Sixty eight

43 9 2
                                    

Luego de abrazarte y llorar contigo, fue mi turno de contar mi historia.

Yo vivía con mis padres, y de pequeña quise mucho a mi madre, en serio, pero mi padre siempre fue especial.

Te conté cómo era nuestra relación y lo apegada que era a él. También te dije cómo, cuando tenía solo once años, tuvo un accidente y quedó en coma.

Fue mi destrucción.

Y con el tiempo, todo empeoró.

A los 16 empecé a trabajar en una tienda de música en la que la dueña era una vecina que vivía al frente de mi casa, la señora Anne, y hasta entonces no me había ido.

Te narré como fue que por ella terminé el instituto y la preparatoria porque era quién me animaba.

Mi madre, en cambio, a pesar de no haber sido muy cariñosa, con los años se volvió más seca y cortante. Se alejó de mi y solo vivíamos juntas, pero no nos conocíamos. Ayudaba a pagar las cuentas y el hospital en donde papá estuvo durante mucho tiempo, pero nada más.

Supiste cómo con el tiempo también empecé a cambiar y a tomar malas decisiones y malos amigos, menos una. Caroline, una chica que no paró de hablarme incluso al salir del instituto, era la mejor y la única. Yo la quería mucho y siempre me aconsejaba que siguiera adelante y tratara de alejarme de las personas malas... hasta el día en que yo te conocí fue que por fin le hice caso a sus palabras.

Solo que hubo un detalle, ella era una de las más inteligentes de mi salón y al salir, no tuvo problemas para entrar a la universidad.

Y se fué.

Y me quedé sola.

Un Último Recuerdo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora