27|Hablemos.

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-¿Olor a que? -dijo el poniéndose frente a mi.

-Hueles asqueroso. -dije enfrentandome a él. -ni sueñes que hablaré contigo así.

-No me importa, hablaremos si o si. -me tomo del brazo y me retorci.

-¡Sueltame me haces daño! -instantáneamente el me soltó, cerró los ojos y respiro profundo.

Estaba conteniendo el coraje, podía sentirlo.

-Toma una ducha, despeja tu mente unos minutos y después vienes y hablamos como adultos. -cuando abrió los ojos pude ver los oscuros que se habían echo, se acercó a mi y me pego contra la pared.

-Te encanta desafiarme. -afirmó, puso sus manos en mis brazos y los pegó a la pared.

-Justin... -murmure. -sueltame, no puedes hacer esto.

-Si que puedo. -me soltó y se alejó.

Dios, ¿que me pasa? no admitire ante el que esa acción me encantó, mi corazón comenzaba a latir con tanta fuerza que casi me lanzó a besarlo, pero no lo haría. Mi fuerza de voluntad estaba presente.

Justin sin decir nada se dirigió al segundo piso, quizá tomaría la ducha que le exigi, gracias al cielo.

Fui detrás de él pero a diferencia que yo entre en mi habitación, cuando cerré la puerta fui directo a mi cama me recoste en ella.

No se cuanto tiempo había pasado, tenía los ojos cerrados y estaba conciliando el sueño cuando escuche que la puerta se abrió, intenté moverme pero no podía, estaba atrapada en el sueño y no esque tampoco quisiera despertarme.

Sentí que se hundió una parte del colchón, las mantas se abrieron y alguien se recosto a mi lado, cuando senti su aroma sonrei sin mostrar los dientes.

Olía a jabón y desodorante, exquisito. Sus brazos rodearon mi cuerpo, la piel se me puso de gallina.

-No sabes cuanto te quiero, pero eres tan fastidiosa a veces. -río él con lo que había dicho. -Si nos hubiésemos casado todo sería diferente para ambos.

Abrí los ojos encontrandome con los suyos, los volví a cerrar y me acerqué más a él.

-Por algo pasan las cosas. -murmure y al notar que no respondió, volví a hablar. -tu también eres un fastidioso. -soltamos una risita.

Mi blusa comenzó a levantarse y sentí la mano fría de él, comenzó a mover los dedos ocasionando que riera, me hacía cosquillas.

-¡Para, para! -dije sin parar de reír.

-¡Di que me quieres! -dijo él.

-¡No!

-Cassandra... -dijo en forma de advertencia.

-¡De acuerdo, lo diré! -dije rendida a él, cuando me dejo de hacer cosquillas me senté en la cama. -pero primero hablaremos, ¿recuerdas? -alce la ceja, el asintió.

-Bien, pero quiero aclarar algo. -puse mi mechón detrás de la oreja y lo observé. -Nina estaba en mi casa porque... -negué.

-No quiero saber tu vida personal, Justin.

-Estas bastante dentro de mi vida personal, Cassandra. -suspire. -además quiero decírtelo.

-Bien.

-Como decía... hace unos días la vi en una reunión y le comenté que estaba muy estresado... y ella simplemente llegó al otro día a mi casa y nos hicimos un masaje, nada más.

-Es sólo que sentí mucha ira cuando la vi ahí detrás de ti... siendo ella la causante del fracaso de la boda. -trague duro.

-Lo se. -concordo conmigo. -ella no volverá a pisar esa casa, pero tú y mi hija son bienvenidas siempre.

-Gracias, creo.

-Y lo siento por venir aquí estando ebrio, de verdad tenía muchos años que no estaba tan borracho. -levante ambas cejas.

-Me despertaste demasiado temprano, no recuerdo que hora era pero ¡diablos! Tocabas la puerta como un loco. -dije. El asintio.

-La verdad sólo recuerdo exigirle a mi chofer que me trajera y después más nada. -confesó.

Justin era un caso perdido, si cuando esta sobrio es terco y a veces mal educado no puedo imaginarlo hebrio.

-No vuelvas a salir de tu casa en ese estado, podrías tener un accidente o algo peor. -dije con el ceño fruncido.

-¿Estas preocupada por mi? -tosi fuertemente para desviar la atención.

-¿Yo? No, no... sólo digo que-que algo te podría pasar, recuerda que ahora tienes a Eider. -dije, el asintió.

-Si, ahora la tengo... -murmuró. -¿realmente quieres pelear por la custodia de la niña? -dijo él.

Comencé a jugar con los dedos de mis manos, suspire. -ya no quiero seguir peleando contigo y pretender frente a la niña que nos queremos.

-Yo no pretendo que te quiero, yo de verdad lo hago. -intentaba encontrar mi mirada pero yo la esquivaba.-Han pasado algunos años... pero tú siempre serás mi primer amor y la madre de mi hija.

-Justin... me imaginaba esta conversación de otra manera. -cuando encontré su mirada intenté bajarla rápidamente pero el me lo impidió.

-También yo, pensé que me echarias de la casa. -asenti.

-Pensaba hacerlo pero Eider te encontró. -dije. Nos quedamos en silencio por un par de minutos.

-Te quiero. -solté de la nada, el me miró a los ojos y me sonrió inconscientemente.

-¿Que? -dijo sin entender.

-Te dije que te lo diría después de hablar. -sonreí.

Con el paso de los segundos la distancia entre ambos se comenzo a hacer cada vez mas pequeña, estando a dos centimentros de su boca cerre los ojos y ahi nos dimos el segundo beso desde que nos reencontramos pero la diferencia fue que esta vez yo no lo corté o hice algo para impedirlo.
No se cuando tiempo paso pero la ropa nos comenzó a sobrar, extrañaba tanto esto, lo extraña a él.

Eider.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora