Capítulo 1

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¿En qué momento acepte esto? Apenas había puesto un pie en Londres y mi hermano ya había hecho lo de siempre; mandarme como si fuera una niña pequeña.







***




—Hermanita querida ¿Cómo está mi consentida? ¿Cómo fue tu vuelo? ¿Llegaste bien? Te he extrañado muchísimo —sabía hacía donde iba con esas palabras, más si no lo vi hoy en casa cuando llegue.

Mi hermano Ángel estaba al teléfono, hace un par de horas había llegado a Londres por unas largas vacaciones, había dejado de trabajar en la agencia de publicidad francesa.

Estuve dos años como agente de cuenta senior y un año como miembro del equipo de Marketing estratégico, había sido una de las experiencias profesionales más increíbles, hacer lo que amaba en una excelente agencia que me abrió las puertas de la mejor manera, un ambiente de trabajo excepcional, fue ahí en donde conocí a mi loco y amado Max, él formaba parte del equipo creativo cuando llegue y me acogió como si fuera una mamá gallina.

La razón por la que había decidido dejar la agencia es que necesitaba nuevos retos, sentía que con el trabajo que hacia estaba cayendo en esa terrible rutina en la que poco a poco empezaba a dejar de disfrutar lo que hacía y no quería que mi vida fuera así, mucho menos mi vida profesional, aspecto en el que me había centrado desde que termine la universidad, para mí no había nada más que el trabajo y mi familia.

Así mismo quería estar cerca de mi familia nuevamente, había pasado tres años lejos de ellos, los visitaba en las fiestas de fin de año, pero era por pocos días que el trabajo me lo permitía. Muchas veces ni siquiera podía hacerlo por los compromisos con las cuentas que manejaba, no eran cuentas de unos cuantos euros, eran cuentas de miles de dólares o euros, además de que eran de marcas y empresas de prestigio conocidas alrededor del mundo. No era un trabajo que podía dejar tirado por un momento de diversión o relajación, si bien cuando eres joven piensas que ese tipo de trabajo es estresante, cuando eres un poco mayor y más maduro, te das cuenta de que aun así mientras lo disfrutes y ames, valdría la pena el sacrificio. Yo quería quedarme con eso con lo bueno y excitante, antes de caer por completo en la rutina y empezar aborrecer todo lo que una vez disfrute. Apenas tenía 25 años, aún tenía mucho por vivir y conocer, lugares en los cuales trabajar y desenvolverme en todos los sentidos, una vida por delante me esperaba.

Ahora antes de contemplar las propuestas que había recibido de dos agencia de publicidad en Londres y un corporativo, estaría con mi familia por un tiempo, los disfrutaría, a cada miembro; a mis padres, hermanos, abuelos, tíos a todos y cada uno. No sabía por cuanto tiempo estaría por completo con ellos, lo decidiría sobre la marcha.

Antes de venir contemple la idea de rentar o comprarme un departamento en la ciudad, ya no era una niña .Por muchos años, más de los que deberían, mis papás me tuvieron en una jaula, no encerrada en cuatro paredes pero si me cuidaban demasiado por ser la menor; por vivir en un pueblo a las afueras de Londres, la vida no es la misma que en la ciudad, las ideas y maneras de pensar y ver las cosas son muy diferentes, no me sentía acomplejada con eso porque fui muy feliz, sin embargo ahora después de estar tres años lejos de ellos y viviendo en un país extraño con ideas, costumbres y lenguaje diferente había aprendido muchas cosas y definitivamente mi independencia era una de ellas y no la dejaría por nada.

En el tiempo en el que estaría en casa me dedicaría a hacer un plan de marketing extenso para nuestra empresa, durante mi estadía en Francia la empresa en la que empezamos mi hermano y yo había crecido demasiado, más de lo que nos imaginamos en algún momento; bueno siendo sinceros todos soñamos con crear grandes negocios que sean prósperos, pero muchas veces eso se queda ahí, en sueños, sin embargo mi hermano y mi padres habían hecho un gran trabajo.

Sólo a ti te puedo amar ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora