45. |Ardiendo en ti|

16.9K 1.2K 651
                                    

Capítulo 45

Ardiendo en ti

7 de Noviembre

A tan solo trece días para el día de la competencia, puedo decir que nunca en mi vida había estado tan nerviosa y eufórica, ¡ni siquiera cuando presenté mi audición para entrar en la academia lucía como si me fueran a llevar al matadero en pocos minutos! Eso no es nada si lo comparo con lo que está mutilando mis pensamientos ahora mismo. Siento que todo mi cuerpo es sacudido como una alfombra vieja, me da escalofríos y pone mi piel de gallina. Michael dijo que nos iríamos el dieciocho de este mes para instalarnos y poder descansar del viaje. Estoy en una etapa donde no sé si eso me alegra o no. Estoy hecha un desastre.

Voy a bailar, y voy a verlo.

A él.

A mi cantante.

Las manos me tiemblan y mis latidos se desembocan; tengo miedo, y a la misma vez estoy jodidamente emocionada con lo que pueda ocurrir al estar con él después de cuatro meses, donde solo he escuchado su voz por teléfono y para colmo, ¡una vez!

—¡Muñeca! ¡Concentrate! —grita Harry, haciendo que dé un respingo y mi corazón se dispare a una velocidad increíble. Lo miro avergonzada por mi falta de entusiasmo y retomo la rutina con el rostro colorado. Estos días, Pemberton ha estado más irritable y exigente que nunca, comprendo que es porque la competencia se acerca y es un lugar que él, al parecer, no quiere ir. Sin embargo, el hecho de que ande chillando cada vez que estamos practicando, comienza a cabrearme.

No digo nada en este momento, porque sé que es mi culpa el andar en el aire y no prestar atención a lo que estamos haciendo, no obstante, creo que si vuelve con su cara de perro degollado, voy a decirle dos o tres cosas y no serán bonitas.

Cuando los ensayos finalizan y yo seco el sudor que baña mi rostro, observo al rubio caminar hacia mí y cruzarse de brazos en un acto de pura inconformidad. Yo me preparo para el sermón y me ordeno mantener la calma.

—Madi, te has perdido mucho en los tiempos de la canción y a la hora del tango, te noto tensa. No estabas así hasta hace poco, sea lo que sea que esté sucediendo en tu cabeza, te propongo que lo olvides y te enfoques. Falta muy poco. — Tuerzo la boca en un gesto incómodo y suelto un chasquido.

—De acuerdo. — Le asiento con resignación y tomo mi bolso del pequeño sillón de cuero. He mantenido el pico cerrado porque ciertamente en los dos últimos encuentros he estado de esa forma y sé que el odia cuando me sumerjo en mis aguas y me olvido de todo. Reconozco mi error.

Pero al menos me deberían dar algo de crédito por soportar tanto, ¡tener a ese caliente hombre de ojos grises perforando cada segundo de mi tranquilidad, no es fácil! Tendrían que darme un premio por resistir la tentación de ir y mandar a la mierda nuestra intención de recuperarnos. Para ser honesta, estoy siendo muy prudente con los deseos enfermizos que azotan mi carne.

—¡Muñeca, tu teléfono! — Me volteo antes de abrir mi Toyota, y a lo lejos distingo la figura fornida y trabajada de mi compañero de baile, mientras este corre hasta alcanzarme  —. Ya lo olvidabas — No me había dado cuenta que iba tan enfrascada en mis locos pensamientos, cuando dejé el estúpido aparato encima de la mesa donde estaba el agua de tomar, y salí como alma que lleva el diablo.

Harry me sonríe como si no hubiese pasado nada y yo le correspondo el gesto en agradecimiento. De alguna forma u otra, este hombre se ha vuelto especial para mí, y sé que algo debe estar pasándole como para que ande con ese humor de perros, cuando él es todo amor y coquetería personificada.

Save Him ® Secretos #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora