Capítulo 9: Mi historia

122 4 0
                                    

—¿Tu intención entonces siempre fue que yo saliese vencedora? ¿No apostabas por Katniss y Peeta?

—He de reconocer que no, egoístamente necesitaba que tu salieses vencedora. Sé que está mal pero no me arrepiento de ello. Conforme pasaban los días y vi la relación que tenías con ellos, comprendí que tenía que mantenerlos también con vida si quería que tu tuvieses una mínima esperanza de ganar. Y no me equivoqué, porque saliste vencedora. —Me dice con orgullo impregnado en la voz.

—Y después, todo se fue al traste de nuevo con el Vasallaje. —Añado yo con ironía.

—En realidad, todo se descontroló cuando me enteré de que estaba habiendo levantamientos en los Distritos impulsados por tu acción con las bayas. Eso me recordó mucho a lo que ocurrió conmigo y temí por que hubiera represalias. En ese momento no entendí porque Snow no actuó en tu contra, pero después, cuando me confesaste que te había visitado antes de la Gira de la Victoria, supe el porqué. La situación solo hizo que emporar más cuando anunciaron el Vasallaje. Había un cincuenta por ciento de probabilidades de que tú salieras elegida o de que te presentaras voluntaria en nombre de Katniss, y siendo como eres, lo hiciste tal como predije. De nuevo me vi empujado a sacarte como fuese de la arena, y cuando el 13 me propuso su plan de rescate, inmediatamente acepté si así podías salir con vida y mi nieta también.

—Entiendo por qué lo hiciste, pero una parte de mi felicidad era Peeta. Me mentiste y lo abandonaste. —Le reprocho.

—No fue fácil tomar la decisión. Yo insistí en intentar rescatarlo por ti, porque sabía que lo necesitabas, pero no hubo tiempo, si nos quedábamos el Capitolio nos hubiera capturado a todos.

Puedo percibir que realmente no fue una decisión fácil de tomar, sé que le tiene aprecio a Peeta y también sé que un padre busca hacer lo mejor por su hija, así como yo busco hacer lo imposible para mejorar el mundo en el que mi hija nacerá.

—Ahora mismo quiero que entiendas que tanto tú como mi nieta sois mi prioridad, quiero que ambas estéis bien. Os quiero a ambas y sé que tu madre también os querría si estuviera con nosotros. Si me lo permites, quiero recuperar todo el tiempo perdido, quiero ser el padre que te mereces y que no he podido ser.

Lo dice de corazón, eso es innegable. Se ha abierto en bandeja, como nunca me hubiese imaginado del tan cerrado Haymitch. Me ha dejado ver a un nuevo Haymitch, y me agrada. Aun me duelen ciertas cosas que ha hecho, pero tras toda la explicación que me ha dado, lo comprendo. Tengo una cosa clara, y es que, ahora, en estos momentos y en la situación actual en la que estamos, necesito de su apoyo, necesito de él, y estoy cien por cien segura de que quiero tener una relación padre e hija como siempre tendría que haber sido.

—¿Por qué creíste que lo más fácil sería que yo creyera que me habíais abandonado? —Pregunto con tristeza y un ápice de dolor.

—Porque era mucho más sencillo hacerte creer eso, a pesar de lo doloroso que podría resultar ser, que contarte media verdad. Como te he dicho antes, si te hubiésemos dicho parte de la verdad, te hubieran surgido preguntas y curiosidad, y a la larga, te hubiera puesto a indagar poniéndote en peligro.

—¿Hubieras hecho las cosas distintas si te hubieran dicho que años más tarde estaría en peligro por culpa del Capitolio? ¿Ese peligro del que me habías intentado alejar?

—No, porque eso te ha mantenido más tiempo alejada de sus garras, del otro modo hubieras estado expuesta a él mucho antes. —Me dice con decisión.

—¿Por qué Cinna sabía que tú eras mi padre? —Le pregunto tras recordarlo.

—Porque cuando fuiste elegida, era el único modo discreto en el que podía mantener contacto. Él tenía mucha libertad y no era tan vigilado como lo es un mentor o tributo o incluso un Avox, así que se lo conté, y él me ayudó a dejarte la carta y el collar en tu habitación.

Asiento con la cabeza dando a entender que lo comprendo. Nos quedamos en silencio. Intento ordenar toda la masiva información que he recibido en la última media hora y ordenar mis pensamientos.

—Te voy a dar la oportunidad, pero antes quiero que me prometas algo. —Le digo con seriedad.

—Lo que quieras.

—Prométeme que nunca te volverás a alejar de mí, que siempre, pase lo que pase, lo hablaras conmigo, y que estarás ahí tanto para lo bueno como para lo malo.

—Te juro que no voy a volver a dejarte, no al menos por propia voluntad.

—Prométeme también que no volverás a la bebida. —Le exijo.

—Te lo prometo. De hecho, todo este tiempo he estado en desintoxicación. —Me lo quedo mirando analizándolo.

—¿Puedo confiar en ti? —Me siento vulnerable al preguntárselo no sé por qué.

—Claro que sí. Te prometo que cumpliré con todo lo que me digas, que intentaré estar siempre a tu lado y que no te dejaré sola. —Puedo ver una mezcla de sentimientos en su mirada. Desde alivio a esperanza.

—¿Me ayudaras a rescatar a Peeta?

—Te ayudaré.

—Te quiero papá, involuntariamente, algo desde que nos conocimos me hizo quererte como a un padre. —Me lanzo a sus brazos, cumpliendo así uno de mis grandes deseos de niña y de adulta.

—Te quiero hija. —Me estrecha fuertemente entre sus brazos y nos quedamos así por un largo rato, simplemente disfrutando del cálido reencuentro.



Después de nuestra charla y nuestro momento padre-hija, nos marchamos a comer. Cuando terminamos de comer, me marcho a descansar a mi habitación. Menos de una hora después, vienen a buscarme para prepararme para ir al 8. Me hacen colocarme un auricular en la oreja y un micrófono en el cuello del traje de Cinna. En el cinturón, me colocan una máscara de gas y me advierten de que, si veo caer a alguien desplomado al suelo por alguna razón desconocida, inmediatamente me la ponga.

Aprecio una vez más el arte y maña de Cinna. Es precioso el traje y me queda como un guante. La tela se arropa a mi como si fuera una segunda piel, es flexible y se ajusta muy bien a mi abultado vientre, y eso que cuando Cinna lo diseñó apenas se notaba. Sobre todo, es cómodo y no pesa nada.

Lo que más me gusta es la visión que tuvo Cinna en su momento de poner bastante protección en mi vientre, gracias al peto protector mi pecho y vientre, es lo que más protegido está de mi cuerpo.

Una vez lista, me reúno con mi pelotón en el hangar. Algunos ya se encuentran dentro del aerodeslizador, Katniss y Gale me están esperando afuera. En cuanto llego donde ellos, juntos subimos al aerodeslizador. Cuando cruzo la puerta, me llevo una gran sorpresa. Adentro se encuentra...

 Adentro se encuentra

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Sinsajo (Peeta Mellark y Tu )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora