Capitulo 37

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Deseaba con ansías que a Will no le pasara nada malo siendo un niño inocente que no esta para nada asociado con este término de mundo en el que vivimos actualmente, él apenas era un niño desconcertado y asustado que tan sólo deseaba volver junto a su madre que sin duda lo rechazaba al igual que la mía comenzaba a hacerlo.

Cerré los ojos con fuerza evitando las lágrimas. Tenía que reconocer que estaba totalmente sola, mi familia y mi padre nos habían abandonado pero ahora mi madre hacía también lo mismo, deseaba tan sólo llorar en un lugar apartado de muchos para luego poder fortalecerme de ese pasado al que tanto despreciaría. Me hubiese gustado tener una familia como cualquiera que pudiera mantenerse unida durante nuestras luchas y festividades, sin duda para mi ya se había vuelto un sueño roto porque no volvería a ver la mía por mucho tiempo, por lo tanto me encargaré de que Will pueda tenerla de cualquier modo ya que se había vuelto mi responsabilidad y mi único apoyo moral para su camino. Su madre no deseó verlo y mucho menos recibirlo, ahora mi nuevo plan sería encontrarle una nueva familia muy parecida a él que lo quiera y lo aprecie por lo que realmente es ya que lo merece.

Abrí los ojos hacia la luz y sin poder evitarlo unas que otras lágrimas pasaron por mis mejillas al tiempo que pensé en mi madre y en Will.

- Will... Prometo serte fiel y encontrarte un hogar, pase lo que pase trataré de salir de aquí, lo prometo- susurré con la voz quebrada.

- Isis, estoy aquí- se acercó a la camilla con una mano sobre la mía.

- Will- exclamé sorprendida- ¿Como lograste...

- Sólo sígueme, luego te lo explicaré todo- tomó una de las correas a las que estaba atada y de un gran mordisco logró reventar una al igual que a las demás. Salté de la camilla hasta tenerlo entre mis manos y abrasarlo con fuerza, él hizo algo tieso y tímido hizo lo mismo y luego me distancié.

- A que se debe eso ¿éstas bien?- preguntó confuso.

- Mejor que nunca, tu ahora eres todo lo que tengo, gracias a mi madre estamos en estas habitaciones de manicomios.

- Sobre lo que dijiste... en realidad aprecio mucho tu esfuerzo y quiero que también me prometas una cosa. Que apenas me encuentres un hogar te quedes tú conmigo siendo mi hermana mayor.

Era lo más tierno que había escuchado de un niño...

- No lo sé Will, no muchos quisieran adoptar a una chica de dieciséis años ya que tienden a ser rebeldes y muy desobedientes.

- Pero tú eres todo lo contrario...

- Lo sé, pero..- inspiré hondo- trataré ¿ok?, más no prometo nada.

- Entonces viviré contigo mientras estudias...

Enseguida se escucharon unas voces provenientes del pasillo, eran las enfermeras que venían a ponerme electroshock como si estuviera en un manicomio.

- Will...

- ¡La ventana!- dijo casi gritando. Miré hacia un lado dónde había una pequeña ventana, por ahí entraría uno de los dos.

- Tu primero- dije corriendo hacia el extremo dónde se encontraba.

Me incliné para elevarlo un poco hacia la ventana hasta que finalmente entró. Miré hacia atrás apenas escuché el sonido de la puerta abriéndose y velozmente intenté subir mi cuerpo hacia la ventana hasta que escuché el sonido de la puerta abrirse. Comencé a dar patadas para tomar más impulso y de un salto llegué hacia el otro extremo dónde aterricé sobre una húmeda grama.

Me levanté enseguida y corrí hacia donde estaba Will que ya se había convertido en un licántropo, me subí a su espalda y comenzó a correr en dirección hacia un bosque oscuro. Eso podría significar una cosa.

- Will... ¿Acaso lo volverás a intentar?- el lobo como respuesta me gruñó guiándome hacia otro lado del oscuro bosque en el que se podía reflejar a lo lejos algo de luz.

Acaso... No, imposible. Will no podría entrar a esa zona aunque lo quisiera, no se lo permitirían.

El lobo ya había llegado a la frontera de la luz, se encontraba en el medio de los bosques como me encontraba yo en aquellos sueños nada ilusos. Miré hacia atrás asegurándome de que nadie nos seguía como aquellos lobos negros, acaricié su cabeza en la que podía sentir su respiración agitada.

- Will, apenas eres un niño muy valiente así que dime ¿éstas seguro de esto?- él se volvió hacia mí con ojos temerosos, todos tememos abandonar lo que ha sido nuestro por mucho tiempo,  pero probar algo nuevo puede que sea lo más seguro.

- No tienes que hacerlo si no quieres, podemos vivir los dos solos en una casa alquilada fuera de la ciudad mientras yo estudio y trabajo a la vez para sobrevivir y pagarte una escuela. Siempre hay una solución...

El sin dejarme terminar dio un salto y corrió a toda velocidad hacia su nuevo destino, nada lo detendría cuando más se adentraba sin un rumbo específico. Unas luces de luciérnaga iluminaron a varios árboles en forma de camino para que Will las siguiera. Esto sin duda era una oportunidad única, nos estaban indicando el camino hacia un árbol como el que había aparecido en mis sueños.

- ¡Will! ¡Cuidado con ese árbol!- no me había escuchado por lo que siguió corriendo sin respirar a una increíble velocidad para estrecharnos. Cada vez más nos aproximábamos a ese árbol y por más que le gritase a Will, mucho menos nos hacían caso.

- Will por favor...- supliqué, cerré los ojos con fuerza para recordar por última vez a mi madre y decirle mentalmente que la amo al igual que a mis familiares, ahora me reuniría con mi padre muy lejos de este mundo. Miré hacia el frente con los ojos entrecerrados cuando Will con todas sus fuerzas atravesó a ese gran árbol, siendo bienvenido a una nueva tierra nunca antes vista.

 © Las bestias inmortales (Tomo I) / #Wattys2016/ #PlumaReal2017/ #UHAwards2017 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora