Capitulo 26: la noche esperada

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Una vez que me había arreglado me sentí como si formara parte de un cuento de hadas en el que todo pudiese encajar a la perfección. Desde luego me sentía más que agradecida al usar los tacones que encargó Sofia que sin embargo eran algo incómodos por lo empinado que se mostraban. Ana había confirmado que esos eran los indicados para un vestido de noche y que sin duda una verdadera dama nocturna no puede usar converses. Me observaba las veces que fueran necesarias en el espejo sin poder reconocerme, esto era un límite infranqueable, no podía dejar de preguntarme si la chica que en realidad era podía tener más suerte que cualquiera aunque fuese a la increíble fiesta de Dylan Mosquew.

Enseguida mi teléfono comenzó a vibrar nuevamente por si solo.

- ¿Si?- respondí muy concentrada sin parar de dar vueltas sobre mi misma.

- Estoy afuera.

- No pensé que me llevaras.

- Lo sé, pero tengo que asegurarme de que no te escapes de esta así que sube a la limosina- el ruido de una bocina me desconcertó por un segundo. Me asomé por la ventana sin poder creer lo que veía. ¿Entonces Sofia me llevará?.

- No creo que halla espacio- comenté tartamudeando.

- ¿Enserio?, porque Paulina y Francia tan sólo ocupan una esquina y se que no eres rechoncha en lo absoluto- su voz se escuchó como si estuviera a punto de reírse.

A quién engaño, desde cuando a Isis Hathor le importa lo que los demás piensen, aunque no lo conozca siempre es bueno hacer el intento como decía la lunática de mi Tia. Colgué la llamada y bajé con mucha calma más contenta que nunca. Esta era una increíble oportunidad que no debía desaprovechar y desde luego yo solo quiero divertirme con mi mejor amiga.

William me observó de pies a cabeza con los ojos en blanco. Pobre niño.

- ¿A donde irás?, estas muy...

- ¿Linda?.

- Elegante diría yo, ¿porqué negro?, ¿no te gustaba el blanco?.

- Ja ja que gracioso- solté con disimulo.

- No me digas que enseguida regresarás por favor, la casa estará bien- comentó el niño ruborizado.

- ¿E incluso las galletas y el helado?- solté una carcajada al mismo tiempo que el reía- Tal vez te lleve algo, no prometo nada- comenté mientras caminaba hacia la puerta a paso normal.

La bocina volvió a sonar.

- Debo irme, estaré con una amiga en la mansión Rockefeller festejando, las reglas- comencé.

- No contestar el teléfono si llama alguien y mantenerme escondido y en silencio, si, ¿algo más?- preguntó impaciente.

Lo miré con cara de sorprendida. Esto ya era un hábito.

- Creo que te esperan...- comentó el niño algo decaído.

Lo abracé y le planté un beso en la cabeza como si fuera de mi familia, aunque ya comenzaba a formar parte de mí.

- Adios.

- Que la pases bien - respondió al mismo tiempo que cerraba la puerta. Me apresuré para llegar a la iluminada limusina que tenía la puerta abierta mientras el frío aire condicionado se escapaba. Extrañamente me sentía como una muñeca My scene una vez que estuve dentro de ella. Ana se encontraba hablando de algo serio con Paulina mientras ambas no se daban cuenta de que ya me había subido. Cerré la puerta de un trancazo y la primera en observarme fue Paulina que acarició sus rubios bucles mientras endulzaba su expresión.

 © Las bestias inmortales (Tomo I) / #Wattys2016/ #PlumaReal2017/ #UHAwards2017 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora