Capítulo 14: El árbol del ahorcado

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Tras sus palabras el sello del Capitolio e himno vuelven a aparecer dando cierre a la entrevista y la pantalla vuelve a retransmitir mi Propo. El comedor está sumido en un tenso silencio y todas las miradas están puestas en mí. Mi cara está bañada en lágrimas y mi corazón duele por ver a Peeta en ese estado tan desmejorado y con tanto dolor reprimido. La culpa me consume y lo extraño muchísimo.

Me levanto de mi asiento y avanzo a trompicones hacia la puerta. En cuanto salgo por ella, corro hacia mi habitación sin prestar atención a nada y a nadie, solo a mi destrozado corazón.

Una vez allí me acuesto en la cama y observo el collar de Peeta junto a la perla que me regaló antes de que todo se complicase en la arena, eso me hace sentirme cercana a él en los momentos más bajos.

Buttercup se baja de la cama de Prim de un salto y se sube en la mía acurrucándose cerca de mi vientre. Por impulso, empiezo a hablarle a mi bebé mientras acaricio el vientre, le explico cosas sobre su padre. Que le gusta hacer en su tiempo libre, que le gustas y que no le gusta, como nos conocimos, como nos hicimos mejores amigos y de ahí pareja, como tomamos la decisión de comprometernos y como nos casamos en secreto.

Es un momento casi mágico, ella parece estar atenta a lo que digo porque en cuanto me callo ella se mueve por unos instantes o me da alguna patadita como en señal de que continue.

Al final termino quedándome dormida con Buttercup acurrucado a mi lado.



Durante el desayuno al día siguiente, nadie saca el tema de Peeta. Noto como algún habitante del 13 me da una mirada de soslayo, pero los ignoro. A media mañana me informan de que tengo que prepararme para partir hacia el 12 a hacer otra Propo. Al saber a dónde vamos, se me quitan todas las ganas de salir, no tengo ganas de volver a ver toda esa masacre y destrucción, pero no me queda otra que callar y acatar las ordenes si quiero tener de vuelta a Peeta.

Nuevamente me visto con el traje de Cinna y me reúno con el resto en el hangar. En cuanto estamos todos reunidos nos subimos y despegamos rumbo al Distrito 12.

Aprovechando que vamos allí, han decidido que es un buen momento para hacer saber a todos los Distritos y en especial al Capitolio que Jack está vivo y con ganas de dar guerra, por eso quieren hacerle una entrevista a él también.

Mi padre no está en el aerodeslizador, así que con preocupación me levanto de mi asiento y me acerco a Plutarch.

—Plutarch, ¿dónde está mi padre? ¿Por qué no ha venido con nosotros?

—Ha decidido quedarse en el 13. Me ha dicho que no podría soportar ver el 12 sin alcohol. —Me contesta con una leve sonrisa.

—En ese caso ha hecho bien en quedarse. Gracias. —Le digo como despedida y me vuelvo a mi asiento a un lado de Katniss.

En cuanto bajamos del aerodeslizador en la pradera, Cressida me da a escoger dónde quiero ir primero. Decido que la primera parada sea el cementerio para poder visitar la tumba de mi abuelo. Voy recogiendo flores del prado hasta tener un pequeño ramo. Soy consciente de que Cressida ha filmado eso, pero intento olvidarme de que tengo una cámara constantemente grabando todo lo que hago.

Una vez allí, Katniss, Jack y Gale se separan de nuestro grupo para ir a visitar las lápidas de sus respectivos familiares. Eso tampoco lo pasan desapercibido y también lo filman.

Yo voy hacia donde se encuentra mi abuelo y me siento delante de su tumba. Cambio las flores marchitas por las que he recogido y le explico todo lo que está ocurriendo actualmente, lo que ha ocurrido desde mi última visita hace una semana, le cuento que he encontrado a mi padre, sobre cómo está Peeta y sobre mi bebé.

Sinsajo (Peeta Mellark y Tu )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora