-Mente ella no, no responde... Si, ya intente todo... No aún eso no, ¡Pero hasta incluso sangra y no pasa nada!... Puede ser letal... ¿Y si la perdemos? Hasta donde sé, usted la necesita... No ella no lo querrá... Mente ella- La línea se cortó del otro lado.
-¡Mierda!- Tiro todo lo que poseía el escritorio y pateo la silla, con un solo golpe la llevo al suelo. Quería más, necesitaba algo más que golpear. Cerró su puño y se acercó a un espejo de pared, al mirarse lo rompió.
No le gustaban los espejos, no le gustaba reflejarse en ellos, no le gustaba admirarse, no le veia la gracia. No recordaba si en algún momento de su vida le había agradado verse, observar sus rasgos faciales. Incluso ni recordaba si poseía pecas en su piel. Al romper el espejo, su mano sangro, con la derecha, la sujeto, la mano herida tenia vidrios incrustados pero él no parecía darle importancia a ese detalle. Se aproximó al escritorio y del tercer cajón retiro unas vendas, dentro de este tenía otras, ya usadas y manchadas de sangre.
-¿Te ayudo?
Se giró extrañado y observo que Ela se había despertado. Llevaba más de una semana sin despertar y este se vio obligado a hacerle daño, pero no surgía lo que quería. Que despertase.
-Despertaste.
-No duelen- Ella se tocó una herida vendada que tenía en su hombro.
-Imposible, te la hice hace veinte minutos.
No únicamente tenía ese vendaje, además tenía en su antebrazo un pequeño rajuño, heridas poco profundas en sus piernas, todo vendado sin dejar ver el contenido. Sólo una no estaba tapada, un tajo en su mejilla izquierda.
-¿Por qué estas lastimado?- Su vos se oía débil.
-Yo... nada... un pequeño accidente.
-Yo puedo vendarte si quieres.
-Se cómo se hace Ela, acaso no ves ¿Quién crees que te vendo?- Le señalo una de sus heridas.
-Yo sólo quería servir en algo por un momento- Bajo la mirada, sus manos se encontraban heladas – ¿Por qué?
-Él te requiere y yo le obedezco, así de simple- Levanto la silla, se sentó en esta, retiro los vidrios sin más, sin mostrar señal de dolor ni nada por el estilo, retiro una pequeña botella del mismo cajón en la que se leía "Alcohol" y se echó una gran cantidad, luego de esto se vendo.
-¿Duele?
-Esa es la única ventaja de este maldito de trabajar aquí, ya no sé si duele o no. Como si viviera con una anestesia, ya no recuerdo la sensación de dolor.
-Quiero volver, salir de aquí. Dime que quiere y lo hare, pero no aguanto más esta oscuridad, como si me abrazara y me hace imposible mi campo visual.
-Todavía no, debes aprender algunas cosas y para eso estoy aquí, para saber si no te escaparas si te abro la puerta, o me querrás pegar, lo que comprendería.
-No veo motivo alguno de hacerlo.
-Yo hice tus heridas, tienes motivos, yo te tengo encerrada, tienes motivos.
-Tú me alejaste de la persona a quien amo, si tengo motivos, pero esa es mi diferencia.
La miro con rostro intrigado -¿Diferencia?
-Yo no me rebajo a la misma miseria que tú. Eso, eso es mucho peor, volverás a sentir el maldito dolor.
-¿Miseria dices? Yo tuve suerte, por lo menos sigo aquí, pero tú. Tú. –La señalo con la botella. - No tendrás tanta suerte si sigues así.
-¿Acaso me mataran? No creo, esa cosa, ese espécimen, eso que ni tiene las agallas de venir hacia aquí y te deja el trabajo sucio a ti. Eso. Me necesita para algo que no tengo ni la más mínima idea. Vine aquí y me llaman rebelde, especial y otras malditas estupideces, así que me requieren y si tú me dañas más y más y yo no quiero ayudar, pues sácame de esta maldita línea entre las esferas y ya.
-¿Qué acabas de decir?
-Lo que escuchaste, no puedes matarte.
-No eso, no, lo último ¿De dónde sacaste eso?- Se paró y golpeo la puerta. Ela se alejó arrastrándose hasta ocultarse entre las sombras de la habitación - ¡Dime de dónde sacaste eso!
Nada, no respondía.
-¡Que me digas carajo!
-¡Basta ya, no debo estar aquí ni un minuto más!
El espero entre más gritos y Ela cayo, no daba ni una señal de vida. Se impacientó, abrió la puerta de la sala y la encontró desvanecida ¿Era casualidad que justo en ese momento se haya desmayado? Le tomo el pulso y estaba estable, pero al tocarle la frente, noto que volaba de fiebre. La reposo en la cama de la habitación y cerró la puerta. Se aproximó al teléfono y marco un número.
-Disculpe las molestias señor, pero esto es algo grave... Vera usted, ella se despertó de repente y comenzó a hablar... Bueno dijo que la necesitábamos viva y que yo no podría matarle y menciono algo... No sé como pero sabe que nos encontramos entre la línea de las dos esferas y eso nunca se lo eh mencionado... No es imposible que me haya escuchado decir eso, nunca lo mencionó... Pero señor es algo confidencial y sin embargo lo sabe... De repente se desmayó cuando le pregunte de donde lo sabía, esta con mucha fiebre, antes no había tenido... Está bien Mente, esperare y le avisare de algún cambio.- Colgó y se aproximó a la cocina donde se preparó un café.
Mientras tanto, Ela si había escapado.
Abrió los ojos en una sala blanca, tenía suero en su brazo derecho, se encontraba acostada en una camilla. El techo era muy blanco y debido a que poseía un respirador, se le hacía difícil girar su cabeza. El humo que largaba este, le hacía llorar los ojos. Miro hacia su derecha y encontró a Owen dormido en una silla al lado de la camilla. Trato de hablar pero la voz no le salía de su boca, estiro su mano para rozarle y no alcanzaba. Al lado de la camilla había unos aparatos en que mostraban sus pulsaciones y estado. A su izquierda una ventana que daba al pasillo, con la persiana baja y una puerta marrón en la que se veia el número 23. Recordó la importancia de ese número con respecto a ella y Owen y se le dibujo una sonrisa. Volvió su mirada hacia él y con todas sus fuerzas intento hablar.
-Owen- Esta palabra fue tan débil y pausada, que no creía que se despertara y así fue, lo intento otra vez –Owen.
Este abrió los ojos de apoco extrañado y al verla despierta, llamó inmediatamente a un doctor. Le tomo la mano y dijo –Despertaste Ela, yo sabía que podías lograrlo.
-¿Qué...?
-No hables, está débil, te caíste inconsciente y golpeaste tu cabeza contra la pared.
Esta asintió. Un doctor entro a la sala.
-Todo está bien Ela, es algo muy bueno que hayas despertado.
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No real
Science FictionEla comienza a sentir sucesos extraños. Todos los días ella cae desmayada en un profundo sueño exactamente a la una, nunca logra dormir como cualquier otra persona, porque ella viaja a otra dimención denominada "vida dos".