Un reencuentro nada planeado entre Cassandra Cowell y Justin Bieber después de casi seis años sin verse cara a cara, hasta que el destino les juega una mala pasada.
《Mi mami tiene una fotografía donde usted aparece.》
《Tengo cinco años y mi nombre e...
Fin del maratón, esto lo hice ya que no me reporte en dos semanas.
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El resto del domingo la pasamos genial los cinco, pedimos pizza y compramos nieve y golosinas, vimos películas y jugamos un juego de mesa que Jules encontro en el super mercado.
Con respecto a mi y Justin, si tuvimos sexo pero realmente no se en que quedó todo realmente.
Hablaría con el más tarde, por ahora me encontraba vistiendome para ir a la oficina, mi fin de semana ya había terminado y ahora tenía que trabajar y Eider tenía que ir al colegio.
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El invierno comenzaba y por fuera ya se encontraba un poco frío en las mañanas así que opté por algo que cubriera un tanto mi cuerpo, cuando termine de arreglarme Eider desayunaba huevos revueltos y tomaba leche.
Cuando terminó se lavó los dientes y repetí su acción, media hora antes de su entrada al colegio salimos de la casa, Jules se encontraba vistiendose para su primer día de trabajo.
Brent le consiguió trabajo en la empresa de su padre, será su nueva secretaria. Me alegro bastante por ella, se que se esforzó por ese título.
Por otro lado cuando salimos de la casa encontramos a un Justin sonriendonos, le devolví la sonrisa.
Saludo a Eider con un beso en la mejilla y un abrazo y depósito un beso en mi frente. —Hola bellezas.
—Señor Bieber me alegra que este por aquí hoy. —sonrió. El me abre la puerta y me sorprende ver una silla para niños mayores de cinco años en el coche, era color morado y negro.
—Linda silla. —dije situando a Eider en ella y poniendo el cinturón.
—La compré hace un par de días. —admitió.
Nos sentamos en el coche y este arrancó al colegio de Eider, minutos después llegamos y vimos un cartel en la cerca.
"Clases canceladas el día de hoy por mantenimiento, gracias por su compresión.
Liceo Verum."
—Creo que iras al trabajo conmigo. —le digo a la niña, ella asiente. Justin sonríe.
—Me parece perfecto, podremos salir a comer. —propuso él, acepté su invitación.
—¡Si, si! —dijo emocionada la niña.
El chofer volvió a encender el auto pero ahora con destino a la oficina, diez minutos después habíamos llegado. Cuando el chofer abrió mi puerta, Justin ya se encontraba quitando el cinturón a Eider, una ves que la niña ya estaba en la cera, puse la mochila en su espalda yo por mi parte tome mi bolso y comenzamos a caminar hacia la entrada, saludé al guardia con la mano y este me correspondió.
