Capitulo 34

2K 258 4
                                    

El día apenas comenzaba, el sol no tardaba en salir de su escondite y apenas nos habíamos acercado a la ciudad ya habíamos perdido rastro de aquel lobo que se detuvo con el más mínimo rayo de sol y por lo tanto Will seguía corriendo como si nada lo detuviera hasta llegar a la casa. Por suerte no había nadie a nuestro alrededor por lo que entramos rápidamente a la casa, cerrando la puerta con seguro. Corrí a abrazar a mi amigo agradeciendo por su esfuerzo y por estar viva después de todo lo que había pasado.

- Will... Fuiste muy valiente amigo- comenté luego de distanciarme. El lobo se había transformado nuevamente hasta llegar a ser un simple niño de menor estatura.

Su rostro estaba goteando sangre por un lado de su mejilla, de repente sentí algo de culpa.

- Will todo esto fue por mi culpa, tienes todo el derecho de enojarte ya que nos puse en peligro- comenté con la cabeza. Enseguida el niño saltó a mis brazos aunque lo sentía gélido porque estaba sin camisa.

- Voy por el botiquín- respondí alejándome de él.

Apenas traje el botiquín saqué un trozo de algodón y lo empapé con un poco de alcohol para desinfectar la herida, al observarla con más claridad entré en pánico. La sangre no me había dejado determinar con claridad que tan grave era la herida, pero por lo visto necesitaba puntos con urgencia. El lobo que le había arañado la cara a Will había abierto parte de su piel con una de sus garras, por suerte una sola hizo efecto pero por desgracia esta herido.

Will dio un grito de dolor apenas remojé el trozo de algodón en su herida.

- Lo siento, tenemos que ir al hospital éstas herido.

- Lo sé, pero ¿como Scar del rey León?- miró algo divertido.

Solté una carcajada apenas pensé en el personaje.

- Desde luego, vamos- me siguió hasta el auto de mamá, por suerte lo había dejado y tenía sus llaves. De pronto me dio un brinco en el estómago al pensar en mamá. Ella estará por venir en poco tiempo, por lo tanto tendré que darme prisa.
Will se sentó al lado del conductor y se abrochó el cinturón mientras yo esperaba a se calentara un poco el coche.

Apenas llegamos al hospital más cercano, dejé el coche en los primeros puestos y corrí en búsqueda de la recepcionista que estaba en la entrada. Había una chica de cabello teñido que lucía impecable, me le acerqué con prontitud dirigiéndome de manera respetuosa.

- Buenos días, en que les puedo ayudar- saludó amistosamente dirigiéndose a los dos. Pero apenas notó el triste rostro de Will y la gran herida abierta su expresión la llevó a preocupación.

- Wow, parece que mi amiguito tiene una fea herida, necesitamos cerrarla con puntos - comentó dirigiéndose a mí.

- Estoy de acuerdo.

- Por favor dirijanse al pasillo 8 y busque al doctor Abraham Lewis- indicó la recepcionista señalando hacia un pasillo a mano izquierda .

- Muchas gracias- agradecí, me dirigí con prisa hacia dónde me había indicado y por suerte apareció el doctor que iba entrando a su consultorio. Su bata estaba bordada en letras diminutas que decían "Abraham Lewis".

- Doctor- solté estando de frente.

- ¿Y bien?- preguntó confundido.

- La recepcionista me indicó con usted "Abraham Lewis"- acerqué a Will de frente para que notase el problema- necesito que le cierre la herida, la enfermera me dijo que necesitaba puntos.

- Muy bien, pasa pequeño y usted deberá esperar afuera, sólo hasta que le diga que puede entrar- indicó haciéndole paso a Will para que entre a su consultorio.

- Muy bien, estaré aquí esperando - respondí sin más y tomé asiento junto a una de las sillas de espera que habían al frente de la puerta.

El tiempo pasó algo lento, mientras que el doctor se tardaba con Will. De seguro serán ocho puntos si no es más, pero aún así tendré tiempo suficiente para pensar en una buena excusa aunque no se me ocurría nada.

- ¿Isis?- era la voz de mi madre. Puse los ojos en blanco mientras la buscaba con la mirada, venía caminando a pasos rápidos desde el pasillo.

- Mamá...

Enseguida me abrazó con fuerza haciendo que me levantase. ¿Ahora que iba a hacer? Demonios.

- Isis, más te vale tener una buena excusa para cuando lleguemos a casa- me tomó de la mano y tiró hacia dónde iba con fuerza.

- Mamá no puedo ir ahorita, estoy esperando a alguien- respondí con firmeza y me devolví a mi asiento, justo cuando casualmente el doctor había abierto la puerta.

- Señorita, pase adelante- añadió sin ser consiente de que mi madre estaba alterada.

- Enseguida- respondí.

- Isis, vuelve acá ahora...- pero por suerte ya había entrado sin detenerme para escucharla.

 © Las bestias inmortales (Tomo I) / #Wattys2016/ #PlumaReal2017/ #UHAwards2017 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora