Cuando estábamos llegando a casa, nos llegó un mensaje de Santana en el que invitaba a todos para su fiesta anual de otoño.
- Si quieres no vamos.
- No. Está bien. Hay que ir - le respondí a Hunter mientras me ayudaba a bajar de la moto
- Solo déjame cambiarme.Cuando entré en casa, Mason estaba dormido sobre el sillón, abrazado a un recipiente de pochoclos, con el sonido en el fondo de Grey's Anatomy.
Subí silenciosamente las escaleras, tratando de no despertar a mi hermano o a mis padres. Entré en mi cuarto y cerré la puerta detrás de mí haciendo el menor ruido posible con el picaporte.
No pude evitar quedarme por unos segundos mirando a la nueva yo, con un vestido azul que me llegaba justo por encima de la rodilla, frente al viejo espejo decorado con cientos de luces.
Incliné la cabeza y apreté la chaqueta en mi pecho.
¿Realmente me comportaba como una maldita zorra que se hace la inocente? Ya sé que Jace dijo que se arrepentía de haberme dicho eso, pero por algo lo hizo. Y la única explicación que genera mi cerebro es que lo dijo porque eso es lo que pensaba.
Bajé las escaleras y me encontré con Hunter apoyado en la columna de la entrada.
- Wow. Es una simple fiesta no un desfile - dijo tomando mis mejillas para besarme.
- Solo lo dices porque eres mi novio - le respondí contra sus labios - Además, nunca hay nada simple en las fiestas de Santana.Literalmente. Ella siempre conseguía lo mejor para las fiestas. Bandas famosas, buen equipo de música y luces, y como nunca puede faltar en una fiesta: el mejor alcohol. ¿Cómo lo hacía? Fácilmente (o así es como ella dijo), se acostaba con medio mundo.
Me tomó de la mano y me condujo hacia su moto. Me ayudó a sentarme y encendió el motor. Rodeé su cintura como solía hacerlo y apoyé mi mentón sobre su hombro.
- Te amo - le susurré.
- Yo también te amo - me respondió con una sonrisa mientras empezaba a alejarse de mi casa con el vehículo.Me di la vuelta y miré la distancia que nos separaba. El viento me azotó la cara provocando que volviera rápidamente la vista hacia el frente.
Cuando llegamos, vimos papel colgado por todos los arbustos de la entrada. Desde los tres metros que nos separaban de su puerta podíamos escuchar la música al máximo volúmen. A medida que nos acercábamos, pudimos distinguir a gente conocida. Quinn estaba besándose con Brad en la puerta. Había vasos plásticos rojos sobre los bordes de las ventanas.
Desde que entramos a esa casa, supimos que en cualquier momento esto terminaría descontrolado cuando la policía venga a inspeccionar por las quejas de los vecinos y finalice por esposar a alguno.
A penas cruzamos la primera habitación repleta de gente (quedándome sin aire porque era sofocante la manera en que todos los cuerpos se pegaban al ritmo de la música y no te permitían el paso), me había arrepentido de haber venido aquí.
- Voy con el equipo, enseguida regreso - me gritó en el oído para que pueda oírlo.
Me limité a asentir e ir por un trago. Ya era bastante malo ser bajita y agregarle que no tenía fuerza, era bastante perjudicador en esta situación. Así que traté de esquivar a las personas, sin necesidad de aplastarlas o pasarles por encima (como me estaban haciendo en este momento). Salí corriendo porque llegar a la cocina cada vez se me estaba haciendo más pesado, hasta que choqué con una figura y terminé en el suelo.
- ¿Estás bien? - preguntó el muchacho acercándose para darme una mano.
Cuando la tomé, era tanta la sorpresa que me llevé al reconocerlo, que ni siquiera podía hablar.
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Chica de Papel
Teen FictionClary es una adolescente de 16 años que se siente excluida, fuera de lugar y que no pertenece a su escuela. ¿Recuerdan a la chica que siempre se encuentra al final del pasillo, es empujada por todos los deportistas? Esa era ella. Una completa chica...