El ¿odioso?... amigo de mi hermano (Liam Payne & Tú)

Capítulo 32. Parte 1/?

Anteriormente...

Liam.

¿Pensar? Ahora lo que menos necesito es eso; cada que comienzo a pensar, sólo puedo pensar en que estoy haciendo las cosas mal y aunque éste pensamiento sea constante; al ver a _____ reniego completamente de él.  Pensar en ello…pensar en ella, sólo confunde más a mi confundido-pensativo cerebro.

El cosquilleo que provoca el aliento de Louis al chocar contra mi cuello hace que despierte de mi extraño y ahora: olvidado sueño. Me remuevo lentamente en la mullida cama tratando de no despertar al oji-azul que tiene la boca ligeramente entreabierta y uno de sus brazos me aprisiona leve y protectoramente, recordándome la manera en que solía consolarme y consentirme cuando era pequeña y no podía dormir.

Se hizo una costumbre para mí acudir a Lou a mitad de la noche, en lugar de aparecer en la habitación de mamá y papá argumentando tener un mal sueño; ya que ellos casi nunca se encontraban…

Miré a mi hermano justo cuando comenzó a balbucear cosas sin sentido,  oh Lou sigues hablando mientras duermes. Comencé a reír “discretamente”, hasta que no pude soportar y emití una carcajada enorme, despertando al zombi de hermano que tengo.

-¡QUÉ QUÉ QUÉ! –gritó Lou levantándose bruscamente de mi cama, resbalando graciosamente en cuanto hizo contacto con el piso y sus pies se enredaron torpemente con la alfombra. -Bueno, al menos su trasero enorme amortiguó la caída- pensé.

-Jajajajjaajajaj ¿Lou? –Pregunté al ver que mi hermano no daba señales de vida -¿Louis? –Ni siquiera alcancé a asomar la mitad de mi cuerpo, cuando ya yacía en el piso junto al oji-azul.

Nos quedamos viendo al otro y en cuestión de segundos las carcajadas volvieron a hacerse presentes.

-¿_____, Louis? –Entró mamá medio adormilada a mi habitación -¿Qué rayos hacen en el piso riendo como desquiciados?

-Lou..Louis…él –comencé, más las carcajadas no cesaban y aumentaban con ver la cara de mamá.

Jay rodó los ojos y salió refunfuñando de mi habitación… mamá debe estar harta de tener a unos hijos tan raros.

 Louis se tiró completamente al piso haciéndose bolita tratando de sofocar las carcajadas.

-¡Eres un tonto! –exclamé entre risas.

-¡Calla! Tú me despertaste e hiciste que me cayera de la cama.

-¿Estamos a mano, Tomlinson? –pregunté.

-Estamos a mano, Tomlinson –afirmó estrechando mi mano.

Louis y yo nos reincorporamos  sentándonos y recargados en la cama de la que habíamos caído.

-Eso estuvo bien –dijo un sonriente Louis.

-¿Caernos de la cama? Perdón, ¿caerte de la cama y tirarme a mí en el proceso? –enarqué una ceja interrogante.

-Jaja eso no… -me miró mal en su “mal” de: no aguanto la risa pero debo ser serio.-Bueno, aparte.

-¿Entonces? –cuestioné.

-Que hayamos comenzado el día riendo. Después del día de ayer… ninguno de los dos lo había hecho –sonrió levemente pasando un brazo encima de mis hombros -¿No crees?

-Supongo que sí…

-Yo… lamento que Ian haya tenido que irse.

-Lo sé, no tienes ni que decirlo.

-Si tengo, pequeña. Yo… ayer no…no era yo. Yo estaba…

-¿Triste, ido, bobo?

-Sí, un poco de las tres –admitió con una sonrisa torcida.

-Lou… no te preocupes –exhalé pesadamente –Ella se fue por su bienestar al fin y al cabo y… estoy feliz de que su familia pueda tener esas oportunidades –Esperen, ¿Yo dije eso?

De hecho sí… La familia de Ian siempre ha sido trabajadora y responsable. Su padre ha sido a lo largo de los años el sustento de aquella casa, y sin duda ese ascenso no ha sido más que el fruto del trabajo que ha realizado. Todos ellos merecen que la vida les recompense sus esfuerzos… sí, estoy consciente de que extrañaré horriblemente a mi amiga, pero como ella misma lo mencionó… No se murió ni nada por el estilo, solo me resultará un poco más difícil el poder visitarla, teniendo en cuenta la distancia que separa a Londres de Nueva York.

-¿Sabes? –continué- Cuando Liam y tú se fueron yo… no paraba de llorar porque sabía que no volverías hasta dentro de muchos años –recordé al instante esos terribles días, suspiré y continué: - pero en el fondo estaba consciente de que todo aquello era para tu bienestar… la beca, oportunidades como esas son las que deben aprovecharse, sin importar lo que los demás podamos decir o pensar –suspiré y miré nuevamente al oji-azul.

-Tienes mucha razón… ¿desde cuándo te has vuelto tan madura?  -preguntó paternalmente apretando ligeramente su abrazo.

-Desde que supe que tenía un zanahorio inmaduro como hermano –sonreí guiñándole.

-Jajaja buen punto –razonó –Solo… -dudó por unos instantes-, quiero que sepas que a pesar de haberme ido por tantos años, siempre seré el zanahorio inmaduro –ladeo la cabeza repitiendo cómicamente las mismas palabras que utilicé para “describirlo”- que estará aquí para ti, para apoyarte, para abrazarte y… ¡para hacerte muchas cosquillas! –gritó y comenzó la guerra que tanto temía.

-¡Lou…ya! –Grité entre risas tratando de alejar las manos de mi hermano -¡Ya Louis! –exclamé triunfante al poder salir del agarre de aquel torturador; me levanté rápidamente y comencé una carrera dirigiéndome hacia las escaleras.

-¡_____ ven acá! –escuché decirle saliendo rápidamente de mi habitación.

-¡Mamá! ¡Louis quiere matarme! –grité cual niña pequeña bajando las escaleras como desquiciada.

-¡No es cierto, mamá! –gritó él, defendiéndose como siempre.

-¡Mamá! –volví a gritar en cuanto vi a Lou cada vez más cerca…

Continué corriendo, hasta que impacté fuertemente en contra de… ¿Liam?