Encuentro incómodo

171 17 0
                                    

- ¿Que tú qué? - sonreí traviesa al ver que Mason había escupido todo el agua que estaba a punto de beber.
- Como escuchaste, Mase - dije rodeándolo y colocando mis manos en su hombro - ahora soy porrista.

Abrió, horrorizado, la boca para decir algo, pero al parecer el ratón le comió la lengua. Entendía perfectamente porqué le daba sorpresa verme como porrista.

- No puede ser - dijo agarrándose la cabeza teatralmente - prométeme y júrame que no te portarás como una maldita perra.

Le di un codazo en las costillas, provocando una carcajada en el silencio que se había armado, tras haberme preocupado porque pensé que me diría algo más serio.

Nos quedamos por unos segundos mirándonos y sonriendo, hasta que mi teléfono empezó a sonar con una llamada nueva.

Ambos clavamos la mirada en el móvil, y antes de que pueda atender, Mason me lo arrebató rápidamente de las manos. Lo alzó arriba de mi cabeza burlándose de mi baja estatura.

- ¿Hola? - preguntó mi hermano desbloqueando la llamada - ¿quién es?

Lo único que se escuchaba y entendía era: sí, ajá y ok de parte de mi querido y hermoso pariente que atendió, sin preguntar, mi teléfono.

Me lo tendió y murmuró que alguien quería hablar conmigo. "Lógico, Mase", pensé, "¿con quién más querría hablar alguien que llama a MI celular?"

Se lo quité bruscamente sacándole la lengua, hasta que, al oír la voz a través de la línea, no pude evitar dibujar una sonrisa en mi rostro.

- Paso a buscarte a las 8:00 para el partido de hoy. No te olvides el uniforme.
- ¿Por qué me lo olvidaría? Si siempre lo llevamos.
- No lo sé, ¿quizás porque lo odias? Pero te ves sexy con él.

Noté que al escuchar ese comentario, mis mejillas se empezaron a sonrosar.

Hoy era el último partido del año, y como en todos y en cada uno de ellos, debíamos ir a animar con nuestra rutina de baile. Hunter era el mariscal de campo, y la última victoria la obtuvieron gracias a él. Era bueno sentirse popular. Nada más que no me gustaba llamarlo así, prefería el término "rodeada de personas que te quieren". Y aunque Quinn seguía siendo una zorra, al menos dejó de insultarme. Quizás intervino un poco Hunter en nuestra relación de " buenas compañeras"... ¿A quién engaño? Él fue el que la convenció de dejar de hacerlo, porque ahora pasaríamos más tiempo juntas y le gustase o no, iban a incluirme en su mesa de la cafetería para que pueda pasar el almuerzo con mi novio y mis nuevas amigas.

En cuanto corté, mi hermano me miró sonriendo.

- ¡Oh, oh! Parece que alguien se ruborizó - dijo pellizcándome la mejilla con fuerza.
- No empieces - dije apartándolo de un solo movimiento y señalándolo con el dedo - No con Hunter.

Elevó las manos en un gesto de rendición y me dejó subir a mi cuarto para cambiarme y prepararme. En cuanto me vi en el espejo con el uniforme, la falda ya no me parecía tan corta. Tampoco la remera que dejaba mi ombligo a la vista. Lo sé. Estaba cambiando. Tal vez un poco mucho. O tal vez no era la misma persona que antes.

Bajé rápidamente las escaleras, mientras se acercaba la hora acordada para recogerme. En cuanto Mason me vio no pude evitar sonreír.

- ¿Te gusta? - dije dando una vuelta a la vez que la falda abría su vuelo.

Nuevamente, cuando se volteó para verme, se atragantó con el vaso de agua que estaba tomando.

- Wow, Clary. No debes andar en ropa interior por la casa, cuando sabés que está tu hermano.

Chica de PapelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora