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—No es que me meta en sus asuntos ni nada por el estilo, es solo que, escuche que tú—Apunto a Fernando—Tratas de seducir a alguien y que no te hace caso y no sé qué más, así que te puedo presentar a mi hermana y...

—¿Tienes una hermana?— preguntan al mismo tiempo los tres.

—De hecho tengo, seis hermanos, y conmigo somos siete, cuatro mujeres, tres hombres, el primero es mi hermano de diecinueve años después seguimos mi hermana y yo de dieciocho, luego...

—Wow... ¿Tienes una gemela?— Pregunta Fernando

—¿Otra igual a ti? Que horror—Peter se burló de ella.

—No es igual a mi, somos mellizas, ella es güera, ojo de color, muy dedicada a la escuela, linda, con un gran futuro, fue la reina del baile toda la secundaria o sea tres años seguidos y para nada torpe como yo—Dice con una sonrisa al recordarla—Entonces ¿Aceptas?

—Obviamente.

Peter no podía creer lo que estaba pasando y sin más se fue de la cocina y como Lionel no tenía nada que hacer, solo se despidió de Peter partiendo para su casa.

—Toma este es su número— apunta el número en una servilleta, oyeron que se abrió la puerta principal, Jobanka asomo la cabeza la puerta de la cocina y vio que era el señor José, se emocionó mucho tanto que pego un grito que hizo que Peter, que iba a la mitad de las escaleras, volteara y la viera correr a José.

—¡Hola! Qué bueno que regresaste, ¿Qué te dijeron?—Le dió un abrazo y entrelazo sus brazos para caminarce al jardín.

—Patrañas...Siempre lo mismo—dice haciendo un gesto con las manos y arrugando el entrecejo.

—Hay que ser positivos—Y le da una cálida sonrisa.

Con ese último comentario Peter vio alejarse a esa chica junto con el hombre que era su abuelo, no podía creer cómo es que en menos de un mes esa chica se había ganado a todos los integrantes de la casa, esos pensamientos lo llevaron a acordarse, de, ella era igual a Jobanka solo que tenían algo distinto, ella tenía su corazón y jugo de la manera más despreciable que pudiera existir en el mundo con él.

Se frustró de pensar sobre el tema que había puesto en un baúl y lo había enterrado en lo más profundo de su ser, así que hizo una llamada, le contestaron al primer pitido.

~En la llamada~

Gina, ven en quince minutos.

Por supuesto mi rey—Dijo con voz sexy y seductora.

~Fin de la llamada~

Por otro lado Jobanka se había sentado con José en la silla mecedora, en la que tanto les gustaba sentarse, platicando de cómo les había ido en el día hasta que José le comento sobre su cumpleaños.

—Estuve pensando, que no todos los días se cumple ochenta y cinco, y mi hijo me convenció de celebrar, por lo que quisiera que tu familia viniera.

—Pir supuesto, mi familia estaría encantada, ¿Cuándo sería?, para avisarles.

—En tres días, el jueves para ser exacto.

—Ell veintitrés de agosto, ¿Ese es el día exacto en el que cumple años?

Sipi dipi—dijo jugando a lo que Jobanka sonrió y después se rió por la actitud de señor.

—¿Será elegante o...?

—Si, es como broche de oro, o algo por el estilo, sinceramente ya lo olvide pero si es de gala.

—Entonces, ¿Me puede dar permiso de ir mañana al centro comercial?

—Por supuesto, ¿Necesitas dinero?

—No gracias, lo decía por mi hermanitas, ellas de seguro no tienes y como ya me pagaron las dos semanas que llevo con eso es más que suficiente para comprarles los vestidos y de paso le compro su regalo—Sonrie y le toca la punta de la nariz con el dedo índice, a lo que él sonríe pero después hace una mueca.

—No hace falta que me compres un regalo, de hecho lo que yo quiero para ese día es que Peter baje por lo menos para tomarse una foto con su abuelo.

LA CUIDADORADonde viven las historias. Descúbrelo ahora