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El chico no alcanzaba a escuchar lo que decían, a lo que hizo un gesto con el brazo restándole importancia y se metió en la residencia, cuando José termino de reírse dijo.

—Él es Peter, mi nieto.

—Mmm...—Dijo restándole importancia ya que en realidad le importaba poco, solo le intrigaba saber el nombre—Su esposa ¿Cómo era?

Se sorprendió por la pregunta de la chica pero decidió responder la pregunta no sin antes dar un suspiro de amor puro.

—Ella era, la mujer más encantadora, hermosa, paciente y loca que podía existir en este mundo o por lo menos ¡Mi! mundo—En wsu ojos se podía ver un brillo especial, conocido como amor para algunos seres humanos.

—Se ve que la extraña, yo nuca conocí a los abuelos de parte de mi padre murieron mucho antes que mi hermano mayor naciera, de parte de mi madre solo tenía a mi abuelita, me gustaban sus historias, más las de cuando estaba muy joven, decía que era igual de torpe y despistada que yo, pero a comparación de mi a ella se le quito a mi lo dudo mucho...—dijo dando una risita—Me gustan mucho esas historias pero hace más de cinco años que no escucho una, me puede contar ¿Cómo se conocieron usted y su esposa?

—¿De verdad? Ya nadie quiere escuchar las historias de este viejo.

—Pues yo sí, adoro esas historias y más si el que me las cuenta es el protagonista.

—Es una historia muy larga...

—Pues seré su cuidadora por mucho tiempo así que tenemos tiempo de sobra—dijo con una sonrisa impacienté porque le contaran una historia.

Así pasaron el día, ella sentía que tenia de nuevo a alguien cercano a un abuelo y él se sentía como cuando Peter era un niño y le pedía igual que ella que le contara historias.

Ya en la hora de comer, fue casi lo mismo pero la que contaba las historias era Jobanka, después vino la hora de la siesta y llevo a José a la cama por un rato o hasta la cena, ella aprovechó para darse un baño rápido, se desenredo el cabello y desempaco un poco, técnicamente las cosas del baño y los zapatos que eran su raro delirio, no como las chicas normales que les gusta ir de compras por zapatillas, tacones y ropa, ella era de ir a comprar tenis deportivos, de vestir etc. El punto es que eran tenis, fue a levantar a José y después de diez minutos se oyó que la puerta se abrió.

Eran los señores Evans, venían de muy buen humor ya que estuvieron fuera casi todo el día salió de un pasillo de donde se encontraba junto con José y este saludo.

—Hola hijo ¿Qué tal el trabajo?

—Muy bien sabes que me encanta lo que hago.

—Sí y tu Malena ¿Qué tal?

—Muy bien, la boutique tiene mucha venta y ¿Peter?

—Arriba como siempre—Dijo José a lo que ellos hicieron una mueca, después se percataron de la presencia de Jobanka que en ese momento estaba viendo la nada como perdida

—Jobanka, querida ¿Cómo estás?

—¿Eh?...Ah sí hola Malena, muy bien gracias, su casa es gigantesca, José me agrado mucho, sus historias son geniales y...nada muy bien—Estaba por llamar a Peter un nudista pero se lo guardo porque eso le podría costar el trabajo.

—Que bueno, él es mi esposo Hall, Hall ella es Jobanka la nueva cuidadora de José.

—Mucho gusto Jobanka.

—Lo mismo digo señor—dijo estrechando su mano con la de él.

—Por favor dime Hall.

—Bueno, Rosa me acaba de decir que ya está la cena así que vamos—Dijo Malena

—¿Cenare con ustedes?—Pregunto con total ingenuidad y un poco de vergüenza.

—Claro que si, eres como de la familia—Dijo José mientras los dos de al lado asentían sin responder pero con una gran sonrisa.

LA CUIDADORADonde viven las historias. Descúbrelo ahora