Save Him ® Secretos #1

47. |Incondicional II|

Capítulo 47

Incondicional II

10 de Febrero, 2016

Intento respirar hondo y calmar todo el dolor que mi corazón está sintiendo justo en este momento. Creo que mi cara debe de estar roja y una que otra lágrima se ha escapado y me ha dejado en evidencia.

Él...

Ni siquiera puedo decirlo.

Me quema, esto me está destruyendo porque nunca en mi vida esperé que él hubiese sido sometido a semejante tortura.

—Desde los nueve años mi inocencia fue robada por ese malnacido que tenía como padrastro. Mi madre... Ella lo supo cuando ya era demasiado tarde, cuando estaba hecho una mierda por dentro, cuando, con apenas doce años, tenía deseos de morir y dejar de sufrir una y otra vez por ese hijo de puta —. La mirada de mi cantante luce perdida en algún punto de la habitación y su mandíbula está totalmente rígida. Estoy haciendo grandes esfuerzos por no ponerme a llorar como una tonta sentimental en la esquina de mi cama, sin embargo, me está resultando muy difícil cuando gotas saladas se esparcen sobre el rostro de Adrien y él las desaparece con una furia contenida que asustaría a cualquiera —. Fui sometido a esa porquería durante tres años, nadie se había dado cuenta... Y cuando una vecina comenzó a sospechar... Hizo lo que mi supuesta madre debió hacer, pero que la cobardía no la dejó. Ella me lo preguntó... Y yo, con sollozos entrecortados, lo negué; pero tan astuta como era... No me creyó, así que cuando ese monstruo vino a intentar desgarrarme una vez más,  lo descubrió, y ni siquiera se lo dijo a Janelle, fue directamente a la policía y lo denunció.

Permanece en silencio por varios minutos y en cada uno de ellos, mi pecho se agita más y más. Ni siquiera quiero pensar en cómo alguien puede ser capaz de hacerle eso a un niño de nueve años. Que jodido se debe de estar para tener semejante podredumbre en la cabeza.

—¿Qué pasó luego? — me atrevo a preguntar con un nudo en la garganta.

Sus lagunas grisáceas y plagadas de sufrimiento y melancolía me enfocan, y todo mi mundo se desmorona. Adrien suelta una risa seca y se encorva encima del colchón. Parece un chiquitín lastimado y asustado, tengo miedo de tocarlo y no saber cómo pueda reaccionar.

—Las cosas se pusieron feas. Mamá estaba en pánico y muy impresionada. Todo el barrio supo lo que le pasó al escuincle que vivía cantando en las esquinas de las calles. En ese momento entendieron el porqué de mis silencios, mi depresión, mi falta de ánimo, mis constantes pesadillas... Ahí las sombras se dispersaron.

"Comencé a islarme aún más, no soportaba que nadie me tocara, ni siquiera Janelle; yo me encargué de alejarlos a todos.

Cuando dice esto, su muralla se cae y temblores azotan su fornido cuerpo. Mi alma se encoge y me obligo a avanzar para demostrarle mi apoyo, no importa si me rechaza, yo solo quiero que él sepa que estoy aquí.

En cuanto me muevo y lo toco, mi castaño eleva su cabeza y su nariz choca con la mía. Su expresión torturada y cargada de pánico será algo que jamás podré olvidar. Mis manos se van a su cuello y lo rodeo con todas mis fuerzas. Él, sin perder tiempo, me devuelve el abrazo y esconde su semblante en mi cuello. Sus lágrimas mojan mi camiseta y el calvario que está aniquilando mis entrañas... No se lo deseo a nadie.

—A ese idiota se lo llevaron a la comisaría, y cuando me interrogaron... Yo no quería confesar nada, tuvieron que permanecer alrededor de una semana para sacarme algo y asegurarme que ese hombre no saldría ni podría hacerme daño. Cuando Janelle escuchó todo lo que dije... Entró en negación y después... En depresión. Se culpaba de lo que me había sucedido, y para ser honestos, yo también. Llegó un punto donde comencé a odiarla —susurra en voz baja y me aprieta hacia él. Mis dedos acarician su cuero cabelludo mientras trato de calmarlo, y al mismo tiempo, hacerlo conmigo.