Hoy era fin de semana, para ser más exactos es Sábado por la tarde, los fines de semana son libres de trabajo así que los aprovechó al cien por ciento con mi hija.
Ya habían pasado dos semanas desde que Eider había comenzado el colegio, todo iba bien y le gustaba mucho su educadora ya que siempre sobre la señorita Sue y su afición por dibujar, me encanta ver a mi pequeña feliz con su colegio.
Hablando de Eider, estaba frente a mi comiendo un gran plato de sopa de verduras con la mirada perdida en el plato, ha estado así toda la semana pero se niega a hablar del tema.
—¿Que te sucede? —pregunté por milésima vez. Pero ella no me decía nada, absolutamente nada, sólo se quedaba callada y levantaba los hombros. —¿te hicieron algo en el colegio? —insistí, pero esta volvió a negar.
Resignada me levanté de la silla y fui hacia ella, me incline a su altura y volví a hablar. —bebé, sabes que puedes contarme cualquier cosa... Yo voy a cuidarte, ¿si? —la niña pareció pensarlo ya que me volteó a ver y puso su mano en su barbilla. —andá, dime que pasa. —la moví un poco, rendida hablo. Definitivamente Eider esta triste.
—Papi prometió que iría por mi al colegio pero no lo hizo, tampoco vino hoy y no hemos hablado por tu celular. —murmuró la pequeña con la cabeza cabizbajo. —En muchos días.
¿Que rayos le puedo decir a una niña de cinco años que extraña a su padre? ¡Ay Dios!
Para el colmo, todo lo que dice Eider es cierto, Justin se ha ido temprano de la oficina toda la semana, sin decir a donde y nadie supo darme información de el, lo llame repetidas veces y no atendió el teléfono, para las tres de la tarde que salí a recoger a Eider, no había llegado claro ésta.
Siempre teníamos al esperanza de que llegará pero no era así, el no aparecía.
Toda la semana me evitó, no hablamos, su secretaria me llevaba mi trabajo y cuando le decía a la mujer que quería hablar con su jefe ella me respondía que estaba ocupado o que ya se había marchado... algo me huele muy mal aquí.
La niña no paraba de preguntar por él, sólo pude decirle que papi estaba muy ocupado y ella triste lo aceptó, pero creo que su faceta cambio a enojada, ahora ella estaba furiosa con él.
—Intentemos llamarlo, ¿vale? —dije animandola, ella asintió rápidamente, pude ver la pizca de ilusión en su rostro y eso me hacía muy feliz.
Me levanté de la posición que me encontraba y camine hasta mi bolso que se encontraba en la mesa del livin' busque el contacto de Justin y le pase el teléfono inmediatamente a Eider.
Rezaba que le respondiera, Eider se veía afectada por la ausencia de Justin en esta semana.
—¿Papi? —Ya le ha respondido. —no te escucho, ¿estas haciendo ejercicio? ¿es tu amiga?... —frunci el ceño inmediatamente, Eider me observaba como si no supiera que pasaba. —Te extraño mucho. —ella balbuceba otro tipo de cosas, pero el parecia no responder. —Mami, se escucha un bip.
Estire la mano y la niña me dio el celular, bajo la mirada e hizo un puchero. El había colgado el teléfono, lo dejé en la mesa, acaricie su cabello y bese su mentón, las primeras lágrimas salían de sus bonitos ojos color café. —mami, papi dijo que estaba ocupado con su amiga... —hipo. —di-dijo que después me llamaría.
Hijo de puta, voy a matarlo ahora más que nunca... seguramente se está acostando con quien sabe que mujer y para el colmo no quiere hablar con su hija.
La rabia estaba en mis venas, mi cuerpo ardía al igual que mis sentimientos, todo chocaba... tristeza, enojo, decepción. Todo.
Jules había salido con Brent así que tuve que esperar a que volvieran para llevar a cabo mi plan, al cabo de cuarenta minutos llegaron, tuve que disimular por la presencia de Brent así que lo saludé amablemente.
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Eider.
FanfictionUn reencuentro nada planeado entre Cassandra Cowell y Justin Bieber después de casi seis años sin verse cara a cara, hasta que el destino les juega una mala pasada. 《Mi mami tiene una fotografía donde usted aparece.》 《Tengo cinco años y mi nombre e...