Fifty four

48 10 7
                                    

Todo funcionó... hasta que salimos del negocio.

Lo poco que había olvidado me golpeó de frente y con fuerza.

Las ganas de llorar volvieron a mi y no pude evitar soltar un pequeño gemido lastimero.

Tu me miraste de inmediato y levantaste mi rostro hasta que pudiste hacer que te observara.

Me diste un pequeña sonrisa de lado y tomaste con tu otra mano una de las mías para depositar un tímido beso en el dorso.

— Somos unos completos desconocidos, lo sé. Y puedo ser un psicópata que puede estar engañándote esperando a que caigas para hacer un desastre contigo, también lo sé... Aunque, creo que no debí decirlo así, solo... Yo, la verdad... M-me gustaría dejar de ser un completo extraño y demostrarte que no soy un lunático que te hará daño en cualquier momento. He notado que estás mal aunque no sepa por qué y quiero ayudarte.

Esperaste un momento hasta decir lo último de ese discurso que para nada había imaginado que dirías.

— ¿Podrías permitirme acercarme a ti, dejar de ser un extraño, asegurarte que no estoy mal de la cabeza y ayudarte a borrar esa tristeza que cubre totalmente tu rostro? Por favor.

Creo que en ese momento, a pesar de lo extraño que era, mi corazón estuvo a punto de sufrir un colapso. Te habías mostrado tan dulce, tierno, atento y tímido...

— ¿P-por qué haces y dices todo esto? No me he planteado lo suficiente la idea de que seas un psicópata, para que te tranquilices. Aún así no entiendo tu cercanía, ni por qué me ayudaste aquella vez, ni esta vez. ¿Por qué quieres acercarte?

Tu respuesta fue el final del inicio de nuestra historia y el comienzo de la etapa intermedia, donde nos conoceríamos y verificaríamos a qué nos llevaría todo eso.

Un Último Recuerdo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora