad tan única, encajábamos a la perfección que eso me excitaba aún más, deja las cosquillas de lado y empecé acariciando todo su cuerpo, su abdomen, sus pechos, amaba sus pechos, eran perfectos para mis manos.
Recorrí su cuerpo entero con besos y caricias, escuchando sus gemidos, gemidos que me excitaban demasiado, no podía dejar de tocarla ni un instante, se había convertido en mi droga, mi droga personal y era totalmente exquisita.
— Oh... Hudson... ¡Ahh! —su voz ronca diciendo mi nombre era música para mis oídos.
Cada vez que la escuchaba llamarme entre gemidos sentía que explotaría en cualquier segundo, tenía que estar dentro de ella ahora mismo, sentir lo estrecha que es, saber que he sido el único hombre con el que ha estado íntimamente es lo mejor de mundo. Era tan estrecha, tan perfecta y solo para mí, cada parte de ella me pertenece y me pertenecería toda la vida, de eso me encargaría.
—Hudson te necesito...— y yo a ella
—No más de lo que yo te necesito a ti cariño...
Poco a poco me introduje en ella, era demasiado estrecha para mí, lo hacía con sumo cuidado, no quería lastimarla al ser brusco con ella, y es que esa era la verdad, nunca he sido un hombre suave en la cama, ella era la primera y con la única con la que me portaría de esta manera y eso era porque con ella hacia el amor, no solo tenía sexo, ahora sabia el significado de hacer el amor.
—Oh por Dios... —grito cuando me clave por completo en ella
No me moví, hasta lograr que se acostumbrara a tenerme dentro de ella.
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Sólo a ti te puedo amar ©
RomanceAlgo he aprendido en estos años, estos años que pasaron lentos como si cada día alguien se empeñara en recordarme cuan doloroso fue amar... Aprendí que sólo se necesita de una persona... de un momento, para cambiar tu vida para siempre. Para cambia...