Sixty six

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Lo descubriste un día que volvías de la preparatoria tarde.

Lo escuchaste y al encontrarlo tomando a tu mamá por su cabellera lo primero que hiciste fue agarrarlo y golpearlo, ¿cómo podía ser tan poco hombre para atreverse a maltratar a tu madre y su esposa?

No lo perdonaste, ni lo harías jamás, de eso estaba segura. Yo tampoco, creéme. Aunque no lo conocí supe que era de esos hombres que odiaba y no merecían perdón.

Esa noche huyeron, con el dinero que tu madre había estado preparando para una situación como aquella y algo que llevabas ahorrando también para un auto nuevo, se fueron seguros de que podrían sobrevivir buen tiempo con esa ayuda y lucharían por conseguir sus cosas por esfuerzo propio.

Me contaste los planes que tenías. Trabajarías algún tiempo y te esforzarías por terminar tus estudios. Ayudarías a tu madre y olvidarian todo ese episodio.

Pero no contaban con que, al obligarla a hacerse una revisión, los resultados soltaran que tu madre tenía un tumor maligno en su ceno izquierdo.

Cáncer de mama, para que se entendiera mejor.

Pediste explicación, pediste por Dios que los golpes de tu padre no lo hubiesen causado porque jurarías matarlo.

Los doctores trataron de asegurarlo. Según ellos aún no se descubria que los golpes lo provocaran, pero de no haber pasado y no haber hecho ese chequeo todo podría haber sido siempre peor.

Qué horrible, ¿no?

Decir que todo aquello pudiese ser peor cuando ya habían salido de una especie de infierno...

Al parecer, para entrar en otro.

Un Último Recuerdo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora