Capítulo 11: En el 8

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En cuanto entramos me arrepiento de haber ido. Lo único que veo ahí dentro son cadáveres amontonados junto a cuerpos moribundos. ¿Es enserio? ¿Tienen pensado grabarme aquí? Ahora no recuerdo quien fue, pero quien tuvo la idea de traerme, se nota que no ha estado aquí antes.

—Esto... Esto no va a funcionar. —Digo haciendo que todos paren de golpe y se centren en mí. Hago un gran esfuerzo para no salir corriendo a vomitar todo el desayuno y comida de hoy. —Yo... no puedo... no voy a poder hacer esto...

Estoy segura de que todos deben de ver el pánico en mi mirada. Jack se me acerca y me coge por los hombros haciendo que le mire fijamente a los ojos.

—Escúchame. —Llama mi atención intentando transmitirme seguridad. —Puedes con esto y más. Tranquilízate, solo has de dejar que te vean y ya está, después de eso nos iremos. ¿Vale?

Busca mi confirmación en mi rostro. Asiento con la cabeza sin estar aún muy convencida. Se separa de mí, y continuamos caminando hasta adentrarnos a otro espacio del almacén. Mi estomago se revuelve y me están atormentando las náuseas. Hago todo el esfuerzo que puedo para contenerlas y no ponerme a vomitar. Me ayuda a lograrlo evitar respirar por la nariz y hacerlo por la boca para no oler el repugnante olor a muerte y desgracia. Decidida a terminar con esto cuanto antes, tomo la delantera con decisión, y paso por el camino provisional que hay hecho entre las camillas y los cuerpos.

—¿(TN)? —Escucho una voz chillona llamarme a mi derecha. —¿De verdad eres tú?

Una mano agarra la mía e inmediatamente bajo la vista en busca del responsable. Me topo con una niña de unos siete años. Tiene una pierna herida y puedo distinguir el dolor en su mirada, pero también distingo otra emoción crecer.

—Si, soy yo. —Afirmo.

Consigo identificar esa expresión como alegría. Sus pequeños y aniñados ojos se iluminan, y el dolor se borra de su rostro.

—¡Estás viva! —Exclama ella con emoción. —La gente decía que lo estabas, pero no lo sabíamos con certeza. Tengo que decírselo a mi hermano. ¡Eddy! ¡Está aquí! ¡Es (TN) Smith! —Grita haciendo que mucha más gente se percate de ello.

Un chico que tendrá aproximadamente la misma edad que Prim, se gira. A mi alrededor se levanta un murmuro de voces diciendo mi nombre. Los gemidos de dolor y los rostros de sufrimiento se desvanecen y dan paso a rostros de felicidad, alegría y esperanza.

Me muevo entre ellos y empiezo a aceptar sus manos a modo de saludos. Les saludo, agradezco sus palabras de apoyo y preocupación, les pregunto cómo se encuentran. Finalmente dejo atrás el pánico que me consumía al principio e interactúo con todos ellos.

A pesar de la entrevista de Peeta con Caesar, muchos me preguntan por él. También preguntan por nuestro bebé. Les hablo de que ella está bien, que es una niña muy sana y todos parecen alegrarse genuinamente por ello.

Es en ese momento, en el 8, cuando me doy cuenta del porqué todos se han esforzado tanto en protegerme. Es cuando me doy cuenta realmente de lo que significo para los rebeldes. Pensaba que estaba sola contra el Capitolio, pero ahora me doy cuenta de que eso no es así, nunca he estado sola, siempre he tenido a miles de personas a mi lado desde que saqué esas bayas en la arena que tantos problemas ha dado y que ha iniciado todo este movimiento rebelde. Para ellos, siempre he sido el Sinsajo, incluso mucho antes de que yo aceptase el cargo.

Un rato después, me despido de la gente y, un tanto abrumada, finalmente salimos al exterior. Jack me ofrece una cantimplora de agua y yo la agarro para dar un largo y necesitado trago.

—Lo has hecho muy bien. —Me dice Katniss sobándome la espalda con cariño.

—Has estado increíble. Eres toda una campeona. —Le sigue Jack.

—No puedo creer que los dejaras tocarte, temía que salieras corriendo de un momento a otro. —Se mofa Gale. —Te felicito, Sinsajo, has estado estupenda.

—Gracias chicos. —Me sienta bien escucharlos, me ayuda a adquirir más confianza en mí. — ¿Es así en todos los Distritos? —Pregunto con preocupación.

He superado lo mejor que he podido la visita al 8, pero no estoy segura de poder hacer esto en todos los Distritos.

—En la mayoría todavía siguen los ataques. —Me contesta Boggs.

Está por seguir hablando, pero se queda callado repentinamente y veo como sus facciones se endurecen.

—Tenemos que volver a la pista de inmediato, hay problemas. —Anuncia.

—¿Qué clase de problemas? —Pregunta Gale poniéndose serio.

—Se acercan bombarderos. ¡Venga moveos, moveos! —Nos apresura el jefe del pelotón. Comenzamos a correr detrás suyo. —¡Allí hay un búnker! ¡Vamos, todos a aquel edificio! ¡Deprisa!

Sin saber muy bien que es lo que está pasando, corro detrás de Jack y Boggs. Observo el cielo, pero al principio no veo nada, está completamente vacío a excepción de algunas nubes. Unos segundos más tarde, justo cuando empieza a sonar una sirena, es cuando diviso una formación en "V" de bombarderos con el sello del Capitolio volar por encima nuestro dejando caer sus bombas.

Jack corre hacia mí y me protege con su cuerpo a la vez que las bombas explotan cerca y salimos volando por los aires. Protejo con mis manos mi vientre como muchas otras veces he hecho de forma instintiva. Nos incorporamos rápidamente y seguimos corriendo con la dificultad añadida de que la tierra tiembla a nuestros pies conforme las bombas caen y se detonan. Es una sensación horrible de sentir. Es horrible oír la lluvia de explosiones, y no puedo evitar pensar si esto es lo que sintieron todos los habitantes del 12 cuando el Capitolio lo bombardeó.

—¡(TN)! —Escucho con dificultad como mi padre me llama por el intercomunicador colocado en mi oreja.

—¿Que? —Grito para que me escuche a través de todo este jaleo.

—Escúchame. No dejes que te vean, ahora mismo no podemos aterrizar para sacarte de ahí. —Me grita Haymitch para que le escuche.

—¿No saben que estoy aquí?

—¡Según nuestros espías, este ataque ya estaba programado! —Me informa.

Boggs va en cabeza, Jack está a mi lado y el resto va detrás de mí siguiendo mi ritmo para protegerme. Me noto más oxidada para correr que semanas atrás cuando lo hacía en la arena, aunque también es verdad que mi embarazo es más avanzado que entonces, ahora el bebé pesa mucho más y mi vientre es más grande.

Justo cuando estamos por llegar al búnker...

Justo cuando estamos por llegar al búnker

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Sinsajo (Peeta Mellark y Tu )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora