36. |Fuego y chispas|

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Capítulo 36

Fuego y chispas

1 de Julio

— ¡Madison! ¡¿Dónde estás?!

Podría matar a Alex en este momento, las ganas no me faltan, pero no quiero ir a la cárcel. Siento que mis mejillas arden con solo recordar lo que estuvo a punto de pasar hace unos minutos. Joder, todo mi cuerpo está en llamas.

—Creo es hora de irme —Adrien me saca de mi ensoñación y asiento de acuerdo con él. Nos paramos al mismo tiempo y antes de que pueda decir otra palabra, me acerco a su rostro y planto un beso sobre su mejilla. El cantante me mira sorprendido y con sus lagunas devorando todo mi ser.

— ¡Madison! —ése es Alex.

—-Hasta luego —murmuro cerca de su oído y escucho como aspira aire con fuerza. Sonrío complacida y me retiro. Camino al frente, lo más rápido que puedo, pues no quiero que el barman nos descubra, y llego hasta donde él está voceando mi nombre. Ugh, eres un inoportuno White.

— ¡Ya, estoy aquí! —llamo su atención y él se gira hacia mí. En seguida algo capta mi atención y me hace correr hasta su encuentro. Alex está rojo, muy rojo y su respiración es errática. Las venas de su cuello se marcan de manera increíble y sus manos se cierran formando puños —. ¿Qué sucedió? —cuestiono preocupada. Mi amigo niega y me indica que me suba al auto. No hago preguntas, no insisto, solo lo dejo ser. Estoy sospechando lo peor y no, no me gusta nada.

De camino, el silencio es nuestra principal compañía y la angustia que arrasa mi mente, también. No paro de repiquetear mis dedos sobre el tablero y anhelar llegar lo más pronto posible a casa. Los minutos parecen correr lentamente cuando mi amigo se aparca una esquina antes del apartamento de Elise y su muralla de autocontrol se va al demonio. Alexander se desploma.

Una lágrima cae sobre su rostro y luego otra, otra y otra más... Mojando así su hermosa camisa negra. Sostiene el volante con bastante rabia y sus pozos almendrados se rebosan de dolor. Mi pecho se comprime y una ola de rabia se expande por mi cuerpo.

—Marie... Joder. Ella se irá a vivir con él, se irá con Paul, maldición. Pensé que ese beso había causado algo por las miradas que nos lanzábamos en el Bar, por su nerviosismo cada vez que me acercaba..., por su actitud al oír lo que Dominic dijo; pero me equivoqué, todo fue una estúpida ilusión. Esa rubia se encargó de restregarme en mi propia cara que amaba a Leblanc y que se mudarían juntos, que eso no había significado nada, que era un desliz en nuestra amistad. —Restriega su cabello con impotencia y otro raudal de lágrimas caen sobre su rostro —. Lo peor de todo es que lo hizo con una sonrisa, como si no importara, ¡como si estuviéramos hablando del maldito tiempo, joder! En ningún momento le confesé que la amaba, fue lo mejor que hice porque ver su entusiasmo al hablar de esa mierda, me destruyó, me aniquiló. ¿Qué se supone que haga ahora? ¿Cómo enfrento esto? ¡Me duele el puto corazón! —grita acongojado y estampa su puño contra el guía del auto. Me sobresalto, pero no lo doy a demostrar. Alex nunca había dicho tantas malas palabras juntas, es más, este hombre tiene un vocabulario demasiado pulcro, se retrae mucho, por lo que esto me permite tener una idea, o al menos medir el grado de su desesperación. Me lastima verlo de esa manera, odio el hecho de que esté siendo infeliz por una chica qué, a pesar de que es mi amiga y es una persona estupenda, quiere a otro y no sabe de lo que se está perdiendo.

—Dios mío... Yo, yo ni siquiera sé que decirte —murmuro triste y con un horrible nudo en el estómago.

—No tienes que decirme nada. Yo... debo de seguir adelante y olvidarme de ella. Sé que es lo correcto... Pero ¡Cristo! Hay una parte de mí que se niega a hacerlo.

Save Him ® Secretos #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora