8. |Salvación Inmerecida|

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Capítulo 8

*Adrien en multimedia*

Salvación Inmerecida

29 de Marzo

Llego a la casa y abro la puerta. Estoy exhausta, el gimnasio consume bastante y que mi entrenador viniera con las pilas nuevas, dispuesto a sacarme la última gota de energía, no ayuda mucho.

Mis pies duelen como el infierno, y sé con certeza, que si no tomo una ducha en este mismo instante, es posible que muera de calor. La temperatura está alta y digamos que mi apartamento no es el más fresco que exista.

Retiro la ropa que se adhiere tal chicle pegajoso y envuelvo mi pelo en un moño desordenado. Liam ha dicho que hoy le toca trabajar hasta tarde, ya que Rodrigo tuvo que viajar por un imprevisto en su otro restaurante, algo sobre el administrador tomando lo que no es suyo, según me informó.

Podríamos decir que ese hombre no carece de absolutamente nada. Tiene una novia que es parte de las modelos de Victoria Secrets y además de eso, una cadena de Restaurantes en todo Francia, las cuales se caracterizan por ser muy famosas y con una comida digna de los dioses. Una vez fui, y quedé encantada con el trato y servicio.

Sacudo mi cabeza del recordatorio tan magnífico que me llega a la cabeza después que saliéramos de allá y decido entrar a la ducha. Ruedo la llave del grifo y dejo que el agua me refresque, tal lluvia en un día caluroso. Restriego y después de enjuagar como es debido, salgo.

Hoy jueves, tengo trabajo y como Adrien irá, sé que me corresponde bailar una de sus canciones. Con sólo pensarlo, un estremecimiento se apodera de mí. No quiero verlo, el día de ayer fue uno de los mejores que tuve, pues no estaba siendo acosada por un loco que me odia sin ningún motivo y además, al no ser fin de semana, los clientes no estaban de quisquillosos.

Presiento que a pesar de haberle dicho a Paul acerca de que no quería al Le Brun en mi camino, él desobedecerá y vendrá aunque sea, a molestarme. Creo que lo disfruta y llegar a esa conclusión, me pone sumamente incómoda.

No obstante, mi yo masoquista desea saber cómo se encuentra después de tantos golpes. Mi novio no se quedó inmune a su enojo, pero quien se llevó la peor parte, fue él. Fuller, cuando era más joven, practicaba boxeo y a eso agreguémosle, era amante del karate.

Así que no me sorprendería ver lo lastimado que está. En realidad, la noche de la pelea, no reparé mucho en Adrien. Mi atención estaba en otro lado, procurando que no matase a alguien y tratando de que algún inservible espectador, me ayudara a separarlos.

Todavía experimento la furia recorrerme, al recordar cómo todos se quedaron parados sin hacer nada, mientras ellos se golpeaban a morir. Fue desastroso.

Estoy consciente que mi reacción no fue la mejor, sin embargo deben de entenderme. En Inglaterra nunca viví algo parecido. Mi familia era muy pacífica, nos llevamos bien y por mi barrio, la gente era puro amor. Nos tratábamos como hermanos de crianza, pues desde que tenía uso de razón, habíamos estado viviendo allá.

Jancarlos, mi primo, me visitaba mucho. Al ser hija única, según mis progenitores, no tenía a nadie con quién divertirme. La mayoría de mis tardes me la pasaba jugando con mis muñecas o frente a un espejo, bailando al ritmo de la música que sonaba en el televisor. Amaba hacerlo.

Cada vez que iba, la pasábamos de maravilla. Con diez años y él con doce, éramos unos chiquillos explosivos. Mamá pasaba la mayor parte del tiempo, quejándose de nuestras travesuras.

Save Him ® Secretos #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora