1x20 - "Lost girl" - (Chica perdida)

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Observo detenidamente a Alexander mientras toma la taza y bebe un gran sorbo de café.

Debo admitir que me impresionó mucho el saber que los vampiros pueden sentir necesidades fundamentales para un ser humano. Ingerir alimentos, sentir emociones, emborracharse, en fin. Es algo que simplemente no creo posible, mis ojos lo ven pero aun mi mente no lo a podido reconocer.

Por otro lado, tampoco entiendo muy bien que hago aquí, si dije que le iba a dar la oportunidad de explicar todo, paro aún estoy muy dolida y no puedo dejar de pensar en todo y es en este punto donde mi ira aumenta junto con los deseos de largarme de una vez por todas de aquí. Y es también en este punto donde me doy cuenta que mi capacidad para tomar sediciones y mantenerlas se han esfumado desde que conocí a Alexander Venturella.

-Quisiera saber que estas pensando ahora. -Murmura mientras toma otro gran sorbo de café. -Daría lo que fuera por poder leer tus pensamientos. -Noto frustración en su voz.

Lo observo algo curiosa, no se me había venido a la mente eso. Ahora que recuerdo siempre me lo a dicho, el siempre a querido saber que pienso.

¡Valla!

¡Que tonta!

¡Alexander puede leer las mentes!

-Tú lees las mentes de los demás. -Le afirmo con toda la convicción del mundo. -Claro, por eso siempre me decías que querías saber que pensaba.

Alexander me mira fijamente sin articular palabra. Puedo asegurar que no sabe que decir, no quiere arruinar lo poco que queda de esto. El sabe que me a mentido y que estoy profundamente herida.

-Te vas a quedar mirándome. -Enarco una ceja. -Me pediste un minuto ¿Verdad? Algo ilógico pedir un minuto no crees ya que te los gastaste tomando tu café.

-Ok. -Suspira. -Estas muy molesta y lo entiendo creeme. -Es que, no quiero arruinar mas esto. No quiero que en medio de cualquier respuesta que pueda darte te marches y ya no pueda hacer mas.

Creo que la debe leer mentes soy yo... Bromeó internamente mientras trato de mantenerme cuerda.

-Bueno, entonces te doy mi palabra digas lo que digas hasta que el reloj no marque las seis no me iré. -Le digo mientras doy un pequeño toque con mi dedo índice en el vidrio al reloj que tengo en la muñeca.

-Si, puedo leer las mentes de todos los que están aquí en este café y de todos los que estén a una distancia prudente. -Confiesa algo apenado.

-Hay una excepción. -Le interrumpo.

-Si, tú. -Dice con tono frustrado.

Valla, ¿Habrá algo raro en mi? Por que no podrá leer mis pensamientos.

-Estoy, no se. -Me quedo en silencio. -¿Hay algo mal en mi?

Alexander suelta una risa nerviosa.

-Dices que hay algo malo en ti y soy yo quien puede leer la mente de los demás. -Continua riéndose. -Esto una locura. -Murmura.

-Lo es. -Concuerdo. -Entonces, no hay nada malo en mi.

-No creo, bueno -Repone. -En realidad no se Vanessa. Aunque no lo creeas hay muchas cosas de nuestro mundo que son validas, cada uno de nosotros antes de ser... -Vacila por unos segundos. -Vampiros teníamos un talento que con la transformación se convertía en un poder.

-¿En tu caso podías sentir o predecir lo que otro podría hacer o decir? -Le interrumpió nuevamente.

-Exacto.

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