Save Him ® Secretos #1

40. |Decisiones inevitables|

Nota de autora al final.

Capítulo 40

Decisiones inevitables

10 de Julio

*Stone Cold- Demi Lovato*

Decir que estoy mal, sería un eufemismo. Me siento fatal. Mi corazón está hecho trizas, pedazos..., está completamente inservible. Y es que no se puede evitar que la razón se pierda y que los sentimientos gobiernen cuando se trata de la familia que no conocí y del hombre que ahora, después de tanto me atrevo a reconocer, me tiene enamorada.

Mis lágrimas son un constante recordatorio de lo que sucedió anoche y cómo, lo que una vez me había hecho reír, se ha convirtido en un lacerante calvario que destruye mi alma. Aún puedo evocar la mirada perdida y suplicante del chico de ojos grises cuando le pedí que se marchara y me dejara sola. Me devastó verlo de esa forma, sin embargo, no podía aguantar cada bala que salía de sus labios al mencionar a mi gemela, al hablar tan apasionado sobre lo que tuvieron... Al pensar que se acercó, porque la vio reflejada en mí... Y arde, quema... Me destruye el simple hecho de pensar en esa suposición.

No sé cómo voy a lidiar el verlo todos los días, no voy a renunciar, no puedo. No seré una carga para mi abuela ni mucho menos para mis padres, así que esa posibilidad queda descartada. Lo único que me queda es torturarme a cada minuto con el dulce recuerdo de sus labios sobre los míos  y el amargo sabor de que el hombre que ahora domina mis emociones, es el mismo que años atrás también estuvo con mi hermana.

Oh, que jodida es mi vida.

—Chèri, alguien te busca. —Elise entra en mi habitación y me da un beso en la cabeza. Ella sabe toda la verdad, no pude contenerme en decírselo, necesitaba desahogarme con alguien y mis padres no eran una opción. Recuerdo sus palabras taladrando mi mente a cada segundo:

Es difícil decierte algo que te consuele en este mismo instante... No obstante, los años y unas cuántas experiencias me han enseñado que cuando más oscura se encuentra la noche, es cuando más cerca está de amanecer. Duele lo que te está pasando, sin embargo, no tomes decisiones apresuradas. Recuerda: pasado pisado. No dejes que esas cosas arruinen tu felicidad.

Es muy fácil decirlo, pero llevarlo a cabo no lo es tanto. Elise no tiene la capacidad de sentir la culpa carcomiéndola por dentro, ella no sabe lo que yo estoy pasando y la agonía en la que se está envolviendo mi existencia.

—¿Quién? Son las diez de la mañana —inquiero con el ceño fruncido, intentando despejar el mar de incertidumbre y dolor que acarrea el prestarle un segundo a ese tema. Me paro del cómodo sillón que está cerca del ventanal y seco las evidencias húmedas de mi rostro. Elise me lanza una rápida mirada y responde en un tono cantarín.

—Es tu jefe.

Mis cejas se alzan con asombro y mi boca se tuerce en una mueca, ¿qué se supone que hace aquí? Aún no he hecho nada malo... Creo.