Procuré mantener la boca cerrada, ya que creía que era Rose, quien debía decirle la verdad a Jace, para que éste decidiera cuál de las dos creer.
Todo contexto de una frase, cambiaba de acuerdo a la persona que lo citaba y las expresiones de su rostro. Cada uno elegía las palabras y cómo ordenarlas para defender sus ideas.
Sentía que éramos globos que, con cada mentira, se elevaban más, perdiéndose en lo alto del cielo y sin poder ver el suelo. Pero en cuanto bajábamos la mirada, descubríamos todos los secretos que habían quedado ocultos, y todo el aire se escapaba por un pequeño orificio, haciéndonos volver al lugar en el que nos encontrábamos en un principio.
Se me retorcía el estómago con solo verlos juntos, de la misma manera en que había estado hace unas horas con Hunter. La cabeza me daba vueltas, y solo quería parar este sentimiento. El sentimiento de que me quedaría sola y no encontraría alguien.
La sensación de que habían cortado mis alas y que nunca podría volver a volar.
Pero me contuve, como solía hacer en el secundario. Guardé mis emociones por temor a lastimar a alguna de las personas que se encontraba en aquella habitación, y se había preocupado por mí.
Pero no lo sentía como un lindo gesto, si no que me hacía sentir que era una carga para ellos.
Luego de media hora, Jace y Rose, se debieron ir. Ella decidió ver cómo estaba Katherine, por lo que marchó hacia su casa, mientras que Jace quiso esperar hasta que me dieran el alta en la sala de espera.
Kim era la única que permaneció en el cuarto, y como tenía confianza en ella, dejé que algunas lágrimas escaparan, porque sabía que en otro momento no me lo permitiría.
- ¿Qué sucede? - preguntó acercándose enseguida.
Tragué saliva intentando calmar mi respiración, junto con el ritmo de los latidos de mi corazón, ya que la máquina había empezado a pitar continuamente.
- Kim, antes de que me encontraras, había descubierto a Hunter besando a una muchacha.
Ella observó un punto fijamente, como si estuviera esperando a que le dijera que era una broma. Pero la verdad, es la realidad más difícil de aceptar.
- Era Rose - sollocé.
Kim me abrazó y se acostó a un lado de la camilla en la que estaba, y me acarició el pelo durante algunas horas.
La habitación se encontraba en silencio absoluto, pero eso me permitía pensar y tomar decisiones que consultaba conmigo misma.
- ¿Sabes que es un idiota? Si no vio lo hermosa que eres, tanto exterior como interiormente, es porque no vale la pena. Lamentablemente, a veces esperamos algo del otro, que nunca podrá llegar a hacer. En esta vida, las personas van y vienen, algunas veces permanecen a lo largo de ella y otras veces, se quedan a mitad de camino. Pero es importante disfrutar el recorrido, no sólo pensar en el final.
Sonreí y agradecí que se hubiera ido a buscar un pote de helado.
Estuvimos toda la tarde hablando, mientras dejábamos de fondo una telenovela realmente exagerada.
- ¿Te das cuenta de que Jace y tú han sido engañados? Al mismo tiempo - dijo mientras dirigía una cuchara de helado hacia su boca, cuando se detuvo a pensar - Y no sólo eso. Si no que fueron engañados entre sus parejas.
Reí irónicamente.
- No lo había notado, Kim. Es que significó tan poco para mí ver cómo mi novio besaba a otra chica en frente de mi nariz - le respondí sarcásticamente.
- Bueno, yo solo decía.
- ¿Sabes que es lo peor de todo esto? - murmuré pensativa - En ningún momento, se me vino la imagen de Hunter a la cabeza, si no que estuve pensando en Jace. Y en aquel día en que nos quedamos en el hospital. Era ésta misma habitación, y todavía recuerdo la sensación de sus labios sobre los míos. Su aliento cálido sobre mi cuello. Cada detalle.
Kim sonrió socarronamente.
- Clace va a volver... - cantó.
Me reí, a la vez que mis mejillas tomaban un color rojizo.
¿Y qué si sucediera? Me pregunté a mí misma.
La enfermera avisó que el horario de visitas había finalizado, y Kim se despidió.
Me acosté, y me fui a dormir, imaginando que tenía a Jace a mi lado, igual a hace unos años, tomando mi mano para que me sintiera segura.
Y me dormí con una sonrisa en los labios.
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Pov's KimAtravesé las puertas que dividían los pasillos del hospital en múltiples habitaciones, hasta que finalmente llegué al aparcamiento.
Tomé las llaves que estaba en el bolsillo trasero del pantalón, cuando encontré a Jace en la puerta de entrada, que parecía estar teniendo una conversación acalorada por teléfono.
- No lo puedo creer. Sabías que era el novio de Clary y que era menor de edad. ¿Y encima me mentiste también respecto a eso? - por un momento pareció caer en una verdad que lo dejó impactado, pues se quedó unos segundos sin decir absolutamente nada - ¿Katherine no es mi hija? Estuve cuidando a la niña, desde el momento en que la vi, creyendo que era hija mía. Me hice responsable de ella, y todo este tiempo no sabía lo que realmente estaba ocurriendo.
Abrí la boca sin poder creer lo que escuchaba. Pero al ver la figura de Hunter acercarse a la puerta de entrada, corrí a detenerlo.
- Tú no puedes estar aquí - le grité tirando hacia atrás de su brazo.
- Es mi novia, Kim - respondió.
Tomé aire para responder de una manera decente.
- La perdiste. Elegiste engañarla y ahora debes hacerte cargo de tu decisión. No puedes arreglar todas tus metidas de pata, con un "lo siento" y ya. Es hora de que aprendas de que no puedes tener todo lo que quieres por el simple hecho de quererlo.
Él tiró de su brazo para entrar y yo grité para que se detuviera.
Le pateé la entrepierna y una vez doblado de dolor, descargué la ira que había despertado en mí, lo que le había hecho a Clary.
Y de un segundo a otro, Hunter elevó una mano listo para golpearme, pero Jace se interpuso entre ambos y tomándolo del cuello de su chaqueta, le propinó un golpe en el rostro.
Hunter corrió, ya que finalmente, se dio cuenta de que era inútil seguir peleando.
- Dejà vu - murmuré,y tanto Jace como yo, rompimos a reír en carcajadas.
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Un pequeño aviso para todos mis lectores. El final de esta historia se acerca y solo queda el epílogo.Gracias por todo el amor y el apoyo.
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Chica de Papel
Teen FictionClary es una adolescente de 16 años que se siente excluida, fuera de lugar y que no pertenece a su escuela. ¿Recuerdan a la chica que siempre se encuentra al final del pasillo, es empujada por todos los deportistas? Esa era ella. Una completa chica...