Tercera temporada de "Los juegos del hambre (Peeta y Tu )"
(TN) y su bebé han salido de la arena con vida y han sido llevadas al distrito 13 junto con Finnick y Beetee. Pero no todos han corrido la misma suerte y ahora estan a merced del Capitolio.
...
—La gente de los edificios de alrededor de la mansión no salen de sus casas. El centro está lleno de refugiados movilizándose hacia la mansión y los Agentes de la paz están revisando puerta por puerta todas las casas. —Nos informa. —Esta tarde han matado a un chico que se parecía a Peeta sin remordimientos. Los rebeldes han ganado más terreno y están entrando más profundamente al Capitolio. Probablemente al final del día de mañana hayan conseguido llegar a la mansión. Mañana se espera que el presidente acoja a una gran multitud en su mansión y los residentes que viven alrededor de la mansión y los comerciantes también vamos a tener que acoger a gente.
—Entonces cada minuto que pasa estamos más en peligro y te ponemos en peligro a ti. —Afirmo.
Me quedo pensativa por un rato y finalmente tomo la decisión que es más segura para todos.
—Mañana mismo partiré de aquí hacia la mansión, los demás os quedaréis aquí protegidos. —Les informo.
—No, ni hablar. Sabes muy bien que no te vamos a dejar, yo te acompaño. —Exclama Jack en cuanto termino de hablar.
—Yo también voy. —Dice con decisión Gale.
—Y yo. —Se suma Katniss.
— Y nosotros. —Dice Cressida por ella y Pollux.
—No iras sola. —Peeta me mira decidido.
—No te voy a dejar morir. —Añade Finnick.
—No. Vuestra parte ya ha terminado. Ahora me toca a mí. No puedo arriesgaros más en esta misión. —Me niego.
—Te lo dijimos ayer, no nos estás obligando, vamos porque queremos. Esta lucha también es nuestra. ¿Cuántas veces vamos a tener esta conversación? Da igual cuantas veces insistas con lo mismo, nosotros no vamos a cambiar de opinión. —Dice Gale irritado.
—Tengo una idea. — Jack interrumpe nuestra disputa. —Mañana, unos pocos, partiremos hacia la mansión infiltrándonos entre la gente. El otro grupo saldrá más tarde, pero ese grupo se encargará de encontrar a los rebeldes y avisarles de toda la situación para que acudan a apoyar al grupo en la mansión.
—Vale, me parece un buen plan. En ese caso, Jack, Katniss, Gale y yo iremos en el primer grupo. Finnick, Peeta, Cressida y Pollux en el segundo. —Ordeno. —Vosotros ya habéis hecho demasiado. Necesitáis descansar, y tú, Finnick, tienes que volver con tu esposa.
—No, yo podría salir solo y servir de distracción si hace falta, como lo del chico ese. —Interviene Peeta.
— No puedes arriesgarte de tal manera, ¿qué tal si pierdes el control? ¿O si Snow te atrapa de nuevo? No quiero ni pensarlo. Ni siquiera tienes un arma. —Me niego rotundamente a la idea de volver a perderle.
—Bueno, tendré que apañármelas, pero con vuestro consentimiento o sin él, lo voy a hacer. —Dice él con determinación.
—Está bien...—Digo soltando un suspiro vencida. —Mañana por la mañana, bien temprano por favor despiértanos Tigris, tenemos que acabar de pulir el plan, y si no te importa, tendremos que cogerte prestadas unas cuantas piezas de abrigo.
—Descuida, todo por ayudaros y acabar de una vez con todo esto. —Apoya ella. — Mañana os despertare, buenas noches.
Bajamos de nuevo al sótano y no conseguimos dormir mucho debido a las pesadillas que tenemos todos. Yo solo puedo pensar en lo que nos depara el destino a partir de ahora.
Tigris nos despierta bien temprano como acordamos. Desayunamos y vemos las noticias para ver si hay novedades. A la hora acordada, nos equipamos con abrigos elegantes pareciendo habitantes del Capitolio que buscan refugio, y nos preparamos para poner en marcha el plan.
—Solo quiero decir que muchas gracias a todos por... por apoyarme y seguirme a pesar de todo. Espero que todo salga bien para vosotros por si luego... no puedo decíroslo. Gracias y mucha suerte a todos. —Me despido de todos muy agradecida por su apoyo.
—Peeta, ten.
Veo como Jack se mete la mano en el bolsillo del chaleco antibalas y le da algo a Peeta en la mano, cuando la retira, veo que es la jaula de noche que nos dio Boggs nada más comenzar la misión.
—Gracias, ¿pero y tú? —Dice confundido.
—No te preocupes, se apañármelas y sino, los tengo a ellos para salvarme. —Dice señalándonos. — Solo úsala como último recurso.
—5 minutos y salimos. —Anuncia Gale.
—Peeta... —Me acerco a él y saco la llave de mi bolsillo para quitarle las esposas. Él se toca las muñecas y se las masajea. —No hagas ninguna tontería, por favor... —Le suplico con la mirada llena de preocupación y pesar.
—Tranquila. —Me coge las manos con cariño. — Solo si es necesario.
Le abrazo y el me lo devuelve.
— Cuidaros. —Me toca el vientre con gesto tímido.
—Ya es la hora. —Anuncia Katniss.
Le doy un beso en la mejilla a Peeta y me pongo el gorro junto la bufanda. Cuando me dispongo a salir por la puerta, una mano me coge de la muñeca y me tira hacia atrás. Peeta me acuna el rostro y me besa. Me besa como él hacía antes, es en ese instante en el que desearía que todo desapareciese para ser solo nosotros dos. Es el instante donde verdaderamente noto al Peeta de antes, donde lo reconozco. Tengo a mi Peeta de vuelta. Gozo el beso, lo disfruto y trato de grabarlo en mi mente.
—Te quiero, cuídate.
Que me diga que me quiere después de tanto tiempo es el chute que necesito, la motivación que preciso para cumplir con mi cometido y regresar a su lado.
—Yo también te quiero. Ten mucho cuidado y sobrevive.
Le vuelvo a besar y salgo de la tienda sin mirar atrás, si lo hago no podré salir de la tienda y cumplir con la misión. En este instante me siento como en el Vasallaje con el cable de Beetee cuando nos separemos.
Nada más salir a la calle, el frío me golpea en la piel y los copos de nieve chocan contra nosotros. Nos adentramos entre la multitud y avanzamos bastante, siempre en alerta.
De golpe, se escuchan disparos y veo gente a mi alrededor caer muerta. Los cuatro nos tiramos al suelo y nos refugiamos detrás de las macetas de la calle. Miro a mi alrededor y veo a gente muerte. Me fijo en una niña que unos metros más allá de mi posición, está llorando frente al cuerpo inmóvil de una mujer.
Una nueva oleada de disparos vuela por los aires y veo su pecho teñirse de rojo. Jack y Katniss me cogen de los brazos y tiran de mi para adentrarnos de nuevo entre la multitud, para poder llegar hasta la mansión de Snow sin ser descubiertos.
Miro a los tejados y veo a gente disparando a los Agentes de la Paz. Seguramente rebeldes, y aun que son de mi bando, no estoy contenta por lo que están haciendo.
Corremos por las calles echas un caos, y cuando llegamos a la calle principal, miles de Agentes de la Paz están ...
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