35|Si.

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Justin carraspeo cuando yo le hago esa pregunta, frunce el ceño y niega rotundamente.

—No es nada, sólo son cosas del trabajo que-que son muy estresantes, tu conoces todo eso.

Si, eran cosas muy estresantes pero había veces que el abogado Green lo llamaba y el contestaba sus mensajes o llamadas como si nada pasará. No tenía sentido lo que me estaba diciendo.

—No creo ninguna de tus palabras, pero esta bien. Todos tenemos nuestros secretos.

—¿Qué secretos tienes tu? —se interesó. Alce la ceja y negué. El había cambiado el tema.

—Hoy estamos aquí para hablar sobre otra cosa, nada que tenga que ver con mis secretos. —alegue.

—Cassandra, algún día hablaremos sobre estas llamadas y mensajes, pronto.

—¿Ah si? Ya estoy con la duda, carajo.

—Solo dame un par de días, lo prometo. —se quedo un silencio muy incómodo en el livin así que el siguió hablando. —ahora dime sobre que quieres hablar.

—Si, sobre mi empleo... quiero saber si puedo seguir llendo o aún estoy despedida.

—Estas despedida, Cassandra.

Suspire, bien, tendré que buscar otro empleo. Pero ahora quería saber el porque.

—¿Porque? —dije viéndolo a los ojos.

—Porque necesito que cuides a mi hija, que estés al pendiente de ella y no la descuides... por eso. —parpadeo y sonríe. —¿Es tan malo cuidar a Eider?

—¡Por supuesto que no es malo cuidar de mi hija! Pero también ecesito el dinero y lo sabes.

—Claro, por eso no te preocupes yo me haré cargo de eso.

—Estas loco si crees que voy a recibir tu dinero, eso jamás pasará. —dije entre dientes. —voy a buscar otro empleo.

—No lo conseguirás, créeme. —suspire pesadamente.

—Así sea de camarera o de cajera, voy a trabajar. —aclare, me levanté del sofá y comencé a caminar por todo el Livin.

—No vas a trabajar de eso. —amenazó. Sonreí para él.

—¡Claro que si! ¿que tiene de malo trabajar de cajera?

Dije utilizando su frase anterior, el masaje sus sienes y un par de minutos despues hablo.

—Bien, tendrás empleo. —soltó. Iba a decir algo pero el siguió hablando. —pero con mis condiciones, si las rompes ahora si estarás despedida.

—Vale, lo que sea. —sonreí, me senté a su lado y esperé a que hablará.

—Trabajaras desde casa la mayoría del tiempo, desde tu computador... te enviaré con alguna persona los documentos, tu busca a alguien. —suspire, lo mire bruscamente. —eso o nada.

Me quedé pensando en alguien para que me pudiera ayudar pero no se me ocurrió alguien en ese preciso momento, era una estupidez lo que Justin quería hacer, era imposible trabajar desde casa. ¿Que mierda tenía en la cabeza? ¡Carajo! Me acomode en el sofá, aún tenia puesto mi pijama de helados animados así que comencé a ver los dibujos evadiendo la mirada que recibia por parte de Justin ya que esperaba mi respuesta, pense en las únicas personas con las que tuve buen contacto en la empresa.

Estaba Donovan era un chico adorable trabajaba en la empresa hacia seis años cuando su madre se jubiló el tomo su lugar, hizo un gran esfuerzo para obtenerlo ya que no cualquiera lo consigue y no dejaría ir esa buena oportunidad, aún así podría mostrarle mi propuesta pero el tenia un muy buen puesto, es secretario del vicepresidente de la empresa, el jamás sería la persona que me ayudará en esto. Nunca en la vida.

Por otro lado esta Sofía, esa adorable rubiecilla, ella es muy joven, tiene sólo veintitrés años recién cumplidos hace dos semanas. Ella... bueno no tiene un buen puesto por decirlo así. Se dedica a llevar avisos a los ejecutivos que trabajan ahí y de recibir a la gente interesada en invertir, no se como podría llamarsele a una persona que ocupa ese puesto, pero ella lo tiene. La verdad, no se cuanto sea el monto que gana por sus servicios pero también debe de ser bueno, ¿quizá ella podría ayudarme, no? Deberia llamarla en estos días y charlar con ella un momento sobre este asunto.

Jules nunca paso por mi mente ya que ella tiene su empleo con la familia de Brent y ella esta bien con eso, digo, ya ni se aparece por aquí desde hace cuatro días.

—Bien, me haz estado ignorando por quince minutos, dime lo que piensas. —cuando salgo de mis pensamientos lo veo mirándome, lo miró de vuelta y me quedo pensando un poco en el, en la persona que veo en este momento y no el ogro que es jefe de la mitad de la ciudad. Lo miró y lo primero que persivo es que es muy atractivo pero eso ya lo sé de sobra así que botó la idea de inmediato, sigo viéndolo y los recuerdos me agolpan de hace algunos dias cuando se quedo en casa y durmio en la misma cama que eider y yo para estar a su cuidado siempre, el me ayudo mucho en ese tiempo y era evidente que se preocupa por nosotras, ¿que más necesito? Ahora mi vida es muy distinta a cuando vivíamos en Nevada, ahora yo tengo un buen empleo y Eider va a un buen colegio... Jules encontró el amo y todo gracias e ese odioso que todo el mundo odia por su asqueroso carácter. Sonrió hacia él.

Si.—murmuró, el alza la ceja y asiente.

—Bien, te doy un par de días para que me digas quien será tu asistente en esto, sólo podrías ir a la oficina dos o tres veces por semana. —negué hacia el y me levanté del sofá, el me imitó y me miró raro. —¿Entonces? —dijo confundido, el signo de interrogación estaba en su mente y era lo que realmente daba gracia ya que el jamás es el que no sabe nada de la conversación.

Pensé en la respuesta que podría darle pero no me animaba a decírselo, después de una guerra interna con mi mente lo hice, tome sus manos y las puse a la altura de mi barbilla y hable, he de admitir que estoy un poco nerviosa.

—¿Aún quieres estar conmigo? —murmure, cerré los ojos evitando su mirada por si me rechazaba, no aguantaría estar aquí si eso pasará.

Comenzaba a arrepentirme de haber sacado ese tema a la superficie de ma conversación cuando siento que alguien me envuelve en sus brazos y se que ese alguien es Justin.

—Claro que quiero estar contigo. —dijo en mi oído, sonreí para mi misma con los ojos cerrados aún pegada a su pecho, su corazón latía desvocadamente. —Pero la pregunta me toca a mi, ¿quieres estar conmigo siempre? —nos separamos y ahora nos vemos a los ojos.

—Específica esa pregunta. —reímos.

—Me refiero a ser una pareja y si en un futuro queremos casarnos, lo haremos. —entonces asenti.

—Novios. Si. Novios. —dije rápidamente.

Era la cosa más extraña que no nos podíamos decidir que seríamos, quize reír pero no lo hice.

—¿Entonces si? —dijo el. Asenti.

—¡Claro que si!

Chille emocionada, me lancé sobre el tumbandolo en el sofá y ambos reímos. Y ahí mismo nos dimos nuestro primer beso en la relación.

Ahora sólo faltaba que nada ni nadie la arruinara, digo, ya me toca ser un poco feliz, ¿no?

YA SE ACERCA LO QUE TANTO ESPERAN... EL PORQUE DE LOS MENSAJES YA CASI LO SABRAN Y SE QUE SE VAN A SORPRENDER.

Eider.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora