Capítulo 25: Sonreír, ante todo

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Ian ayudo a Tracy a levantarse del suelo, se quedó tan cerca del ella cuando estuvo de pie, que sentían como chocaba contra su piel la respiración tibia de esta. –Tengo que hablar con Cora- Sus ojos no podían apartarse de sus labios –Tengo una idea-Dijo fijando sus ojos avellana en los almendrados de ella –Tengo que convencer a Cora- Se fue corriendo hacia el pasillo y a lo lejos, mientras su voz descendía de magnitud -¡Sera genial!

-Oh, Okay- Tracy se dirigió hacia el calabozo, estaba de vigilancia.

Unos segundos después, Ian logro alcanzar a Cora en la salida de su despacho, estaba muy exaltado y apenas podía dar una palabra que se entendía.

-Cora, tenemos que hacer algo, por favor- Daba pequeños saltos mientras hablaba. –

-¿Cómo estas Ian? Lamento lo de ahí adentro.

-No pasa nada, estoy bien, pero debemos hacer algo antes de ir al mundo de los sueños, por favor-

-Ian no tenemos tiempo para estupideces, se nos acaba todo.

-Pero Cora lo venimos desplazando cada día más-

-Lo se Ian, lo siento, estabas muy entusiasmado con el tema, pero estos últimos días han sido difíciles para todos, no hay aire de tranquilidad, no podemos salir por eso malditos cacharros voladores ¡Es una jodida mierda y yo!- Cora se quedó callada.

-Shh, - Ian la abrazo -Estas haciendo todo bien, yo sé que él no está muerto, habrá un forma de poder traerlo.

-Sí, bueno, no creo que sea así la verdad, pero aprecio tus ganas de hacernos reír y sentirnos bien Ian- Unos ruidos se escucharon desde arriba, desde la tierra –Volvieron Ian, esos bastardos volvieron.

-No, solo están lanzando otra vez disparos, tenemos que despertar a Owen y Ela y para el tiempo por una semana, hacer de esa semana la mejor de nuestras vidas.

-Ian no podemos hacer eso, tenemos que derrotar a mentita de una buena vez, yo ya no aguanto vivir así.

-¡Dios es que no lo entiendes! No sabemos si cuando derrotemos a mentita y volvamos a nuestras vidas normales, es que ¡No sé si les volveré a ver!

Cora estuvo pensando lo que acababa de decir, era verdad, -Ian, entiendo tus miedos pero de todas maneras tenemos que hacerlo.

-Pero por eso mismo- Levanto los brazos -¡Solo pido una maldita!- Señalo con su dedo índice -¡Una jodida semana! Antes de volver a mi mierda de vida. Tú no entiendes, yo no tengo una buena vida allá. Estoy solo, no tengo a nadie, dormir es mi escapación y es mucho más divertido y veo que me necesitan aquí que en la estúpida realidad, es más esta es mi realidad, si pudiera quedarme aquí lo haría, la elegiría sin más.

-Ian tu vida no debe ser tan mala- Puso sus manos sobre cada hombro de él, le miró fijamente –Buscare la manera de poder comunicarnos, tranquilo.

-¡Es una mierda! Mi madre se fue cuando tenía 11 años, nos dejó a mí y a mi padre. Mi infancia se jodió desde ese día, tuve que pasar de ser un niño a un adulto así de rápido – chasqueo – Mi padre luego cayó en la depresión y se hiso alcohólico, yo me convertí en su padre, se supone que los padres cuidan de los hijos, no al revés. Le escondo las botellas, pero siempre aparece con una en la mano, oh me llama desde abajo del departamento diciendo que le ayude a subir porque no tiene fuerzas ¡Es un infierno!

-Ian, todos tenemos nuestras vidas feas, ¿Crees que a mí no me gusta poder caminar y correr como lo hago ahora?

Ian la miro perplejo -¿Cómo dices?

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