¿Comienzo de año diferente?

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Como si no recordara cómo se sentía caminar por los pasillos sola, entré cubriendo mi cara con mi swéter como si la historia volviera a comenzar, y la anterior no hubiera tenido final. O al menos no uno feliz.

De repente la veo a Quinn inscribiéndose en el club del coro.

A principio de año es cuando debes aprovechar, porque las pizarras están llenas de clubs o hermandades. Así como, el coro, teatro, baile, manualidades y otros cien que no sé porqué existen. Estos, son los que definirán tus amistades durante todo el año escolar.

¿Pero compartir TODOS los benditos días, de las semanas, de los meses, hasta el final de año, con Quinn?

Ni de loca.

Encima Santana y Brittany también lo hicieron. Genial, mis compañeros babearán por estas tres malditas zorras.

Las tres se dieron vuelta, me vieron con desprecio y sonrieron de forma vengativa.

En cuanto se fue me acerqué para ver la lista. Ya sé que algunos hombres piensan que el coro es para gays, pero no lo es. Y si lo fuera, no hace falta escribir nombres en la lista de personas que quieren entrar, solo para burlarse: como
* Lola Mento.
* Semen DiCarlo.
* Susana Horia.
Y menos que menos:
* Elba Gina Pelado.

Así que, básicamente, la cima de las hermandades o clubs, es el equipo de porristas.

No significaba que todas quisieran serlo. Es solo un acuerdo que armaron todos en la escuela porque era el club que más trofeos ganaba. Los respetan solo porque temen a las consecuencias que trae no hacerlo.

Pero, este año no voy a permitir que las porristas le ganen al coro.

Estaba pensando en que sería algo bueno tratar de cambiar a Quinn a través de canto, eso si entra.

Taché los nombres vulgares que habían escrito. Tomé mi lapicera para anotar mi nombre.

Ya sé que está garantizado que entre, según lo que dijo el profesor, pero hay que anotarse anualmente y hacer una audición antes de lograr entrar.

En mi primera audición canté We Are Young. Si quieren díganme anticuada, pero sentí algo especial cuando entendí lo que decía esa canción.

Estar en un escenario, completamente sola, cantando con un micrófono y acompañada por un piano, fue como estar soñando despierta.

Y así es lo que sentí, cuando al terminar de escribir, vi un brazo que pasaba encima de mi cabeza y se anotaba en la lista.

No me di vuelta hasta que vi su nombre. Hunter Mikaelson. No lo podía creer ¿Desde cuándo los "deportistas" se unen al coro? ¿Otra vez se puso de moda y no me avisaron?

- Hola - dije titubeando.
- Hola ¿Te inscribirás a la clase de Adam, Clarissa?
- Clary - murmuré por lo bajo estrechando su mano - Sí, todos los años lo hago. Aunque nunca esperé tener como compañero a un chico tan...
- ¿Tan qué?
- Tan deportivo, popular. No sé.
Sonrió traviesamente.
- No creas en las apariencias - dijo recorriendo mi cuerpo con la vista.

Mi cerebro se paró cuando lo vi salir por los pasillos.

¿Hunter trató de coquetear conmigo? ¿Qué le pasaba al mundo hoy?

Aunque sería algo raro salir con él luego de romper con Jace, no se lo negaría.

Todo iba igual hasta que una persona se lanzó encima de mi espalda, obligándome a subirla a caballito. Reconocí su voz.

- Buenos primeros días del último año de preparatoria.
- Kim, no vuelvas a asustarme así - dije riendo.
- Bien. Solo que te extrañé mucho durante las vacaciones.
- Pero si nos vimos el sábado.
- Tú siempre debes arruinar el momento, ¿no?

A medida que avanzábamos hasta nuestro salón, ella me puso al día sobre lo que sabía. Lo que significa, cualquier rumos o hecho de la escuela, profesores, compañeros y actividades extracurriculares.

Cuando me empecé a distraer, un comentario de Kim, hizo que me baje de las nubes:

- ¿Que qué?
- Que creo que debes unirte a las animadoras. Considerando que ya no existen clases de danza clásica y que las porristas se encargan de animar y mover su cuerpo, creo que te gustaría.
- Ni borracha.
- Nunca digas eso antes de probar el alcohol.

La verdad es que se veía distinta. Sonrisa más amplia de lo común, brillo labial, peinada y arreglada y con una chispa en la mirada.

Sonó timbre y las clases empezaron. Ya estaba en último curso, no veía la hora de terminar con estos ridículos libros.

Arranqué una hoja de mi cuaderno y se la lancé a Kim:

"Oye oye, ¿no piensas decirme qué te pasa"

Mientras Mariano explicaba geografía y trataba de concentrarme en tomar apuntes, un avioncito de papel dio en mi cabeza y quedó atrapado por mi cabello.

"No me pasa nada."
" Y también vuelan las vacas" - le respondí.

La miré y creo haber descubierto a qué se debía esa mirada embobada. Estaba enamorada.

Llegó la hora del primer recreo y en cuanto la encontré, no la dejé escapar.

- Me dices quién es el chico - dije tomándole del brazo.
- No es nadie.
- No fue una pregunta, dímelo.

Se sentó en el banco y me hizo señas indicándome que me ponga a su lado.

- Durante el verano, en el campamento de artes, conocí a un chico llamado Wesley. Comenzamos a salir y como no quisimos separarnos, se cambió a nuestro instituto.

La última frase, fue la que desdibujó mi sonrisa e hizo que me acuerde de Jace. Ella notó mi incomodidad.

- Em... ¿Sabes algo nuevo de Jace?
- Nop - dije con una mano en la cabeza - solo que se fue sin dejar rastro.

Miré la ventana tratando de cambiar de tema.

Pero ey, importa que tú seas feliz. Y hazle saber a ese tal Wesley, que si te rompe el corazón, yo le rompo la cara.

Las dos reimos.

Tomé mis libros y abandonamos juntas la habitación, hasta que me paré frente a la cartelera de actividades y clubs.

- Adelántate. Yo iré en un segundo.
- De acuerdo.

Estaba mirando todos, pero uno especial a la vez. Me parecía una ridiculez, pero ayudaría a entablar nuevas amistades. Creo. Por lo tanto, recogí mi lapicera y me anoté en la lista.

Oficialmente me había inscripto para la audición de porristas.

Chica de PapelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora