El ¿odioso?... amigo de mi hermano (Liam Payne & Tú)

Capítulo 35. Parte 3/?

El cielo es una combinación de grisáceos y blanquecinos tonos difuminados; acompañados de tenues y brillantes rayos que se filtran por aquellas espesas nubes que adornan todo el panorama que puedo apreciar a través del ventanal en que mi frente se encuentra recargada.

En mi mente danza esa peculiar pregunta: ¿Cómo será amanecer con los rayos de sol penetrando y alumbrando las rosáceas paredes de mi habitación?

Reniego con una pequeña y -por tonto que suene-, soñadora sonrisa. Sería lindo, muy lindo sentir ese calor tan natural cubrir mi rostro. Despego la frente del frío cristal, volviendo a la realidad en que he vivido durante diecisiete años: El frío y extremoso clima de Londres.

Me dirijo al baño de mi habitación, enfrentándome a otro de tantos días de escuela, encerrándome y despojándome del abrigador pijama de corazones rojos y blancos que envuelve mi cuerpo. Giro las manijas que abren paso a la refrescante lluvia artificial que ofrece la ducha matutina, siendo envuelta por aquel delicioso calor de las gotas al recorrer mi piel de manera en que comienzan a descender y a empapar desde mi cabello hasta la punta de mis pies.

Siento cómo las ideas y pensamientos relacionados al chico de cabellos castaños y estratégicos lunares, se resbalan de mi mente; al igual que el frutal jabón que cae al piso de la ducha, perdiéndose poco a poco, conforme el agua sigue corriendo.

Salgo del baño envuelta en una toalla rosa pálida, la cual, cubre cuatro dedos por encima de mi rodilla. Me dirijo a mi armario en busca de esa abrigadora ropa que evitará mi inminente congelamiento, encontrándome con la combinación perfecta…

Uso unos jeans de color negro, en conjunto con un sweater de cuello de tortuga en color blanco. Las botas y el abrigo que decido usar, son del mismo color de los jeans, la bufanda hace resaltar todo el conjunto gracias al rojo sangre que desprende en cada tejido. Mi cabello luce onduladamente desordenado, cayendo de lado haciendo que ciertos mechones cuelguen por mi rostro. Maquillaje, natural: un poco de rubor, pestañas enmascaradas y el lipstick favorito de Zayn: color cereza.

Me agrada ésta imagen.

Decido salir de mi habitación con el bolso en que llevo mis libros colgando por mi hombro izquierdo, desordenando un poco más mi cabello, compruebo que todo esté en orden…

Efectivamente, absolutamente todo… excepto aquello que se encuentra platicando al pie de la escalera con mi oji-azul hermano. ¿Aquello o aquel chico de cabello castaño que logra llamar mi atención con esa encantadora y ronca risa?

Mmmm…

Éste juego se puede jugar perfectamente entre dos, ¿no es así, Señor James Payne?

-Buenos días –saludo educadamente desde mi posición actual; a solo unos cuantos escalones de dónde se encuentran ambos universitarios.

Liam y Louis voltean en mi dirección, dejando de lado esa breve y por lo que pude apreciar, divertida conversación.

Lou sonríe como acostumbra hacerlo, dedicándome un: “¡Hey Zanahoria, buenos días!”, seguido de un estruendoso beso en la frente.

Liam permanece en ese mismo lugar, mirándome fijamente, del mismo modo en que lo ha hecho durante todos estos días, penetrando cada poro de mi piel con esos lindos y expresivos ojos color chocolate. ¡Vamos _____, tú puedes! –exclama esa molesta voz en mi cabeza, sosteniendo dos pompones blancos y rojos, brincando de un lado a otro.

¡Yo puedo!

¡Yo debo!

De modo que mi cerebro manda esa pequeña orden, mis ojos obedecen sin más, rehuyendo aquella tortuosa mirada.

Ignorando los ojos que, se encuentran siguiéndome en el pequeño trayecto que queda por recorrer para llegar a la planta baja de mi casa; en cuanto toco “tierra firme” miro brevemente a Liam.

-Buenos días, ______ -contesta con la mirada concentrada en mi rostro, su aliento golpea mi sentido común.Agh, ¿tiene que hacerlo así de difícil?

Ignoro aquello y pocos segundos después, puedo abrirme paso hacia la cocina, rozando levemente su hombro derecho.

¿Buenos días?

Perfectos, diría yo.