Tercera temporada de "Los juegos del hambre (Peeta y Tu )"
(TN) y su bebé han salido de la arena con vida y han sido llevadas al distrito 13 junto con Finnick y Beetee. Pero no todos han corrido la misma suerte y ahora estan a merced del Capitolio.
...
—¿Te gustaría tener hijos en un futuro? —Pregunta Peeta.
—Si, me gustan los niños, Katniss ya lo sabe. —Dice mirándola con amor en los ojos. —Así que sí, en un futuro me gustaría, siempre y cuando Katniss estuviese de acuerdo.
Miro a Katniss quien me mira nerviosa y disimuladamente le guiño un ojo con complicidad.
Hacia la media noche, Gale y Katniss se retiran después de una velada tranquila y entretenida en la que hemos conversado sobre muchas cosas.
Peeta se queda recogiendo la planta de abajo y yo subo a nuestra habitación para dejar a Emma en su cuna. Me pongo el pijama y me meto entre las sábanas a la espera de que llegue Peeta. Cuando él se acuesta a mi lado, inmediatamente me acurruco con él y así me quedo profundamente dormida.
Me despierto por unos ruiditos provenientes de la cuna. Me levanto y me acerco a la cuna donde Emma está totalmente despierta y haciendo soniditos.
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La miro divertida y cuando se percata de mi presencia, alza sus bracitos para que la coja. Una vez entre mis brazos, le doy un beso de buenos días en su cálida y delicada mejilla.
Miro la hora en un pequeño despertador que hay en mi mesita y que pertenecía a mi abuelo. Marca las nueve y cinco de la mañana, así que bajo hacia la cocina para prepararle su biberón y el desayuno para Peeta y para mí.
Dejo a Emma en la mecedora. Es uno de los lugares que más le gusta que la dejemos, le encanta el movimiento que hace. Cuando descubrió que, si ella se movía, también se movía el asiento, fue su mayor descubrimiento. Ahora no para de agitarse y patalear para que, por inercia, la mecedora siga el ritmo. Justo como ahora, que está moviendo sus piernas y brazos provocando un suave balanceo.
Le doy en biberón mientras espero que el té y el chocolate caliente se hagan. Cuando termina, le saco los gases. En cuanto noto que ya ha soltado todos, la vuelvo a dejar en la mecedora entretenida con su nuevo peluche, el conejo que Gale le trajo ayer.
Hago tostadas. Saco de la nevera y la despensa la mantequilla, el queso, la mermelada y la crema de chocolate para untarlo en el pan. Lo coloco todo sobre la mesa listo para desayunar.
Estoy colocando las jarras de té y chocolate en la mesa cuando entra Peeta con cara de dormido por la puerta de la cocina. Le sonrío nada más verle y Emma balbucea en la mecedora mostrando lo contenta que está de ver a su papá.
Peeta se acerca a ella y la coje en brazos dándole un beso en la sien con cariño. Después, se acerca a mi y me da un beso en los labios.
—Buenos días, cariño. —Saluda con una sonrisa pegado aún a mis labios.
—Buenos días. —Le correspondo dándole un beso rápido antes de retirarme para sentarme en la mesa.
Desayunamos escuchando los balbuceos de Emma que está entretenida con el botón del jersey de Peeta.