1. |Un día peculiar|

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Capítulo 1

Un día peculiar

22 de Marzo

Con un bostezo de cansancio, entro a la pequeña ducha y me doy un baño rápido. Ya son cerca de las seis de la tarde y debo prepararme para ir a mi nuevo trabajo. Paul me avisó que fuera lista, ya que hoy es mi primer espectáculo en el escenario. Estoy emocionada, eso no lo niego. He estado ensayando desde hace una semana y puedo decir a ciencia cierta, que el baile siempre será lo mío. Lo disfruto tanto, que estoy segura de que no cambiaría nada por ello. Tengo la rara costumbre de compararlo con una montaña rusa, pues en él hay momentos de felicidad extrema, y otros de terror, pero sé que al final todo valdrá la pena.

Suspiro complacida, estoy tranquila. Tengo varias coreografías montadas con las chicas que están bajo mi mando, así que no me preocupa que hagamos el ridículo. Saldrá bien.

Termino de vestirme y voy directo al tocador, saco un par de accesorios y al final, comienzo a darle un poco de vida a mi cara. Maquillo mis párpados con un azul oscuro y finalizo con una capa de brillo labial. Observo el reflejo que brilla en el espejo y asiento con aprobación. No soy tan fea. De acuerdo, no tengo cuerpo de modelo, pero me siento conforme conmigo misma, hay que amarse tal y como una es.

No diré que soy una chica que duda de sí misma, porque para ser honestos no soy así. Amo mi tez caramelo, junto a mis ojos almendrados y mis labios carnosos y rellenos. No fui dotada con gran delantera como esas modelos de revistas, mas bien soy normal, sin embargo... Mi trasero, bueno, de eso puedo alardear.

Gracias mamá por dejarme heredar tus genes.

Ya lista y con el bolso cerca, rocío unas gotas de perfume y unto crema en mis manos. Tomo mis cosas y me dirijo hacia la puerta principal. Agradezco que Liam no esté aquí. Adoro a mi novio, claro que sí, pero cuando le da por meterse con mi trabajo, es como un grano en el trasero, no me deja en paz. Soy de las que digo que todo el mundo aspira a algo de libertad, a luchar por lo que quiere, a contar con el apoyo incondicional de un ser querido...y es lamentable que yo no goce de nada de eso. Liam no soporta lo que hago y eso es una constante piedra en nuestra relación.

Cuando logro salir del edificio donde está nuestro apartamento, por no decir sólo el de Fuller; la gente comienza a mirarme sin poder disimular su incomodidad. Obviamente solo son las del sexo femenino, porque los hombres están más que encantados. Bufo fastidiada y con toda la dignidad posible, le saco el dedo medio a un tipo que no deja de fantasear con mi trasero. Odio a esos hombres que no pueden controlar la mirada de depredador que les domina cuando observan a una chica joven en algún tipo de prenda. Creen que la mujer es como una presa y que puede ser cazada en cualquier momento; algo con lo que voy en desacuerdo.

Pido un taxi en la transitada avenida y me subo en un dos por tres. El bar está un poco lejos, e irse a esta hora, con lo peligroso que resulta ser, como que no me cuadra. Le indico hacia donde quiero ir y en unos diez minutos, aparcamos justo en frente.

La emoción que tengo en este instante no la comparo con nada. Es magnífico. Es tocar el cielo con cada paso.

Al entrar al bar, todos los empleados me escanean de arriba abajo sin poder disimular su asombro y uno que otro, silba en mi dirección. El rubor colorea mis mejillas y la incomodidad me hace un nudo en el estómago. Como lo he dicho antes, creen que somos un objeto de puro placer y no una rosa a la que hay que cuidar y mimar. Para mi buena suerte, Paul no tarda en salir de su oficina para recibirme con una radiante sonrisa.

—Hola preciosa, me alegro que llegaras a tiempo. —Me río junto a mi nuevo jefe —. Espero que estés preparada. Hoy es el gran día y debes impresionar.

Save Him ® Secretos #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora