Capitulo 33

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- ¿Estas listo?-pregunté insegura.

- Eso creo...- le temblaba la voz- digo si.

- Entonces vamos antes de que te arrepientas- encendí la linterna y apunté hacia el bosque. Solo esperaba con ansias de que esto saliera bien aunque yo también sentía más miedo que el, pero por suerte el no lo podía olfatear.

Nos adentramos al bosque que se encontraba igual de oscuro y helado como se veía en mi sueño. William me tomó de la mano con firmeza sin decir nada, pobre niño, no me imagino lo horrible que habrá sido ser criado en medio de una manada de feroces hombres lobos. Temerle a la oscuridad no era la peor cosa del mundo ya que siempre puedes prender la luz, pero en este caso no están las mismas comodidades que tenemos en la ciudad así que tendría que haberse conformado con la luz de la luna...

El sonido de un búho me desvío de mis pensamientos, lo podía escuchar más cerca que de costumbre. Me detuve por un segundo y apunté hacia atrás por si alguien nos seguía pero por suerte sólo estábamos nosotros dos y otros animalejos nada letales.

Will me observó con cara de no entender nada.

- Pensé que nos seguían, eso es todo- continuamos caminando hasta que nos detuvimos en seco al escuchar el aullido de un lobo.

- Will dime que ese es otro familiar tuyo- apenas lo miré pude notar que ya tenía los ojos amarillos como los de un gato.

- Lo conozco, estamos cerca sígueme- corrió a toda velocidad en dirección a la oscuridad, alejándose de la poca luz de la luna que pegaba. Corría más rápido que yo que ya comenzaba a perder el rastro por lo que me frené.

- ¡Will! No puedo correr tan rápido...- grité tomando un respiro. Enseguida el niño se devolvió hacia donde estaba disculpándose.

- No es tu culpa, me canso muy rápido- respondí.

- Aguarda aquí, creo que se como ayudarte pero sólo lo intentaré...- se alejó hacia una esquina junto a un gran árbol de pocas hojas. Cerró los ojos con fuerza y enseguida se transformó en un lobo negro de estatura mediana.

Se acercó hacia mí haciendo gestos con la cabeza para que lo siga y me acerqué hacia donde estaba parado comparándolo con un caballo más bajo. Se inclinó hacia un lado mirándome con sus ojos amarillos haciéndome señas de que me subiera en su lomo.

- No sé si es correcto... Yo peso más- El lobo soltó un quejido que hizo que me estremeciera.

- Vale- asentí. Me subí a su lomo cuidadosamente y enseguida se alzó para caminar. Era como montar a un caballo, pero esta vez más peludo y más bajo. Lo increíble de todo era que Will no sentía el más mínimo peso aunque yo fuese relativamente más alta que él. Acaricié parte de su cabeza con una mano y de pronto dio un gran salto para correr a la velocidad de un toro furioso, me abracé de su cuello firmemente mientras miraba hacia ambos lados sorprendida de ver lo rápido que estábamos avanzando.

Will entró a una oscura cueva que se encontraba al recorrer una montaña, la cueva estaba totalmente des alumbrada y llena de murciélagos, por lo que tuve que cerrar los ojos ya que comenzaba a sentir el pánico recorrer por mi estómago. Ahora si podría comprender lo que era temerle a la oscuridad de verdad, estando rodeada de animales molestos pero en poco tiempo ya había dejado de escucharlos apenas sentí que habíamos dejado la oscuridad atrás. Abrí los ojos lentamente mirando hacia el suelo, ahora estábamos caminando por un puente de piedra que no tenía bordes si no la vista del paisaje de la luna que se podía observar desde lo más alto. Estaba segura de que este no era un sitio específico para turistas ya que no podrían subir desde lo más alto de la montaña.

El lobo de improvisto dio un gran salto hacia otro extremo que nos esperaba, cuando apenas me di cuenta de que se había acabado el puente. El lobo aterrizó sobre el otro extremo arrodillado casi en cuclillas y continuó corriendo hacia un bosque en la oscuridad que lo esperaba.

- Will... - comenté asustada sin poder creer lo que había visto. Tenía tantas ganas de preguntarle como había hecho eso, pero me contuve al ver varios ojos amarillos incandescentes a los lados del bosque, se podían escuchar hasta ladridos y gruñidos por parte de los animales. Después de todo no éramos bien recibidos.

El lobo se detuvo finalmente en frente de una especie de tarima que sin duda era una cueva con un tronco de frente, siendo iluminado tan sólo por la luz de la luna.

Me bajé del lomo de Will mientras el se arrodillaba de manera imprevista. Un gran lobo salió de la cueva con la mirada feroz y los ojos clavados en Will, podía ver las ganas que tenía de saltar y morderlo como en mis sueños, pero sin duda se contuvo y se sentó sigilosamente sobre el tronco como si fuera un trono.

- Will ¿quien es ?- susurré.

El se levantó y se dirigió hacia mi con una mirada de súplica entre quejidos. De seguro me pedirá que haga lo mismo, por lo cual asentí. Me arrodillé hacia aquel lobo por unos segundos y luego levanté la mirada hacia él, que se mostraba más tranquilo.

Ya comenzaba a entender su juego, era el rey de la manada...

Will con la cabeza gacha se acercó lentamente hacia la cueva pero el lobo corrió para bloquearle el paso, por lo que Will inmediatamente se regresó hacia dónde estaba. Muchos lobos atrás que comenzaron a salir de la oscuridad nos observaban con mucha curiosidad y a la vez cómo si fuéramos su bocadillo.

Will soltó un quejido de perrito triste y el rey le mostró sus variados colmillos como si se tratase de una amenaza. Tenia ganas de intervenir y decirle que era tan sólo un niño, pero el lobo había arañado con una pata el rostro del pequeño, que se contuvo lanzando miles de aullidos.

Los lobos de atrás aullaron de placer y mostraron sus dientes al igual que el rey.

- ¡Déjalo! Es sólo un niño, no le puedes hacer nada - reprendí, muchos lobos me observaron con furia ante mi reacción.

El rey se acercó sigilosamente hacia dónde estaba, tomando postura como si estuviera a punto de atacar pero Will de un salto lo empujó hacia un lado, por lo que el rey calló de pie intacto.

- Will- susurré. Se inclinó para que me subiera a su espalda lo cual hice velozmente.

El pequeño lobo mostró sus afilados dientes para que los otros lobos abrieran el camino, lo cual lo hicieron sin muchas ganas. El rey se mantuvo a nuestras espaldas observandonos de manera fiera y letal, como si deseara acabar con nosotros.

Había cometido un error definitivamente.

Will dedicó una última mirada a sus espaldas y corrió a toda velocidad siguiendo el mismo camino que había tomado anterior mente, cuando por desgracia el rey también nos venía siguiendo con ganas de exterminarnos.

- Creo que tenemos compañía...- exclamé mirando hacia atrás. Inmediatamente observé hacia el frente y Will había tomado suficiente impulso suficiente para saltar por el barranco hasta aterrizar pringosamente. Will siguió corriendo sin detenerse a mirar a su perseguidor y por lo tanto yo hacía el papel de los segundos ojos, cuando por desgracia el lobo también había saltado y había aterrizado mucho mejor que Will por lo cual el suelo tembló repentinamente.

- Tenemos compañía pero tu tienes más ventaja- alenté, pero al parecer lo que había dicho le dio más potencia de seguir corriendo, mientras el lobo mantenía la mirada fija en mí.

 © Las bestias inmortales (Tomo I) / #Wattys2016/ #PlumaReal2017/ #UHAwards2017 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora