Twelve

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Te me acercaste cuando tu respiración se niveló lo suficiente y me preguntaste si me había logrado hacer daño.

Tu desesperación, claro está, no se hizo de esperar luego de no responderte las primeras dos veces.

No debías culparme, sinceramente, no era mi culpa que pudiese observar tan bien esos ojos tan lindos que tenías y que me perdían siempre que se los proponían.

Un Último Recuerdo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora