Solo Amigos

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Estábamos en la clase de canto, cuando Jace me cantó.
Creo que nunca me había sonrojado tanto como en ese momento. Además, tenía una hermosa voz.
En la hora del almuerzo se sentó a mi lado.
- Oye, ¿te gustaría ir conmigo?
- Claro, pero a dónde?
- Eso es una sorpresa.
- Ey, por lo menos me tienes que decirme a dónde tengo que ir.
- Ah, sí - a veces su torpeza me causaba mucha ternura - te la pasaré por mensaje.
- De acuerdo, chau.
Solo me faltaba una hora para salir del colegio. La verdad es que me está yendo muy bien. En unos meses van a ser los examenes integradores, y después se acerca Navidad.
Me pregunto qué hará Jace en Navidad. ¿Querrá pasarlas conmigo? Ah, sí. Ahora tengo que ir con Jace a vaya a saber dónde.
Reviso el celular para ver si me llegó algún mensaje, pero nada. ¿Se habrá olvidado de mandarme la dirección? ¿O simplemente se arrepintió de venir conmigo?
No lo sé, pero ya pasó una hora de lo acordado y no lo esperaré más.
Entro a casa y veo a mi papá con una sonrisa inmensa y lo saludo.
- Ey, no me dijiste que tenías novio chiquita.
- No tengo novio, eso es ridículo.
- Si es así... ¿Quién es Jace?

Me puse como tomate.

- Es solo un amigo.
- Tus cachetes rojos me dicen otra cosa.
- Sí, lo sé. Es que es lindo y amable, pero no puedo ser su novia.
- ¿Por qué?
- Porque... Oye tú, creo que ya me investigaste lo suficiente por hoy.

Voy a mi cuarto con una sonrisa de vergüenza y cuando prendo la luz, fue tanta la sorpresa que creo que mi cara volvió a su tono pálido.

No podía creer que estuviera allí.
- A ver, a ver, a ver. ¿Puedes repetir la parte en que dices que soy hermoso? Será mi nuevo ringtone.
- ¿Escuchaste todo lo que dije?
- No, lo suficiente para saber que soy hermoso y amable y que no podemos ser novios.

Me llevo una mano a la cabeza.

- Ey, no te avergüences. ¿Y si yo te dijera lo mismo?

Levanté la vista del suelo.

- Te diría que solo quiero ser tu amiga.
- De acuerdo, pero no creo que logre soportarlo.
- Ya, dime a qué viniste aquí.
- Este era el lugar, tu casa.
De pronto me encontraba en mi habitación con un chico súper lindo, que se había tomado el trabajo de decorar toda mi habitación.
- Quedó hermosa.
- Y eso que todavía no hicimos nada.
Agarró su skate y me llevó al patio.
- Eso no es una buena idea si no quieres terminar llevándome al hospital.
- Quedate tranquila, yo te sujetaré.

Okay. Me puse creo que más nerviosa que antes.
Nunca nos tocábamos más que las manos para saludarnos. Como cualquier otro amigo, creo.

Cuando me subí y sentí sus manos acomodarse en mi cintura, realmente suspiré de nervios.
Fue algo muy divertido. En ningún momento me soltó y en ningún momento me caí. Me tomó de la cadera y me levantó en el aire para bajarme. Ay por Dios, noté que su sonrisa siempre me tranquilizaba.
Al estar fuera del skate, tropecé y Jace logró agarrarme.
Pude ver sus ojos verdes, con esa mirada simpática que tenía.
¿Vieron cuando un momento parece pasar en cámara lenta y luego de unos segundos te das cuenta de lo que estás haciendo?
Bueno, Jace se acercó lentamente para besarme y cuando estaba a un milímetro de mi boca, le dije:
- Sólo amigos.
Se apartó y me dio una mano para poder levantarme.
Entramos nuevamente a mi habitación. Puso música lenta y dijo con voz muy graciosa:
- ¿Me concederías esta pieza Clary?
- Por supuesto Jace.
Nos reimos durante un rato, pero no pudimos escapar de lo inevitable.
Me tomó una mano y me acercó a él. Me apoyé en su hombro, mientras tomaba mi cintura. Aparté mi rostro de su hombro y dejé mi nariz sobre la suya. Me dio una vuelta y volvimos a quedar enfrentados.
- Recuerda solo amigos.
- Sí - dijo fastidiado.
Estrechamos nuetras manos, pero con fuerza me atrajo contra su pecho y me dio un beso en la mejilla.
- Oye - le dije riendo.
Luego, le pedimos a papá si podíamos salir a la playa y dijo que nos divertamos.
Nos sentamos en unos troncos y empezamos a jugar verdad o reto.
- ¿Verdad o reto? - le digo
- Verdad.
- ¿Es verdad que Quinn te gusta?
- No. ¿Verdad o reto?
- Verdad.
- ¿Es verdad que te gusto?
Un enorme silencio se armó y dejé caer mi cabeza en su hombro. Lo miro.
- Sí - digo con seguridad- Claro que sí. ¿Y tú? ¿Qué me dices? ¿Yo te gusto?
Sonrió y asintió.
- ¿Verdad o reto? - me dijo.
- Era mi turno tramposo.
- Ya no. Me preguntaste si me gustabas.
- Está bien. Reto
- ¿Estás segura de elegir eso?
- Claro, ¿por qué no?
- Lo tienes que cumplir, ¿de acuerdo?
- Sí!!!!
Suspiró tan profundamente que el pecho se le hinchó de aire.
- Te reto a que me beses.
Se detuvo la tranquilidad, y lo miré.
- ¿Qué? ¿Estás bromeando?
- Claro que no.
- Pero así no puede ser nuestro primer beso. No tendría que haber un "nuestro beso" ni siquiera.
- Y cómo debería ser nuestro primer beso?
Lo miré por un largo rato, pensando si lo iba a hacer o no, y luego me decidí...

Chica de PapelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora