POV Jace

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Estaba al lado de ella. Sin poder dormirme. Pensando en cómo ese imbécil conductor había arruinado este momento de su vida.

En cómo iba a reaccionar al enterarse que tendrá que dejar el ballet por unos meses. Cuando se entere de que tendrá que esperar más de un año para poder ir a la academia de sus sueños.

Que alguien la tendrá que apoyar. Y ese hombro en el que lloraría será el mío. Yo seré la persona con la que se podrá apoyar. Y eso para mí era un privilegio.

Era yo. Yo estaba acompañándola. Mirando sus ojos cerrados.

Estaba lastimada. Su ojo morado y su labio colorado. Daba tristeza.
La quería demasiado, pero te das cuenta de la importancia de una persona cuando algo malo le pasa.

Pero sus mejillas aún estaba cálidas y sus manos heladas como siempre. Seguía siendo ella. Una Clary dormida.

Y lo sentía. Podía sentir mi corazón marcando el curso de mi vida. Sintiendo todo el amor que recorría esta habitación.

Hermosos recuerdos invadieron mi mente. La primera vez que fui a su casa. Su vergüenza al escuchar que dijo que yo era bueno y lindo. El primer momento en el que entré en la escuela y la miré fijamente. Era una chica muy especial. Apartada de los demás. Diferente. Nuestro primer beso. La sensación de sus labios apretando los míos. Su sonrisa, que llenaba de luz una habitación oscura. Su mirada dulce que te enamoraba. La pasión por el baile. Los malos momentos que pasamos pero que juntos pudimos resolver. Cuando la vi llena de moretones y tendida en el suelo. Su mirada triste e irresistible a mi sufrimiento. Su preocupación por mí. Sus labios cálidos.

Ay, por Dios. En serio la amaba. Y no sabría qué hacer sin su compañía.

Me levanté sin despertarla y quise hacer algo especial para ella. Fui a mi casa y junté fotos y videos. Su audición, muestra práctica temprano, su foto de ahora y la de antes, nuestro primer beso.

Todo estaba ahí. Era nuestra historia.

Lo recopilé y lo puse en un pendrive. Llevé mi computadora. Pasé a su casa a buscar cosas que creía necesarias.

Un par de libros, ropa (porque sabía que odiaba ese camisón), una foto en la que aparecíamos Kim, ella y yo.

Fui devuelta al hospital y la desperté. Le tendí su ropa y me sonrió.

- ¿No dijiste que odias ese camisón?
- Mm... Me suena haberlo dicho. Llama a Kim.
- ¿Para qué?
- ¿Para que me ayude a cambiarme?
Hice puchero.
- ¿Y por qué yo no?
- Em... Tú siempre aprovechando el momento. Maldito pervertido.

Me arrojó un almohadón y ambos reímos.

Encontré sus ojos. Sus hermosos ojos cafés. Se encontraban mejor que el día anterior y me miraban.

Salí de la habitación y fui a buscar a Kim.

Se veía realmente exhausta y estaba bebiendo café para levantarse.

- ¿Y a ti qué te pasó?
- JA-JA-JA. Nada. Simplemente que estoy aquí desde la tarde de ayer y sigo aquí sin haber pegado un solo ojo.
- Quiere que la ayudes a vestirse. Pero luego ve a descansar.
- Jaja. No te dejó cambiarla. ¿En serio creíste que te dejaría?
- Vale la pena el intento.
- Iugh.
- Y además te sorprendería de lo que soy capaz de convencerla.
- No quiero saber nada más del tema.
- No hablaba de eso.
- Ah.
Le tomó unos segundos entenderlo pero luego dijo:
- Espera ¿estás diciendo que todavía no lo hicieron?
- Oye. Cállate - le dije señalándole la boca -¿Quieres bajar el tono de voz? Por si no te diste cuenta estamos en un hospital y no quiero que lo grites.
Ella seguía burlándose y se fue a acompañar a Clary.

**********************
POV Kim
- Aguarda, me acabo de enterar de que todavía no lo hicieron. ¿Quiere decir que sigues siendo virgen?
- Quieres callarte la boca. No quiero que te escuche Jace.
- Entonces significa que sí. Ay, por Dios sabía que eran una de esas parejitas románticas de película vieja, pero no me imaginaba que todavía no...
- No lo hicimos. Ya está. ¿Te gustaría cambiar de tema?
- Oh, claro. Me dijeron que querías que te ayude a cambiarte.
- Sí. Hace 30 minutos.

Logré sacarla de la cama y la cargué hasta al baño, lo que no era un problema porque era como llevar a una pluma. No podía apoyar la pierna izquierda en el suelo. Le dolía, lo notaba en su mirada.

Estaba mejor, pero notaba que odiaba la idea de dejar de hacer ballet por unos meses. Era su sueño, pero por ahora tendrá que detenerlo.

Al fin la veía con ropa que solía usar.
Decidí arreglarla para que quedara aún más presentable.

Su sonrisa me hacía acordar a la Clary de niña. Viendo ballet y quedando sorprendida.

La niña que sabía que la antigua Kim lloraba en los columpios.

La misma que me cubría la espalda y me ayudaba a entender las ecuaciones en matemática.

¿Era mi turno de devolverle el favor a mi amiga, o no?

Chica de PapelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora