Te me acercaste cuando tu respiración se niveló lo suficiente y me preguntaste si me había logrado hacer daño.
Tu desesperación, claro está, no se hizo de esperar luego de no responderte las primeras dos veces.
No debías culparme, sinceramente, no era mi culpa que pudiese observar tan bien esos ojos tan lindos que tenías y que me perdían siempre que se los proponían.
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Un Último Recuerdo
Short StoryTodo fue tan rápido e intenso que algunas veces un lado de mi mente se preguntó si eso pasó en verdad. En cambio, el otro lado repitió con intensidad aquel dicho que un día alguien dijo sabiamente: Lo que rápido y fácil viene rápido y fá...