Solo observaba a dos chicos tirados en el suelo, uno de ellos encima del otro.
El de arriba eras tú.
Lo habías separado de mí y no parabas de golpearlo.
Después me di cuenta de los otros dos chicos, que intentaban separarte de él.
Erika, luego, volvió a acaparar mi campo de vista y preguntó de nuevo.
— Oye, escúchame chica, por favor, ¿estás bien?
Y yo por fin asentí, dejando que mi llanto saliera con más fuerza y que el dolor en mi pecho y las enormes ganas de vomitar cesaran.
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Un Último Recuerdo
Short StoryTodo fue tan rápido e intenso que algunas veces un lado de mi mente se preguntó si eso pasó en verdad. En cambio, el otro lado repitió con intensidad aquel dicho que un día alguien dijo sabiamente: Lo que rápido y fácil viene rápido y fá...