Capítulo 7: Desvelando la verdad

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Se instala silencio en la sala, no sé si porque están pensando o porque no saben que decir. Cuando pensaba que el silencio iba a seguir un rato más, Katniss lo interrumpe.

—Cuando se ofreció voluntaria por mí.

—Exacto, muy bien Katniss, es un muy buen ejemplo. —Dice motivado.

El que ha sido nuestro mentor, agarra un rotulador y se pone a escribir en la pizarra situada detrás suyo.

—Cuando besó a Jack para cumplir su último deseo. —Añade Beetee.

Que nombre a Jack me hace acordar que Cinna me dijo que él estaba vivo, pero no he sabido nada de él en todas estas semanas. Tengo que acordarme de preguntarle más tarde a Katniss y Gale si saben algo.

—Cuando dejó la cueva para ir a buscar la medicina de Peeta en el banquete de la Cornucopia. —Agrega Gale.

—Cuando hizo su discurso en el Distrito 11 durante la Gira de la Victoria. —Dice Effie.

—O cuando lanzó la flecha hacia el cielo de la arena. —Sigue Finnick.

Otros muchos momentos míos siguen surgiendo y recordando mis momentos. Me avergüenzo de que los enumeren. Llega un punto en que desconecto y no escucho que otros más añaden, ya que me pierdo pensando en Peeta y en el estado en el que le vi el otro día durante la entrevista.

—Vale, ya está bien. Ya tenemos suficientes. —Interrumpe Haymitch sacándome de mis pensamientos. Señala la gran lista que ha escrito ante las propuestas de todos. —Muy bien, pensemos, ¿qué tienen en común todos estos momentos y situaciones?

—Que era ella misma y nadie le estaba diciendo que hacer o decir. —Contesta de inmediato Katniss.

—No tenía un guion que seguir. —Añade Beetee a continuación.

—Exacto. —Confirma Haymitch lo que ambos dicen.

—No me parece una buena idea. —Habla Fluvia por primera vez. —¿Qué quieres que hagamos? ¿Qué la enviemos al campo de batalla? Es muy peligroso.

Me está empezando a irritar mucho que todos estén hablando de mí como si yo no estuviera y que nadie me pregunta por mi opinión o sobre lo que yo pienso y quiero.

—Eso es justo lo que tenemos que hacer si queréis tener un buen material en el que trabajar. Sí, nadie va a negar que es peligroso, pero... —Fluvia le interrumpe.

—¿Pretendes enviar a tu hija embarazada al campo de batalla sin más? Vaya padre estás hecho entonces. —Dice con desagrado Fluvia. Su último comentario me molesta y a Haymitch también, lo veo en la expresión que adopta.

—Como iba diciendo. —Continúa Haymitch ignorando su comentario. —Sé que es peligroso para mi hija y mi nieta, pero nadie salvo ella misma es la única que mejor puede protegerse a ella y a ese bebé. Confío en que la gente que la rodee en esos momentos la ayude a protegerse, igual que nosotros haremos desde arriba.

Lo dice más dirigido a Fluvia que al resto de presentes.

—Si pudiera evitarlo lo haría, pero sé que es la única forma que hay para acabar con todo esto y que ella pueda ser feliz, o al menos que pueda vivir con la tranquilidad de que su hija no saldrá seleccionada como tributo en unos juegos del hambre.

Sus palabras me sorprenden y a la vez me conmueven. He escuchado a Haymitch hablar bien de mí muchas veces y hablar con cariño, pero la forma en la que está haciéndolo ahora, la confianza y amor que transmite, hace que me entren ganas de llorar. Sobre todo, lo que más me ha emocionado, es que se haya referido a mi como su hija y a mi hija como su nieta. Él suspira y con voz más serena habla.

Sinsajo (Peeta Mellark y Tu )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora