1| "Malibu."

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JUSTIN BIEBER COMO ÉL MISMO.

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Apreté el botón que parpadeaba en el teléfono de mi oficina dejándome escuchar a mi secretaría.

-Buen día Sr. Bieber, tiene una llamada del Sr. Green.

-Comunicalo. -Corte la llamada.

No era muy social con mis empleados, no me gustaba hacer amigos o ser muy social, no era por la razón de clases sociales o que los viera inferiores a mi pero simplemente nunca me llamaba la atención entablar un conversación con ellos sobre su día o sobre el mío.

-Señor Bieber, la propiedad que desea adquirir en Malibu para ampliar su cadena de hoteles necesita de su supervisión.

-Confío en tu visión, Richard.

-Y agradezco su confianza señor, pero duplicaron el precio y necesito que usted me autorice pagar dicha cantidad.

-¿Quien diablos les dijo que podían duplicar el precio justo cuando el contrato esta preparado? ¡Ya estaba negociado! -Grité.

-Se los dije pe-pero ell...

-Te veo en dos horas en Malibu.
-Corte la llamada.

Esos hijos de puta me iban a escuchar, claro que si... nadie se mete con Justin Bieber.

Cassandra Cowell.

Las Vegas, Nevada.

-¡Eider, se hace tarde! -Grité poniendo sus juguetes en el bolso de viaje.

-¡Olvide a Bees!

Bees, era el oso que le regaló mi mejor amiga Jules cuando nació desde ese entonces ella lo cuida muchísimo, Eider puede ser muy olvidadiza y distraída pero casi nunca pierde de vista a su oso... casi.

-Quiero a Bees y a ti en el auto, por favor. -Había terminado de subir todas las cosas para esos dos días en la playa.

Los motivos por los que ibamos a la playa era por el cumpleaños número cinco de Eider, le había prometido meses atrás que vendriamos a la playa en estas fechas y lo cumpliré.

El viaje sería de tres horas pero valdría la pena sólo por ver a mi chica feliz.

El viaje fue más rápido de lo que creí, todo el camino Eider hablo con Bees y escuchamos música.

Paramos en la gasolinera para comprar comida y algunos dulces.

Tres horas después ya habíamos llegado al hotel, era muy bonito y un poco lujoso para mi gusto pero los precios eran un poco accesibles.

-Iré a registrarnos en el hotel, quédate aquí ¿Si? -Ella asintió abrazandose de Bees.

En realidad eran sólo cinco pasos del sofá donde estaba Eider a la recepción así que no me preocupaba mucho dejarla un momento sola.

-Hola, buen día hice reservación por Internet de tres días y dos noches. -Le dije a la morena que estaba detras de la computadora.

-Buen dia, ¿me permite su identificación? -saque mi bolso y se la entregue ella tecleo un par de veces y me tendió una tarjeta que abriría la habitación que ocupariamos. -Que disfruten su estadía.

-Gracias. -Fui hacia Eider que aun no dejaba de hablar con Bees.

-... bonito lugar. -Eider dejo de hablar cuando me acerqué.

-Hora de irnos a la habitación, cielo.

Antes de subir en el asesor nos quitaron nuestras maletas, el personal las subiría a ma habitación lo cual agradecí ya que eran un poco pesadas.

Este viaje me costó todos mis fondos y mis ahorros, tambien pedi un prestamo al banco pero como ya lo dije, era algo que le había prometido a Eider.

Tomé a mi hija de la mano, antes de que el elevador se parara alrededor de cuatro hombres vestidos de traje entraron al ascensor.

-¿Esta molesto, señor? -pude escuchar a un hombre mayor, ellos estaban hasta el frente la caja metálica, nos separaban dos hombres más.

-No hablaré aquí. -murmuró.

Esperen, no... ¿Es mi imaginación? Espero que si, quizá aluciné, si, si.

-Eider, quizá eso esta sucio. -le murmure a la niña que tocaba la pared metalica que conformaba el ascensor.

Un silencio incómodo reino en el elevador, tomé fuerte el brazo de mi hija y salimos de ahí sin voltear atrás.

Quizá sólo eran figuraciones mías, tengo tanto tiempo sin verlo o escuchar su voz que la imagino.

Justin Bieber.

¡Estaba realmente furioso, quería ese edificio y nada lo impediría!

-Firmaste un contrato donde estipulabas la cantidad acordada, si se te antoja subir el precio te demandó y sabes que si es así seria por millones -El regordete no sabía que hacer, sólo negaba con su cabeza.

-Fue un error de contrato. -Alegó.

-Error ni una mierda, tienes dos segundos para firmar esas malditas hojas antes de que pierda la paciencia.

Podía notar al hombre nervioso, sonreí para mi mismo cuando firmaba aquellos papeles, Justin Bieber siempre consigue lo que quiere.

SIEMPRE.

Necesitaba descansar y no tenía ánimos de regresar a la ciudad esta noche, me iría mañana por la mañana.

Fui a mi hotel y pedí la habitación presidencial, mis guardias de seguridad entraron primero al elevador para después acceder yo y Richard.

-¿Esta molesto, señor? -era Richard.

-No hablaré aquí. -murmure con coraje, odio que me pregunten eso y más cuando si lo estoy.

-Eider, quizá eso esta sucio. -un murmullo hizo que mi atención se fuera de Richard y mi enojo hasta esa voz, yo la conocía pero ¿de donde?

Ubo un silencio en el elevador, pocos segundos despues en el piso ocho salio una mujer delgada con el cabello color chocolate y una niña rubia, ambas tocaron mi brazo, no pude ver su rostro pues salieron casi corriendo.

Mi corazón comenzó a palpitar rápidamente, eso sólo pasaba con una persona.

Debía sacarla de mi cabeza, me lo prometí hace seis largos años.

Quizá era mi imaginación.

Eider.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora